Domingo de Santo Tomás, primer doctor de la Facultad de Teología de la Universidad de San Marcos

Por Joseantoniobenito

Fray Domingo de Santo Tomás será el primero en graduarse en sus aulas, el primer doctor y su primer catedrático de Prima Teología. Es el autor de la primera gramática en quechua. Al final de la obra y como muestra redacta un compendio de la doctrina cristiana sumamente interesante. Les comparto la interesante semblanza del Diccionario de la RAE, así como el texto del compendio de la doctrina cristiana y confesión general de la mano de dos maestros lingüistas, G. Taylor y R. Cerrón

I. BIOGRAFÍA: Domingo de Santo Tomás http://dbe.rah.es/biografias/15346/domingo-de-santo-tomas

Domingo de Santo Tomás. ¿Sevilla?, 1499 - Lima (Perú), 1570. Misionero, dominico (OP), autor de la primera gramática quechua.

Nació probablemente en Sevilla. Llegó al Perú en 1540 (aprox.). Se preocupó por estudiar la lengua quechua como instrumento para la evangelización de los indios del Perú. Compuso una gramática para facilitar a los conquistadores sus primeros contactos con los naturales. Se imprimió en Valladolid en 1560 y fray Domingo de Santo Tomás la llevó al Perú en julio de 1561. Fue quien informó a Cieza de León sobre la vida y costumbres antiguas de los indios peruanos.

La Provincia Dominica del Perú se estableció el 4 de enero de 1540, siendo su primer provincial fray Tomás de San Martín quien inició verdaderamente el adoctrinamiento de los indios en todo el Perú. Precisamente, fray Tomás de San Martín envía a fray Domingo de Santo Tomás a Trujillo junto con otros dominicos para que empezaran a evangelizar las regiones próximas.

Dice Pedro Cieza de León sobre fray Domingo de Santo Tomás: "Es uno de los que más sabe la lengua y ha estado mucho tiempo entre estos indios y doctrinándolos en las cosas de nuestra Santa fe Católica; así que por lo que yo vi y comprendí el tiempo que anduve por aquellos valles y por la relación que tengo de fray Domingo de Santo Tomás". En 1545 fue nombrado prior del Convento de Lima. En el año 1548 pasó a Cuzco para asistir, donde entre otras cosas se acordó crear un Estudio General que antecede a la Universidad de San Marcos de Lima. Luego se le encomendó la catequización de los indios de las calles de Chicama, Aucallama y Chancay. El mismo año de 1545 fue elegido prior del Convento de Lima.

En 1548 fundó un Convento en Chincha auspiciado por La Gasca. En su viaje de 1548 a Cuzco se encontró con La Gasca en Jauja y lo acompañó al Capítulo de Cuzco. En este Capítulo fue nombrado lector en Lima y se dedicó a la enseñanza. En el mismo Capítulo se creó la primera cátedra de quechua en la Universidad de San Marcos, pensada para la correcta traducción de la experiencia de la fe cristiana a la lengua indígena. Ya el arzobispo Loayza había llamado la atención sobre la necesidad de la instrucción en quechua (1545). La Cátedra sería la base académica para que los doctrineros y catequistas obtuvieron el grado de "Doctor de los indios", después de haber llevado el curso en el mismo Capítulo, se redistribuyó a los religiosos dominicos, fray Domingo de Santo Tomás fue a visitar algunas encomiendas de Lima. Según Isacio Pérez Fernández el primer esfuerzo para evangelizar en lengua quechua a los indios de Perú fue de los Dominicos y puede fecharse entre 1541 y 1545, haciendo referencia a unas cartillas para la catequesis, escrita en quechua, por varios autores en esos años.

Isacio Pérez Fernández cree que uno de esos autores fue fray Domingo de Santo Tomás pues entonces ya estaba reuniendo material para su Lexicón y su Gramática.

