Disonancias y contradicciones

Publicado el 07 junio 2024 por ArÍstides

ALGO LE HABRÉ HECHO AL HECHO

Nos suele ocurrir. Decimos: son cosas que pasan; así, en genérico. Nos proponemos llevar una vida sana y realizar deporte; y zas, ese mismo día le damos a esas patatas fritas llenas de sal y de colesterol. Fumamos como unos descosidos porque nos gusta. Sin embargo, conocemos que el uso del tabaco puede producir cáncer de pulmón y que nos podemos morir, pero nos decimos: "también te puede atropellar un coche o caer una maceta de un balcón en la cabeza". Nos volvemos a decir que no se puede ser consecuente con todo.

Con la ropa ocurre igual. Sabemos que detrás de esa ropa barata y tan cuqui, en muchas ocasiones en la trastienda, se oculta contaminación y explotación laboral. Son contradicciones con las que hay vivir; nosotros no vamos a cambiar el mundo, pensamos. Los hay que protestan contra el maltrato animal y lo hacen con vehemencia; pero luego los comen y no tienen en cuenta cómo ha sido la vida de esos animales. Vamos, que fueron criados para el disfrute gastronómico, razonamos. Algúnos sicólogos lo llaman "la paradoja de la carne".

Son algunos ejemplos en los que la crítica se lleva a lo personal porque el que fallaste eres tú. En lugar de admitir el error y la evidencia, se genera la disputa en forma de una creencia que está siendo atacada. Hay entendidos que lo llaman Disonancia Cognitiva y es algo que no es baladí, porque la razón no puede contra unos hechos que ligan nuestra identidad a la forma de proceder.

Ocurre en la política cuando nos parece bien todo lo que diga o haga el líder. Nuestro ser y nuestras creencias se atrincheran y no nos importa la radicalización. Es un proceso mental que nos sucede a todos y que sólo tiene un solución: el diálogo y el considerar como razonable la equivocación. Ser conscientes de cómo funciona la Disonancia Cognitiva es un poder en sí mismo porque, en definitiva, sin el autoengaño sería insoportable.