De México nos dejarían El camino de la noche (José Alfredo Jiménez) jugando con la hermosa voz solista emulando al gran Javier Solís con más calidez instrumental que la original y un "coro" muy bien empastado, otro de los temas que Vuelta Abajo no puede dejar de ofrecer.
Se notó la falta de más voces, especialmente la primera, en el vals jaranero Callejón de un solo caño (Victoria y Nicomedes Santa Cruz) interpretado junto a Palmero sube a la palma, ¡qué bonito! recordando a nuestros admirados canarios especialmente en la parte instrumental. Sin perder sabor llegaría la Zamba de la toldería (Buenaventura Luna, Óscar Valles y Fernando Porta), rítmica en estado puro y buenos punteos, Alma guaraní (Osvaldo Sosa / Damasio Esquivel) de belleza habitual en estas melodías del Paraguay, para cerrar viaje con la historia de un negro en Uruguay visto desde la vecina Argentina, de nuevo limitados en los equilibrios de voces e instrumentos con el Candombe para José (Roberto Ternán) y una amplificación no muy inspirada, recordando los tres orígenes del folklore hispanoamericano: el español, el indígena y el africano, feliz mestizaje que tan buena música nos ha dejado y de la que Vuelta Abajo son buenos intérpretes.
Con ese aire peliculero de las películas vaqueras nos mantuvimos en el nuevo continente con la conocida habanera esta vez reconvertida en mambo La Paloma (Sebastián Yradier) para una banda muy potente, especialmente en los metales y nuevamente la percusión que marca diferencias en este arreglo japonés. Y todavía más curiosa la versión de Amapola (José Mª Lacalle), un gaditano emigrado a Nueva York, cambiando los ritmos del bolero inicial, rumba y chachacá terminando en samba, verdadero homenaje caribeño del músico nipón Naohiro Iwai (1923-2014) para mantener ese aire transatlántico de este domingo donde el fuego robaba protagonismo a la música. Antes de volver a hacer una pequeña escala en nuestra España, el conocido tema de Rafael Hernández Marín "El Jibarito" El Cumbanchero con una instrumentación nada vulgar de nuevo a cargo de este descubrimiento del imperio naciente, hoy casi tan protagonista como los intérpretes, y pese a lo "vulgar" que nos podrían parecer estas canciones que toman nuevos aires, nunca mejor dicho, haciendo que las bandas también actualicen sonoridades y estilos.
Canta la copla que "La Habana es Cádiz con más negritos, Cádiz, La Habana con más salero" y Pascual Piqueras (Valencia, 1973) compuso este De Cai manteniendo la percusión del cajón mal llamado flamenco, venido de Perú pero totalmente asimilado gracias a Paco de Lucía, sumándole palmas y taconeo (bien por la pareja de percusionistas) que se quedaron comidos por las dinámicas de toda la banda, aires del sur con instrumentación internacional para esta música tan exportable y llena de vida, con todas las secciones participando.