Lo primero, que al final siempre se olvida y llega tarde, son las felicitaciones o Christmas.
Siempre me ha gustado escribir, y en esta época especialmente. Aunque cada vez está más en desuso, siempre hace ilusión recibir una tarjeta.La primera Navidad de casada enviamos más de 40 tarjetas, entre familia y amigos. No queríamos dejar de felicitar las fiestas a nadie. Es verdad que cada vez el número va bajando por la falta de tiempo, y lo hemos reducido a la familia (siempre padres, hermanos y tíos) y a los amigos a los que no podremos ver en Navidad porque viven lejos.También es verdad que siempre me ha gustado felicitar combinando tarjetas hechas por mi y tarjetas emitidas con fines benéficos, como Unicef o Médicos sin Fronteras.Así que aquí voy a enseñaros algunas de las que he enviado en los últimos años...Si tenéis alguna bolsa de alguna tienda con un estampado bonito, podéis recortar un círculo (marcándolo con un vaso, por ejemplo), pegarlo sobre cartulina kraft (que antes habréis cortado y plegado en forma de tarjeta), y decorarlo con cinta de raso para tener una bola de Navidad.
El año pasado me lancé con el fieltro. Hice unos adornos para el árbol en forma de abeto (que podéis ver aquí), y las tarjetas a juego...
Otra Navidad hice esta tarjeta, para un swapping que organizaron las chicas de "Desafío Love Craft", con unas ramitas de tuya y cinta de raso sobre cartulina color craft. Además ese año en un mercadillo de segunda mano encontramos unos sellos de Navidad monísimos, así que lo estampé por detrás. Como remate, washi tape bordeando el pie de la tarjeta.
Como se suele decir, el límite es la imaginación.
En cualquier caso, os animo a hacer vuestros propios Christmas, y a felicitar a vuestros familiares y amigos más cercanos con ellos. Con este ritmo loco que llevamos, pararse unos minutos a dedicar unas palabras a alguien tiene muchísimo valor, y creo que así se recibe al encontrar la tarjeta en el buzón...¡Besitos!