El día después del gran derbi de Manchester, la ciudad se ha despertado con la resaca de un partido que para nada ha decidido el título. Tras una noche loca ha vuelto la calma, una calma que durará tan solo hasta el próximo fin de semana donde City y United seguirán disputándose la Premier.
Ayer, una hora antes del comienzo del partido, los bares estaban abarrotados, tanto que hasta el mítico "The Footage", en Oxford Road, completó su aforo una hora y media antes del pitido inicial. Finalmente, vi el encuentro una calle céntrica de la ciudad, en un pub irlandés donde el ambiente era increíble. La mayoría eran aficionados del United y sus primeras impresiones no eran buenas.
No entendían como el equipo iba a apostar por un 4-5-1, cuando los últimos partidos había jugado con un 4-4-2, ni tampoco la entrada en el once de Giggs y Park, dejando fuera a Valencia y Welbeck. Aún así, el respeto por la alineación de Alex Fergunson era total, ya que ninguno de ellos se atrevía a juzgar a un técnico que en 25 años les ha dado tanto.
Tras el final del partido el pesimismo se adueñó de sus emociones. Pude apreciar un sentimiento de frustración, como si el United hubiese tirado la liga en el Etihad y que el título sería para sus vecinos del City. Pero sí es cierto que conforme pasaba el tiempo un aire de optimismo se dejaba entrever, ya que todavía nada está perdido y quedan 180 minutos de Premier League en los que puede pasar de todo.
Esa tristeza por la derrota se contrastaba con la felicidad de los citizens. Curiosamente vivo en el centro de Manchester y muy cerca del Etihad Stadium. A mi regreso a casa me cruce con un montón de aficionados blues que venían de vivir en primera persona la victoria su equipo. La sonrisa contenida de la mayoría se mezclaba con los cánticos "C'mon City" de unos pocos. Saben que la liga está más cerca y su apoyo a Mancini es total.
Por otro lado, la noche fue tranquila. Según la policía no hubo que lamentar peleas ni altercados graves y el comportamiento de ambas aficiones fue perfecto. Tan solo destacar la gamberrada de unos pocos, a los que no se les puede llamar ni aficionados, que rompieron un cristal del escaparate de la CityStore situada en la céntrica calle de Market Street.
Hoy Manchester se ha levantado un poco más "blue" que éstas últimas semanas, pero todo el mundo sabe que lo importante es llegar el primero a la cima y no la ventaja que tengas a mitad de camino. El City estuvo arriba casi toda la temporada y en este último tramo de liga el United ha perdido un colchón de 8 puntos.
Nos quedan cuatro partidos, 180 minutos, dos semanas,... de auténtica pasión y locura, como la vivida anoche, en la ciudad de Manchester.
Imágenes: "The Footage", "Manchester Evening News"
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