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Llamando a Base Castilla
Una de ellas cae sobre el aeropuerto de la ciudad de los dos ríos y en cuestión de horas todo se va al traste, la ley y el orden establecidos se convierte en papel mojado y las gentes se lanzan enfurecidas contra todo lo que signifique autoridad o seguridad. Mueren por millares tanto por causa de las nubes radioactivas como de la estupidez humanas. Samur pierde a su esposa, Clara, médico de familia, defendiendo un hospital de un nuevo tipo de locura humana: los comancheros.
Es una historia que os encantará, un mundo en continua degeneración, un hundimiento tras otro, un terremoto tras otro, oleadas de ataques comancheros y para alegrar el final la aparición de los fanáticos religiosos del Gran Majdí, los nomos como los llamará Samy.
Hay humor, una infinidad de humor, los muertos son cargados en carros tirados por borricos por la Ronda Nocturna para ser llevados a cualquiera de los dos ríos y allí ser arrojados. Hay que dar de comer a los peces que luego terminarán en la cazuela pues hambre se pasa y mucho, los críos matan a las cigüeñas para que no les arrebaten la comida. Hay amor, hay tanto amor que revienta por todas las costuras en forma de pasión, emoción y sentimientos inigualables.
Llamando a Base Castilla, llamando a la Base Gabriel de Castilla,
desde España, coño.
No dejéis de leerla, os encantará, veréis la vida, en especial la humana de otro modo y manera. Recordar siempre: ¡ley y orden!
Llamando a Base CastillaDaniel Paniagua Díez