Documentación 2.0: blogs y redes sociales para traductores e intérpretes

Publicado el 01 abril 2014 por Ismaelpardo @ismael_pardo
Durante el segundo curso de mi carrera, tuve una asignatura llamada Documentación Aplicada a la Traducción y a la Interpretación, y tuvimos una parte en la que estudiamos blogs dedicados a este campo. Fue una sorpresa encontrar a mi pequeño diario entre los elegidos para ponerle cara a las bitácoras cuyo tema principal era nuestra profesión, y mayor fue la sorpresa cuando la profesora Rocío Palomares decidió que aquel era un buen momento para explicar los motivos que me llevaron a abrir el blog. El año siguiente decidí hacer una charla en condiciones y no imprevista como aquella sobre blogs de traducción e interpretación. Sin embargo, en cuarto decidí que mi meta este año no era tanto explicar de qué podían servir un blog a un estudiante con vistas al futuro, sino más bien cómo se podían aprovechar de las redes sociales y de las bitácoras para poder documentarse. En resumen, lo que presenté fue un debate revisitado de la charla del año anterior.
Empecé la ponencia con un poco de historia, y mencioné que las fuentes documentales han dado un cambio radical desde hace un tiempo a esta parte: antes eran en papel, y, evidentemente, no había ningún tipo de búsquedas automáticas, sino la manual, es decir, que el estudiante tenía que ir a la biblioteca y rezar para encontrar el libro, la revista o el tomo que necesitaba. Con el desarrollo tecnológico de estos últimos tiempos, la información se ha digitalizado y se ha convertido en un formato legible para las páginas web. Durante 11 años, concretamente desde el 1993 al 2004, las páginas web se basaban en un formato primario, denominada «web 1.0», en el que el diseño era estático, los contenidos no se actualizaban y en el que la característica primordial era la unidireccionalidad de la información, es decir, que las páginas web solo eran de lectura, por lo que los usuarios no podían interactuar con el contenido de la web.
A partir del 2001, las páginas se fueron haciendo más vistosas y mejor diseñadas. Muchos consideran este cambio de formato como el primer paso hacia lo que luego se conoció como «web 2.0», en el que el usuario no era un simple espectador pasivo de lo que pasaba en internet, sino que ya podía interactuar con la información, compartirla e, incluso, editarla (como es el caso de las wikis). Esta relación de consumidor y productor de información hizo que nacieran los medios sociales, que son plataformas de comunicación donde el contenido es creado por los mismos usuarios. Algunos medios sociales son los blogs, las redes sociales, los marcadores sociales y los wikis.
Nosotros, como traductores, somos unos usuarios potenciales de la web 2.0 por el mero hecho de todo el tiempo que pasamos en la red, no solo por nuestro proceso documental, sino por nuestra necesaria presencia social a través de páginas web profesionales y blogs corporativos. En ellos no solo tratamos de ofrecer nuestros servicios a terceros, sino que también ayudamos a otros colegas escribiendo lo que otros pueden usar como fuentes documentales: glosarios especializados, enlaces a diccionarios, etc.
En ese sentido, se podría decir que los traductores deberíamos saber exprimir bien todo el contenido de la red, y mucho de ese contenido se comparte y se clasifica (en el caso de Twitter, mediante #etiquetas; en el caso de los blogs, mediante categorías) a través de los medios sociales. Existen otras utilidades para estos medios sociales, que incluyen visibilidad en la red e intereses comerciales, pues nuestros servicios se suelen promocionar mediante un espacio web; resolución de dudas, servicio que ofrecen varias cuentas corporativas y traductores que se dedican altruistamente a este fin; y por relaciones laborales, es decir, mantener contactos con personas, organismos o empresas que puedan necesitar nuestros servicios.
Así, podemos observar varios ejemplos de cuentas, de blogs y de grupos que podemos seguir: la cuenta oficial de la Real Academia Española (@RAEinforma) o el blog de la Fundación del Español Urgente (Fundéu-BBVA), en el que se tratan cuestiones léxicas, ortotipográficas y manuales de estilo para el campo periodístico; lo que yo he llamado «líderes de opinión», o personas que destacan dentro de la profesión porque ofrecen información de calidad, como el traductor y presentador de televisión Xosé Castro (@xosecastro), la traductora literaria y autora del blog En la luna de babel Scheherezade Surià (@scheherezade_SL), la traductora e investigadora Eugenia Arrés (@earres); y algunos blogs como Algo más que traducir o el blog de Valeria Aliperta (@rainylondon), Rainy London. También nos podemos encontrar con grupos en los que la información viene dada por varias personas, como es el caso de Forotraducción, la cuenta oficial de la Asociación de Estudiantes de Traducción e Interpretación (@AETIoficial) y el grupo Traditori, desde el que se desprende la revista Traditori.
Tras saber esto, podemos aplicar conocimientos. Lo que podemos hacer es buscar información en Twitter a través de etiquetas y seguir a cuentas que se adecuen a lo que necesitamos: algunas etiquetas importantes son #xl8 (traducción), #1nt (interpretación) o #l10n (localización). El siguiente paso puede ser unirse a grupos de la red social Facebook como Forotraducción, Traductores e intérpretes o a páginas como Las 1001 traducciones o Traducir es descubrir. Otro paso que tenemos que hacer, y esto es con toda la información que recibimos, es hacer criba con lo que leemos y obtenemos a través de los blogs y, sobre todo, saber que la información que recibimos es del nivel de especialización que necesitamos.
En este punto, mencioné el caso práctico de mi proyecto, Diario de un futuro traductor, pues nació con unos fines que, hasta el día de hoy, está cumpliendo. Las razones por las que empecé a escribir este diario fueron varias, entre las que destacan la desinformación acerca de la carrera y ofrecer una visión objetiva del plan Bolonia, un plan de estudios recién instaurado en España. También me llamó la atención la posibilidad de contactar con otros estudiantes y comparar los planes de estudios de las universidades.
Como vemos, el blog, la cuenta de Twitter (@futurotraductor) y la página corporativa que lo acompaña ofrece al usuario información actualizada e interesante, clasificación de recursos (a través de las categorías del blog y a través de la cuenta, que sirve como feed) y orientación académica y profesional a través del correo del blog (futurotraductor@gmail.com). A mí —al autor del proyecto, en este caso— me ofrece opiniones acerca de qué interesa y qué no y desde qué punto de vista se puede abordar la información, además de otras vías laborales, como la gestión de comunidades o la comunicación en general y la orientación profesional, y contactos laborales y personales con otros traductores.