Es casi seguro que los huesos "no duelen al crecer". Las causas más probables son los dolores y molestias después saltar, trepar, correr en niños activos durante el día o de un día con mucha actividad física.
Los dolores de crecimiento siempre se localizan en zonas musculares y no en las articulaciones. La mayoría de los niños se quejan en la parte delantera de los muslos, en las pantorrillas, o detrás de las rodillas. A menudo aparecen por la tarde o al anochecer antes de acostarse, y la mayoría de las veces el dolor puede despertar a un niño dormido. La intensidad del dolor varía de niño a niño, y en la mayoría no ocurren todos los días.
Uno de los síntomas más tranquilizadores es que el dolor no aumenta a la presión,el niño no señala un punto fijo sino una zona, cambia de lugar, desaparece espontáneamente, no produce cojera y, si ocurre por la noche, el niño se levanta como si nada hubiera ocurrido. Además "se sienten mejor" después de unos abrazos, mimos o un masajito suave.
Los dolores de crecimiento son lo que los médicos llamamos un diagnóstico por exclusión, o lo que es lo mismo, no hay síntomas evidentes de otros trastornos o enfermedades. Es muy raro que se necesiten practicar análisis o radiografías. Lo único que tengo que vigilar como pediatra es que un dolor localizado que despierte por la noche se trate de un osteoma osteoide, tumor óseo benigno del niño y adolescente.
Otra entidad curiosa es el Síndrome de las Piernas Inquietas (SIP), perfectamente descrito en el adulto a partir de los 20 años afectando hasta un 40% de ellos. Un estudio reciente refería que un 17% de los niños podían tener este síndrome caracterizado por sensaciones desagradables en los miembros inferiores, generalmente acompañado por una necesidad urgente de mover las piernas: también puede ocurrir en los brazos y en otras partes del cuerpo. La mayoría de los episodios ocurren en reposo y empeoran con la inactividad -el paciente no puede iniciar el sueño porque debe cambiar de postura continuamente.