Esta botella ha sido diseñada por el estudio Moruba, y en el packaging se puede ver que éste actúa no sólo como recipiente o sirve para distinguir la marca, sino que al mismo tiempo se convierte en un juego donde el usuario interactúa con el producto de manera literal.
El mundo de la arqueología inspiró este diseño, y el mismo invita a los consumidores a que "rasquen" (a lo rasca-y-gana) la etiqueta de la botella. Una vez que se rasca todo, aparece la imagen de una calavera. De esta manera, el consumidor puede hacer su propio descubrimiento y obtener un valor añadido que con otros envases o botellas no obtiene.
Sin duda, nos parece un envase con una ejecución brillante donde la bebida es más que una cerveza artesanal. Se interpreta como un hallazgo que hace el propio consumidor no sólo probando su sabor, sino también formando parte de la historia que se cuenta a través del envase.
Este packaging tan cervecero ha sido visto aquí