Revista Opinión

¿Dividimos España en dos, como se hizo en Corea, y separamos a totalitarios y demócratas?

Publicado el 05 marzo 2021 por Franky
Millones de españoles están cansados de soportar gobiernos insensatos que se dedican a dividir a los ciudadanos, a estropear la convivencia y a hacer retroceder la economía con sus medidas estúpidas y dañinas. Los insensatos apuestan por las mentiras, los odios y las divisiones y el pueblo está cada día más dividido. El resultado de este mal gobierno pertinaz es el retroceso de la nación y un espantoso futuro que ya está ahí mismo, detrás de la esquina. Tal vez la única solución posible para salvar a España de una nueva guerra civil y de su autodestrucción sea dividirla en dos, como ocurrió en Corea. Una España en manos de los comunistas totalitarios de la izquierda y otra regida por la democracia y las libertades. Quizás los que han hablado de las "dos Españas" irreconciliables tuvieran razón y la única salida sea dividirla. Se celebraría un referéndum, del que saldría un resultado vinculante. Si el 50 por ciento, por ejemplo, prefiere vivir bajo un Estado totalitario, que lo haga, y si el otro 50 por ciento que prefiere vivir en un Estado de derecho, regido por la verdadera democracia, que también lo haga. Se nombraría una comisión de sabios encargada de hacer la partición de territorios de la manera más justa posible, según los resultados del referéndum. Seguro que Barcelona surgiría como capital de la España estatalista y roja, donde socialistas, comunistas y nacionalistas, unidos superficialmente en un nuevo "Frente Popular", congregarían a catalanes, vascos, valencianos, mallorquines y tal vez también a los gallegos. Madrid sería la capital de la España democrática., donde convivirían en libertad y democracia madrileños, castellanos, asturianos, montañeses, extremeños, aragoneses, manchegos, murcianos, andaluces y canarios, Esa sería, mas o menos, el resultado de la división de las dos Españas. Sánchez y su tribu de adoradores del Estado trasladarían su gobierno a Barcelona, mientras castellanos, madrileños, manchegos, andaluces extremeños y otras pueblos de la España de la libertad elegirían un gobierno democrático con sede en la Moncloa. --- ¿Dividimos España en dos, como se hizo en Corea, y separamos a totalitarios y demócratas? Ellos (los totalitarios) se quedarían con su multiculturalidad, su feminismo radical y subvencionado, su LGBT, sus abortos, su estado laico, su fascinación por el Islam, su odio a Dios y al catolicismo, su federalismo, sus nacionalismos independentistas, sus impuestos abusivos, sus subvenciones trucadas, sus medios de comunicación comprados y sometidos, su clientelismo, su nepotismo, su corrupción endémica y su Estado hipertrofiado, lleno de enchufados con carné de partido y sueldo público.

Nosotros (los demócratas) nos quedaríamos con la tarea difícil de reforzar la unidad, recuperar la ilusión y los valores e instaurar una verdadera democracia, donde las libertades, los derechos y la ciudadanía tengan el peso que les corresponde en ese sistema, con medios de comunicación libres y mucha libertad y facilidades para crear empresas, empleo y riqueza, impuestos bajos y respeto a la individualidad, con un Estado mínimo que intervenga sólo cuando sea necesario, con leyes justas y asumidas por todos, poderes básicos del Estado separados y una educación basada en la libertad, el esfuerzo y el respeto mutuo.

Os garantizo que en menos de diez años, los esclavos, hartos de su Estado avasallador, de la pobreza y de la tristeza reinantes en "su" España roja, piden la reincorporación a la España próspera de las libertades. Pero el Estado no les permitirá huir porque, como otros países comunistas hicieron en el pasado, habrán construido un muro (como el que existió en Berlín) para evitar la fuga de los ciudadanos indignados y cansados de esclavitud.

Nosotros seremos libres y prósperos, pero ellos nos llamarán fachas. Nosotros nos quedaremos en nuestra España de siempre renovada, ahora sin sinvergüenzas, ineptos y tiranos en el timón, libres de progres, de separatistas, de mentiras y de envidias y rencores, unidos en torno a objetivos, metas e ilusiones comunes, con respeto a nuestra bandera, instituciones y símbolos, construyendo juntos nuestro futuro, mientras ellos tendrán ese Estado absoluto, poderoso e invencible que sueñan.

Este artículo es sólo un breve y fugaz ejercicio de imaginación y prospectiva, pero sirve al menos para vislumbrar hacia donde nos llevan nuestros políticos insensatos, el futuro amenazador que se acerca y que, si no ponemos remedios drásticos a tiempo, pronto sólo nos quedarán dos opciones reales: la mutua destrucción o la separación.

Francisco Rubiales


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