"Cuanto más viajo, menos sé". ¿Era Harrison el que dijo la frase? Bueno, no importa, lo importante es la frase y no el autor; en este caso y siempre. Pero viene bien si hablamos de Dom La Nena, seudónimo de Dominique Pinto, música de origen brasileño que anduvo de aquí para allá toda su vida, repartida entre viajes y estadías en su país natal, Francia y Argentina, principalmente.
No haré un racconto de su travesía por este mundo (para eso hay unas cuantas entrevistas dando vueltas, mucho más interesantes que una enumeración aquí) pero algo es innegable: la música de Dom refleja su condición de dama errante e inquieta. Como asevera aquel clásico de Los Gatos, es de cualquier lugar y va a cualquier lugar. Su disco Ela (2013) es un primer paso encantador: atraviesa universos dignos de una artista de mundo (poco tiene que ver esto con el pop marketinero global, ojo) que chupa influencias de aquí y allá, y a la vez es tan transparente que cautiva a los segundos de darle play (sospecho que no fui el único que compró al instante).
¿Qué hay en Ela? ¿Qué hay en Soyo, su disco-continuación publicado hace meses? Una cantante suave e hipnótica, una trama que la envuelve sin tapar ese susurro que horada de a poco, con sus respiraciones y su pronunciación delicada. "O vento" es un ejemplo letal de esa amalgama: cuerdas-tornado interviniendo precisas, exactas, descriptivas. Porque si se escucha con atención, el sonido puede describir más que las palabras, mucho más. "El silencio" es otra muestra de un rotundo triunfo tímbrico: los instrumentos no se meten porque sí, porque queden lindos. Esa comunión resulta clave para estas canciones construidas desde la pequeñez y la ¿melancolía?
***
Charly inmortalizó para siempre aquello de que "la alegría no es solo brasilera". OK, pero la melancolía tampoco lleva la etiqueta made in Argentina. Es notorio en ambos discos de Dom (y en el caramelo editado entre ambos, el EP Golondrina) ese tono casi de despedida en versión Indio Solari: dolor dulce. Como si el desarraigo, en el caso de Dominique una elección que reafirma a cada paso y cada melodía (entonces... ¿es desarraigo?) se impregnara en la canción, convirtiéndola en el soundtrack ideal para cualquier película de viajes, abrazos de bienvenida, partidas a un nuevo destino, arribos, salidas, nuevos amigos y así, en un continuum que para La Nena ya cuenta 25 años.
Ni siquiera es necesario comprender lo que dice para tener esa sensación (Pinto canta en portugués, español y francés). Hasta en los temas con huella más brasuca ella imprime un misticismo entre amable y tímido; que no es lo mismo que ingenuo. Aunque el desparpajo de ser una niña se le note ("Sambinha", "La nena soy yo").
Ahí se entrevé lo de artista de mundo: a la manera de Daniel Melingo, pongámosle, que puede ser tanguero reo, hi-fi, cosmopolita y parisino, Dom abre su álbum de viaje y en una página está la samba, en la otra la chanson, etcétera. Todo con aires de y no en el compartimento esperando quien busque con seguridad algo predeterminado o estático. A contramano del borramiento de matices regionales que la industria musical imprime a sus grandes actos, Dominique bebe de aquí y allá, siendo ella misma quien dibuja y desdibuja sus referencias para que salga lo que sale: cuando empezó a componer, lo ha dicho, no esperaba que le salieran estas canciones. Porque ni siquiera esperaba que le salieran canciones.
Hay quienes aseguran que esta es la era del mestizaje, y puede que tengan razón. Pero para eso es menester ir y volver e ir. Ella, además de hacerlo bien lo hace a conciencia (canta, despreocupada, "no tengo casa"). Desea parecerse a las golondrinas y allá va: dando vueltas al mundo y buscándose. Ojalá que no se encuentre nunca, así está bien.
[DOM LA NENA presenta SOYO hoy viernes 12 de junio a las 21 horas en SANTOS4040 (Santos Dumont 4040, Capital Federal). Entradas en Alternativa Teatral.
El sábado 13 hará lo propio en Ciudad Vieja (17 y 71, La Plata). Las entradas anticipadas se consiguen en La Disquería (54 casi esquina 8).
En tanto, el domingo 14, a las 19 horas, Dom cierra su gira argentina nada menos que en el Centro Cultural Kirchner (Bouchard 350, Capital Federal) y con entrada gratuita (se retira 2 horas antes del concierto)]