‘Divergente’: la malquerida media hermana de los Hunger Games

Por Cinéfilo Criticón @cinefilocritic

No tengo ningún problema en que las recientes historias de ciencia ficción usen las mismas fórmulas de siempre. He llegado a esperar que dentro de una civilización futura siempre existe alguien que quiera evitar una catástrofe, cambiar el destino o de plano ser un héroe. De eso se alimentan un sin número de escritores, eso es lo que tenemos y pues no hay más.

El riesgo esta en como se traducen dichas historias que se vuelven queridas por los lectores, en especial en el cine que es de lo que nos importa. Tal como sucede con la protagonista que tiene que elegir a que grupo social pertenecer, ‘Divergente’ decide ubicarse entre las películas regulares que sin nada en especial logran generar los suficientes ingresos en taquilla para producir su secuela.

La cinta inicia explicando la estructura social de otra civilización castigada por la guerra y que tuvo que contruir muros para protegerse del exterior. Beatrice Prior (Shailene Woodley) es la protagonista que no encaja en este mundo y por lo tanto se la tiene que pasar cuidándose por todos lados para que no la maten. Esto resultaría emocionante si no fuera porque en ningún momento corre peligro o tan siquiera el director Neil Burger intenta crear algo de suspenso. 

Shailene Woodley se une al grupo de jóvenes actrices talentosas que son capaces de llevar a cuestas una película. Es competente cuando se trata de escenas de acción, mirar desafiante a los villanos y todo lo relacionado con el requerido con el embrollo amoroso que nace de la nada por el tal mal nombrado: Cuatro (Theo James). Fue en parte por ella que la película se hace amena al no caer en el rol de víctima que se ha vuelto común en la mayoría de las heroínas. Tampoco se comete el error de hacerla ver más ignorante de lo que parece, aunque para el final eso no importa porque compartimos su situación.

La estructura de la película se centra en la educación que llega a tener la renombrada Tris al elegir la facción de Osadía. Lo primero que se me viene a la mente son esas escenas redundantes de Howarts y sus actividades para ganar puntos.Prácticamente la mayor parte del tiempo es ver a Tris realizar entrenamiento, lo cual es una lástima teniendo tanto por comprender respecto al conflicto latente de las facciones.

Respecto al romance obligado que nace de las circunstancias; esto podemos catalogarlo en lo regular. Ni me molesto, distrajo o tan siquiera me importó. Ya se que esperar de este tipo de películas en donde continúan la tradición de relaciones insípidas. Aunque se intenta establecer una conexión que nos permita comprender los miedos de Cuatro a través de los ejercicios virtuales de la mente, estos funcionan más como puntos claves para avanzar la trama, aunque aparente lo contrario.

El filme sufre a mitad del camino por sus constantes escenas de entrenamiento. No era necesario tanto tiempo con esa subtrama de que si no obtiene los puntos necesarios la pobre Tris sería una huérfana de facción. Fácilmente pudo haber reducido 20 minutos de duración. Comprendo para quienes son fanáticos del libro, pero estamos hablando de una película en donde no se tiene el lujo de andar provocando sueño a su audiencia.  Ni que se diga de las secuencias en donde se pone a prueba el superar los miedos, no una vez, si no cuatro veces. Todo ese tiempo lo pudieron haber utilizado en explicarnos las motivaciones que tienen los de la facción de Erudición para iniciar una guerra.

La pobre Kate Winslet es severamente desperdiciada a lo largo de la película en donde la visten como si se tratara de una recepcionista en algún consultorio dental. El guión de Vanessa Taylor y Evan Daugherty no le ofrecen nada para que pueda trabajar, ni un monólogo interesante o tan siquiera alguna motivación personal para su plan malvado contra los de Abnegación. Si claro nos ofrecen la información de panfleto que todo es para mantener el orden… bla… bla.. bla. Lo peor es que había tiempo de sobra para explicarnos a detalle los conflictos que existen entre querer el bienestar de la sociedad.

Es cuando llegamos a la última parte donde de repente la película se acuerda que tiene que terminar y empieza acelerar el paso con un clímax en donde tienes que adivinar que es lo que esta sucediendo. Claro que te dejas llevar por la acción y por eso dirán que exagerado soy, pero si se ponen a recordar se darán cuenta que no hubo claridad el lo que respecta al dichoso rastreador, el control mental, ni el porque me debería de importar los desechables padres de Tris cuando aparecieron en un par de escenas.

‘Divergente’  dentro de su género no es para despreciar, pero tampoco me da muchas razones para esperar una secuela. Las odiosas comparaciones con ‘Los Juegos del Hambre’ se las gana porque comprobó hace unos meses de lo que se puede hacer con este tipo de historias cuando se quiere. No niego que tiene potencial y espero que exista una mejora tanto en el manejo del libreto, como más dinamismo en la dirección. Y a todos los fanáticos que se quejan de la mala recepción por parte de los críticos, tengan en cuenta que la mayoría no tiene ese aprecio a cada detalle del libro, cuatro secuencias repetitivas de miedos virtuales, o romances precocidos.

Si ‘Divergente’ fuera una persona y tuviera que brincar a un edificio desde un tren en movimiento a 10 metros de altura; esta se caería al vacio por obesa.