¿Ha conseguido el objetivo de poder entrar dentro de los grandes clásicos del cine de Western? Mi respuesta es un norotundo. Más allá de los primeros compases de la película, solo llega a quedarse en un montón de buenas ideas y los carteles envejecidos, llegando a simular a los de la década de los años 60. Es aquí donde demuestra que su cine no es compatible con los clásicos del spaghetti western, llegando a ser una simulación de sangre sin sentido (está en grandes cantidades), los actores que estando muy correctos no llegan a la altura de Clint Eastwood o Lee Van Cleef. No entiendan mal, estamos hablando de dos grandes actores que han sido ambos otorgados con los premios de la academia de cine, como Jaime Foxx por interpretar a Ray Charles, pero que haciendo de tipo duro, no le viene muy bien al sombrero que se ha querido enfundar, Cristoph Waltz, actor que borda sus papeles cuando está bajo la dirección de Tarantino, pero que poco más a conseguido después del más que una atroz interpretación como Cardenal Richelieu, una ajustadísima interpretación de propietario de circo en “Como agua para elefantes”, o de marido y padre descuidado en la comedia dramática de Roman Polanski “Savages. Para terminar el trio de la muerte nos ponen a un malo, que más que un malo es malo consigo mismo. Calvin J. Candie (Leonardo DiCaprio), mostrándonos a un hombre con un poder que te deja algunas lagunas cuando ves, que es el hombre más crédulo de todos los malvados que uno haya podido ver en las grandes pantallas. Lo que más me ha llegado a sorprender es ver a Samuel L. Jackson en el papel de sirviente endemoniado de Calvin J. Candie, Stephen. Un perro viejo que se las sabe todas y que con olisquear un poco ya ve por donde van a ir los tiros. Siendo este un hombre que ya no cree en nada ni en nadie, salvo en la mano que le da de comer…
Conclusión final:El meter Rap en una película de spaghetti western me parece un delito, dejando anotados sus primeros compases, viendo como la armonía del viejo Oeste, con las melodías de Ennio Morricone, y después se pierde totalmente en des proposiciones como esas. Sinceramente, si lo que quieren es que en unos momentos te sumerjas en el despiadado y salvaje mundo del Western, aquí es donde al bueno de Tarantino más se le ha ido la pinza. Tampoco me ha gustado cuando aparecen disparándose, más que personas, parecen globos repletos de litros de sangre, que al final dejan cualquier rincón de la película totalmente ensuciado de mermelada de frambuesa. Terminada una vez la visualización de la película, me he quedado con la sensación de que Quentin Tarantino todavía se va a quedar con las ganas de hacer una buena película de Western.Nota.- 4’5