Django desencadenado es en el fondo una idea de revancha negra de la esclavitud estadounidense del siglo XIX al modo Tarantino. O dicho de otra forma, Tarantino nos habla de la esclavitud a su manera, espectacular, sangrienta, violenta y con final feliz.
Es curioso que esta venganza venga de la mano de un alemán, el Doctor Schultz, que además es un personaje, a la par que interesante y muy logrado, casi solidario. Porque es el Doctor que, en una preciosa escena inicial, libera al héroe negro Django y le conduce para que acometa su ajuste de cuentas. Y ya entramos en términos más de western, porque además esta película es un western, un spaguetti western.
Respecto a sus fallos, está claro que uno de ellos es la duración. Dos horas y 45 minutos se hacen excesivos a pesar de que la historia se siga con interés casi todo el rato. Pero esta duración hace que la primera hora sea estupenda, la segunda más floja y la última media hora mucho más. Pero ojo, esto no debe llevarnos a engaño. Django desencadenado es una muy buena peli que combina acción, sobre todo, intriga, tiros y hasta un lugar para el sacrificio en la persona del doctor, entre otras cosas.
Otros fallos, quizá menores, residen en la forma de desarrollar la venganza final hacia la villa de Candyland. Poco creíble.
Y en general es un film casi de ciencia ficción.
Pero estos fallos se superan porque Django también es un estupendo ejercicio de entretenimiento, que en el cine actual viene muy bien, la verdad.
Respecto a los personajes, me quedo sin duda con el de Christoph Waltz, el doctor, el dentista, o mejor dicho, el inolvidable cazarecompensas amigo de los negros.
Di Caprio está bien en su papel de villano jefe de Candyland. Y muy bien también Samuel L. Jackson como negro malo y sirviente fiel de su amo.
El personaje de Django (Jamie Foxx) cumple, sobre todo en los momentos de diálogo con Schultz y en la primera hora, que sigo diciendo es la base fundamental para considerar la película de Tarantino como buena.