Distintas estrategias para un mismo fin

Por Davidalvarez
Anemonia sulcata. Un estratega de la r como casi todos los invertebrados marinos
La reproducción es el punto culminante en la vida de todos los organismos. Para ese momento ellos  invierten una gran cantidad de recursos con el único fin de que sus genes pasen a la siguiente generación. Algunos optan por producir muchos descendientes, en ocasiones millones en una sóla estación, y luego se despreocupan de ellos. En ese caso la tasa de mortalidad será muy alta, en ocasiones superior al 99.9%, pero ese 0.01% de descendientes sobrevivirá y conseguirá reproducirse, completando el ciclo. A estos organismos se les llama en ecología "estrategas de la r" y se caracterizan por vivir poco y por tener poblaciones muy variables en el tiempo. Un ejemplo de estos organismos podrían ser las tortugas marinas que ponen miles de huevos aunque solo unas pocas tortuguitas alcanzarán la edad de reproducción. Un caso mucho mas extremo serían algunos invertebrados, como los gusanos marinos, o los corales, que pueden poner millones de huevos planctónicos en unas horas.
Zampullín chico (Tachybaptus ruficollis). Un estratega de la K
Otros organismos optan por la estrategia opuesta, es decir, tienen pocos hijos pero les dedican mucho esfuerzo: los cuidan y los defienden contra los depredadores, arriesgando incluso su propia vida para asegurar la supervivencia de sus descendientes. A estos organismos se les denomina "estrategas de la K" y por regla general tienen ciclos de vida largos y tienen poblaciones constantes y poco variables en el tiempo.
Sapo partero macho. Un estratega de la K dentro dentro de los anfibios
Como suele ocurrir en biología, entre esos dos extremos hay puntos intermedios, pero por regla general podemos afirmar que si hay cuidado parental el número de hijos será menor. Por ejemplo, los anfibios suelen poner cientos o miles de huevos y después de la puesta se olvidan de ellos, siendo las mortalidades muy elevadas. Pero algunas especies de anfibios cuidan las puestas, como ocurre en el sapo partero (Alytes obstetricans) reduciendo de esa forma la mortalidad antes de la eclosión. En ese caso las puestas serán mas reducidas.
Dendrobates pumilo transportando un renacuajo hasta una bromelia.
El caso más extremo de estrategas de la K dentro de los anfibios es el de algunos dendrobátidos tropicales, como el Dendrobates pumilo de los bosques de Costa Rica. Esta pequeña rana de tan sólo un par de centímetros de longitud pone 4 o 5 huevos, cada uno en el pequeño charquito que queda entre las hojas de las bromelias. Desde el momento de la puesta la pareja cuidará de ellos, alimentará a los renacuajos con huevos no fertilizados que pondrá su madre cada pocos días y si el charquito se seca, transportarán al renacuajo en su espalda hasta otra planta mas adecuada. Como resultado la supervivencia será cercana al 100%.
Aunque las dos estrategias son diferentes, el resultado final será que los organismos que las usen conseguirán que parte de sus descendientes consigan reproducirse. Las dos estrategias se han mantenido durante millones de años y ninguna ha desplazado a la otra, esto se debe a que cada una es la adecuada para un tipo de organismos y condiciones ambientales. Por ejemplo, los estrategas de la r, los que producen muchos descendientes, están adaptados a ambientes impredecibles con variaciones ambientales frecuentes y suelen ser organismos colonizadores. Por el contrario, los estrategas de la K, están adaptados a ambientes poco variables, con condiciones constantes y predecibles y no son colonizadores.

Una de los malentedidos más frecuentes es el de pensar que los "estrategas de la K" invierten mucha mas energía y esfuerzo que los "estrategas de la r" en reproducción; que los "estrategas de la r" tienen millones de hijos y "cómodamente" los dejan a su suerte mientras que los pobres K gastan muchísmo mas en criarlos. Quizás esta opinión se deba a que nosotros, los seres humanos, somos un caso muy extremo de estrategas de la K, y con nuestra maniatica costumbre de humanizar a los animales consideramos que los que se parecen a nosotros son los buenos y los otros los malos y sinvergüenzas. Quizás deberíamos saber que la inversión energética en reproducción de un organismo tan simple como un erizo de mar es gigantesca, ya que antes de la puesta mas de la mitad del volumen total de su cuerpo lo forman las gónadas, y para producir todos esos huevos y esperma, los erizos deberán destinar la mayoría de sus energías a ese fin.
En resumen, en biología no hay ni buenos ni malos, todo es cuestión de economía energética. Los recursos disponibles son limitados y se puede gastar mas en producir millones de hijos y gastar poco en cuidarlos, o gastar poco en producir unos pocos y mucho en cuidarlos, pero el presupuesto total será similar.