Distintos métodos, mismo objetivo: aniquilar a los opositores

Publicado el 24 junio 2015 por Ángel Santiesteban Prats @AngelSantiesteb

Guillermo Fariñas, en la mira de la Seguridad del Estado

No existe persona con una supuesta “inocencia” que afirme que el encuentro del agresor José Alberto Botell con Guillermo Fariñas y sus acompañantes, fue casual, de índole personal o que simplemente se trataba de un asaltador de caminos. Por el contrario, sabemos que es la apuesta del gobierno por eliminar a sus detractores. Es evidente que el ataque fue pensado, analizado y estratégicamente escogido. Al agresor lo deben haber chantajeado, como es costumbre de la Seguridad del Estado, para que se lance a cometer semejante crimen. Debieron haberle prometido olvidar algún delito, quizás peor, si cumplia con la encomienda de asesinar a Fariñas, y hasta puede que no la haya cumplido en cabalidad por temor a ser luego sacrificado.

La vida del atacante ahora está tan en peligro como la de Fariñas, todo por no dejar cabos sueltos, testigos que un día pudieran ser sus propios acusadores. No obstante, al “condenado” lo enviarán a un campamento o asentamiento, y no cumplirá ni con la mitad de la condena, lo mantendrán con prerrogativas y facilidades distantes a las de un verdadero preso.

Mientras, la Seguridad del Estado continuará estudiando otra estrategia para asesinar a Fariñas. Recordemos que con Oswaldo Payá cometieron otros intentos de magnicidio previos al “accidente” que acabó con su vida. Existen fotos de una semana antes del día fatal, que demuestran las condiciones en que dejaron su microbús, cuando un camión del Estado lo impactó, asegurándose de arrastrarlo por una avenida, pero sin que lograra el encargo de eliminar al líder opositor, y sin importar que dentro del transporte se encontrara su familia.

A pesar del tremendo fiasco mediático que significó este intento fallido de asesinar a Guillermo Fariñas, el gobierno demuestra que está resuelto a quitar del camino a sus oponentes políticos.

La misoginia castrista

El pasado domingo 31 de mayo, otra vez fueron reprimidas violentamente las Damas de Blanco.  La dictadura, día a día, se ocupa de hacerle saber a los opositores que está dispuesta a seguir gobernando el país como si fuera su propia finca, aunque para lograrlo tenga que asesinar, golpear salvajemente, apresar, y levantar falsas denuncias contra todos los que intenten evitarlo.

La Dama de Blanco Yaqueline Bonne –de quien en días recientes hice la denuncia de que la Seguridad del Estado le propuso ser la agente Mónica a cambio de suavizar las condiciones carcelarias de su hijo Yasser– ha sido castigada físicamente, por si no fuera suficiente que le enviaran a su hijo de un asentamiento a un campamento de mayor rigor.

Los gobernantes cubanos se burlan con creciente cinismo de las conversaciones con los Estados Unidos  y la Unión Europea. Hacerse ilusiones de mejoras en los Derechos Humanos, será morir de desengaño.

Ángel Santiesteban-Prats

3 de junio 2015

Prisión Unidad de Guardafronteras

La Habana