Año: 2015ISBN: 978-84-16281-10-7Nº de páginas: 312
Aunque no conocía la novela Doce años y un día de Nora Ortiz, cuando la autora se puso en contacto conmigo hace unas semanas para ver si estaría interesada en leerla y reseñarla, su sinopsis me llamó inmediatamente la atención por la época en la que se ambientaba, con lo que acepté su oferta y a los pocos días de recibirla en casa comencé su lectura.
"Doce años y un día" tiene por protagonista a Elena Sánchez Luján, quien a mediados del año 1943 regresa a España deportada desde la ciudad de París, donde ha sido arrestada por los alemanes, instalándose en Ávila en casa de sus tíos Remedios e Hipólito, encargados de controlar sus pasos y movimientos, lo que hará que comience así un particular encierro entre las cuatro paredes del piso ante el temor a ser nuevamente detenida. Este miedo se materializará cuando transcurridos unos meses, se presente en el piso un comisario de policía con una orden de arresto contra ella, acusada de pertenecer a la masonería. A partir de este momento el futuro de Elena se tornará difuso, teniendo que hacer frente tanto al acoso y coacción al que es sometida como al miedo a ser condenada, por lo que se verá obligada a intentar buscar una salida.La novela de Nora Ortiz transcurre a través de dos planos temporales que van alternando entre la situación que atraviesa Elena en la actualidad, que sería el año 1943, y lo que ha sido su pasado, comenzando este recorrido en la época en la que entró a trabajar en El Heraldo de Madrid tras la proclamación de la Segunda República en abril de 1931. Será así como vayamos descubriendo todos los hechos que Elena ha vivido a lo largo de ese periodo y que son los que la han llevado a la difícil situación en la que se encuentra en el tiempo presente.
Nora Ortiz
Son diecinueve los capítulos a lo largo de los cuales se van desarrollando estas dos tramas de forma paralela, alternando capítulos centrados en uno u otro periodo. En el caso de Doce años y un día esta estructura está bastante equilibrada, resultando ambos hilos argumentales igualmente atractivos, algo que resulta positivo y hace que sigamos la lectura con un interés constante. No obstante, no es un libro que invite a leer con avidez pues el ritmo se mantiene pausado a pesar de ese suspense que gira en torno a lo que el destino le deparará a Elena.Por lo que se refiere al estilo narrativo de Nora Ortiz, me ha sorprendido gratamente, pues se aprecia muy cuidado y elegante aunque sin perder por ello la sencillez y claridad. En ambas tramas Nora hace uso de un narrador omnisciente en tercera persona y los tiempos verbales se van alternando, empleando en algunos casos el tiempo presente, mientras que en otros pasa a hacerlo en pasado. Esta combinación es lo que a mí personalmente menos me ha gustado, imagino que con el tiempo presente la autora ha querido reforzar ciertas escenas pero esos constantes cambios a mí no me han convencido, aunque como siempre es una opinión personal.Doce años y un día es un libro cuya trama se sitúa en un periodo concreto que marca el destino de las figuras que conocemos a lo largo del mismo, pero lo que verdaderamente prima en su desarrollo son estos personajes y no los hechos históricos en sí. De esta manera Elena se convierte en la protagonista indiscutible de la obra, centrándose todo lo que sucede en torno a su persona y la evolución que ha seguido. Es interesante observar el contraste entre la Elena que conocemos en los capítulos que nos trasladan unos años atrás, donde descubrimos a una joven moderna cargada de ilusiones y proyectos por los que lucha a pesar de las dificultades de la época, y los que se sitúan en 1943, donde ha perdido su carácter impetuoso, jovial y emprendedor para dejar paso a una incertidumbre, miedo e inseguridad que anulan su auténtica personalidad.Puesto que la obra de Nora Ortiz se centra en ella, Elena es el personaje que cuenta con una construcción más trabajada y profunda, mientras que el resto de figuras quedan en un plano más o menos secundario y no están perfiladas con tanto detalle, conociendo rasgos aislados de sus caracteres a través de sus actos en momentos determinados. Destacan así principalmente su amiga Consuelo Soler, una mujer con la que Elena tiene mucho en común, el dibujante de El Heraldo Ernesto Núñez o el comisario Francisco Romero, que tantos quebraderos ocasionará en la vida de la joven.Si bien he señalado que "Doce años y un día" se centra en el personaje de Elena Sánchez Luján, esto no impide que la obra cuente con una excelente ambientación que recrea con detalle la atmósfera que se vivía en los años en los que se sitúa la trama. A través de las vivencias de su protagonista Nora Ortiz nos acerca a la ciudad de Madrid en ese periodo, siendo testigos de algunos de los momentos más notorios como los resultados electorales del 12 de abril, la celebración del primer aniversario de la proclamación de la República, las revueltas o el estallido de la guerra civil que hacen que el telón de fondo en el que transcurre la trama resulte de lo más interesante y atractivo, además de abordar temas como el papel desempeñado por la mujer en esa época y especialmente dentro de la masonería, siendo esta última el pilar de la línea argumental que transcurre en el año 1943 donde se aborda la cuestión de la represión de la masonería durante la época franquista. Toda la narración está salpicada de numerosos datos y sucesos que reflejan la labor de documentación realizada por la autora, e incluso aparecen figuras reales como por ejemplo la escritora Carmen de Burgos, activista de los derechos de la mujer española.En definitiva, Nora Ortiz nos ofrece en Doce años y un día una novela histórica bien escrita y documentada, construida a través de dos planos temporales y que gira en torno a una interesante figura femenina que permite a la autora abordar tanto el papel de la mujer en la época como dentro de la masonería.Si te ha gustado mi reseña, puedes comprar "Doce años y un día" a través del siguiente enlace:Gracias a la autora y a la editorial por facilitarme el ejemplar para su reseña