Durantes mis vacaciones he retomado mi afición por la escritora Julia Navarro con “Dispara, yo ya estoy muerto”
“Dispara, yo ya estoy muerto” fue una de las lecturas que elegí en mis recientes vacaciones de verano para leer en la playa ya que conocía a su autora, Julia Navarro, de otros libros como “La biblia de barro” o “La hermandad de la sábana santa”, obras que leí hace mucho pero que recordaba con cariño. Tras leer esta novela de casi 1000 páginas, puedo asegurar que hasta el momento éste es mi libro preferido de la escritora y que tengo claro que retomaré su obra muy pronto. ¿Por qué? pues porque creo que este libro encierra una novela histórica que cuenta de manera magistral el origen del conflicto palestino, perfectamente enmarcado en todo el convulso escenario histórico durante el cual se desarrolló. Interesante ¿no?
Si sueles seguir mi blog ya sabrás que la literatura histórica es uno de mis géneros predilectos, pero debo confesar que nunca había leído ninguna novela que abordara nada relacionado con Palestina y todo lo ocurrido en este territorio durante el pasado siglo XX. Por eso, me resultó tan llamativa la sinopsis de “Dispara, yo ya estoy muerto” que analiza cómo se fraguó este conflicto desde finales del siglo XIX hasta años después de la creación del estado de Israel en 1948 a través de una serie de personajes ficticios que recrean una vivencia en primera persona y con los que he empatizado brutalmente. El libro comienza cuando Marian, una trabajadora de una ONG, solicita a un anciano judío llamado Ezequiel Zucker que le cuente la vida de su familia, para contrastar su versión de los hechos con lo narrado por la familia Zaid (que se encuentra en el bando árabe). Con el paso de los capítulos, el lector va conociendo la vida de ambas familias desde que Samuel, el padre de Ezequiel, huyó de la rusia zarista para empezar una nueva vida en Palestina y forjar una comunidad compuesta por judíos y árabes dedicada a labrar la tierra, crear una familia y vivir en paz… Pero esta paz nunca llega, porque las disputas de los palestinos por la tierra que pisan no cesarán nunca. Primero para arrebatársela al Imperio otomano, luego para defenderla de los intereses británicos y finalmente para enfrentar a la sociedad judía y árabe por hacerse con esta tierra prometida.
Pero no sólo los conflictos locales agitan la vida de los protagonistas, pues otras atrocidades como las guerras mundiales afectan de una forma u otra a los personajes, sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial, una auténtica pesadilla para el pueblo judío que busca en Jerusalén un destino al que llegar escapando de la barbarie nazi, como culmen de siglos de persecuciones y humillaciones que los judíos llevaban sufriendo, considerados siempre extranjeros en cualquier país. Mientras que el lector va encariñándose con los miembros de estas familias durante 3 generaciones, la historia va tomando forma inexorablemente, pero salta de estar fríamente plasmada en los libros del instituto a convertirse en una palpitante realidad llena de dolor, sufrimiento, odio, esperanza, venganza, injusticia y un sinfín de emociones que se pueden experimentar a través de los protagonistas como pocos libros de este género consiguen. Las vidas de estos personajes te persiguen durante días después de terminar el libro y desvincularse del todo de los protagonistas es difícil (como la propia autora confiesa en la contraportada del libro). La densidad de “Dispara, yo ya estoy muerto” se queda en nada una vez que la historia te atrapa y te hace desear leer sin parar hasta su final con una pequeña sorpresa totalmente inesperada.
En definitiva, “Dispara, yo ya estoy muerto” supone un relato estremecedor que ayuda a comprender este conflicto que perdura en nuestros días, que no es nada sencillo, y el cual merece la pena conocer de la mano de Julia Navarro. Prepárate para un libro muy duro, tanto como puede serlo la historia en la realidad, pero lleno de amor, superación y lucha que recoge, entre otras cosas, la voz de millones de personas que sufrieron más de lo que podemos imaginar y que merecen que nunca caiga en el olvido lo que les pasó. Nada mejor que la literatura y autores como Julia Navarro para este propósito.
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