Crítica sin Spoilers
Debo ser sincero y confesar que cuando se anunció que el siguiente proyecto de Quentin Tarantino tras Malditos Bastardos sería un western, no me pareció muy atractiva la cosa. Que no se me malinterprete, Quentin es uno de mis cineastas favoritos y algunas de sus películas se encuentran en mi top 10. Es sólo que, a mi parecer, el western es un género que ya había demostrado dominar a lo largo de su filmografía (especialmente Kill Bill. Vol. 2), y el hecho de recurrir a realizar un filme enmarcado en ese género por completo me parecía algo innecesario y recurrente. Sin embargo lo ha vuelto a hacer. Django Desencadenado supone una magnífica vuelta de tuerca sin ataduras a las convenciones del género como sólo él sabe/puede hacer.
La historia de Django Desencadenado supone un retorno al revisionismo histórico en forma de venganza. Si en Malditos Bastardos el autor utilizaba la 2ª Guerra Mundial para enmarcar una imaginaria historia de revancha judía contra los alemanes nazis, en esta ocasión es la denigrante esclavitud sureña de unos Estados Unidos pre-Guerra Civil la que le vale de excusa para contarnos el viaje emprendido por un esclavo, Django, para rescatar a su mujer cautiva, Broomhilda, y de paso patear unos cuantos culos blancos. Para ello contará con la ayuda del Dr. King Schultz, un ex-dentista convertido a cazador de recompensas que liberará a Django, y le entrenará en el oficio de pistolero.
Excesiva también en su contenido, pues nos encontramos ante una película que supone una auténtica montaña rusa que alterna entre entre la comedia, el drama, la acción y el terror cuando menos te los esperas. Pura emoción cinematográfica. A esto ayuda un espectacular reparto que borda cada uno de los papeles. Jackson, Foxx o DiCaprio, en el papel del infame Calvin Candie, están sobresalientes, pero Christoph Waltz se lleva la palma con matrícula de honor. Con ese refinado carácter que oscila entre la amabilidad más cordial y la violencia más hostil, el alemán vuelve a interpretar su papel de una forma tan magistral a como lo hiciera con el general Hans Landa de los Bastardos. Hay por otro lado un par de cameos de regalo para los fans más ávidos (uno de ellos sólo reconocible por los ojos), así como la aparición de Jonah Hill en una de las escenas más macabramente divertidas de toda la película. Ah, y Franco Nero, el Django original de Corbucci.
En definitiva, es posible que Django Desencadenado no llegue a ser tan redonda como otras películas del cineasta, pero no deja de ser una nueva lección del maestro. En esta ocasión son menos los momentos de auténtico ingenio alcanzados por el director, y sin embargo nos encontramos ante una sobresaliente epopeya vengativa que a servidor ha cautivado tanto, que ya cuenta los días para volver a verla en el hábitat natural al que pertenece. El mismo de donde viene Quentin: la sala de cine.
Por cierto, cuando vayáis a comprar la entrada recordad: la “D” es muda.