A pesar de la resistencia del alto clero al adoctrinamiento en quechua, y gracias al auspicio del arzobispo Loayza (1545-1551) las cartillas dispersas se reunieron en una sola, continuándose con la evangelización en lengua india. En su memorial a su sucesor La Gasca ordena que fray Domingo de Santo Tomás continúe con la tasación del tributo indígena, nombrándolo miembro de la comisión del segundo repartimiento de encomiendas junto a Andrés de Cianca y el arzobispo Loayza. Por experiencia creía que la idea de los obispos de imponer diezmos a los indios retardaría su conversión. Así lo expresó en una carta al Rey del 1 de julio de 1550. Se queja de las restricciones que tenían los religiosos en la administración de los sacramentos. Dando inicio a la discusión sobre la competencia y jurisdicción de los religiosos respecto a los obispos. Hasta ese momento los religiosos llevaron la instrucción y la conversión de los naturales, pero al llegar a sus nuevas diócesis, los obispos reclaman la administración de los sacramentos y la obediencia de los religiosos. Las Órdenes mendicantes rechazaron someterse a los obispos porque consideraban el asunto una intromisión de la jerarquía eclesiástica, lo cual provocó que éstos solicitaran proveer sus parroquias con curas diocesanos y diezmaran no sólo los españoles sino también los indígenas. La carta de fray Domingo de Santo Tomás es también una descripción de la situación indígena desde el descubrimiento del Perú hasta la pacificación de La Gasca.

Resalta la importancia de la tasación encomendada por La Gasca para la protección de los indígenas, pues antes de la tasación "A esta pobre gente les pedía mil, mil habían de dar [...] y sobre esto quemaban a los caciques y los echaban a perros y otros muchos malos tratamientos y les quitaban el señorío y el mando se lo daban a quien les parecía buen verdugo de los pobres indios para cumplir su voluntad y codicia desordenada".

Sobre el trabajo de los naturales en las minas dice que "no sólo hay mal en quitarles la libertad y echarles a morir y para su perdición [...] es en suma lo mucho del desorden y daño que acerca destas minas hay y doy fe a vuestra alteza como cristiano, que si no se pone orden muy en breve se destruirá la tierra".

Finalmente se muestra partidario de la restitución lascasiana de los dineros mal habidos de las encomiendas e intervino en las gestiones para que se restituya en las provincias más necesitadas y disipadas de la tierra en obras de Republica de ellas [...] en pro de los naturales de cuya vida y sangre ha salido esa plata y oro que a vuestra alteza le llevan".

Fray Domingo de Santo Tomás intervino indirectamente en la divulgación de la Real Provisión que autorizaba a Cebrián de Caritate la "exclusividad" de llevar camellos al Perú. Se pensaba que la fuerza de los camellos servía para alivianar las cargas que sobre los hombros agobiaban a los sufridos indígenas.

Según Isacio Pérez Fernández fue una manera estrafalaria de recordar a los miembros de la Audiencia el Auto de suspensión del trabajo indígena, dado por La Gasca al partir del Perú ( 22 de febrero de 1542), y de ofrecerles una salida cambiando camellos por trabajo personal. La Provisión llegó en abril de 1552 y los oidores pensaron en divulgar la Real Cedula de supresión del servicio personal de los indios, pero la provisión sobre la importación de camellos les hizo reflexionar sobre la conveniencia de tal divulgación.

Temían que se produjeran desmanes entre los encomenderos por la idea de remplazar indios con camellos.

En ese momento fray Domingo de Santo Tomás mostró una carta a los oidores donde el obispo de Chiapas, fray Bartolomé de las Casas, se asombraba de que los oidores no hubieran ejecutado la Cédula de supresión del servicio personal de indios, incluso precisa que eso era responsabilidad de la Audiencia y el virrey y no del Consejo de Indias. Ésta sería la primera prueba del contacto epistolar entre Las Casas y fray Domingo de Santo Tomás. Su primer contacto personal se produciría en el otoño de 1556, cuando fray Domingo de Santo Tomás visitaba Valladolid.

La defensa de los indios que pregonaba fray Domingo de Santo Tomás se basaba en el reconocimiento de la autoridad del Rey y en rechazo de las atribuciones de los encomenderos. Alguna vez el oidor Pedro de Mercado de Peñalosa en presencia de fray Domingo de Santo Tomás aprovechó una conversación sobre los derechos de Carlos I al reino de Nápoles para cuestionar los derechos reales a las Indias: "¿es el rey pariente de Guaynacaba (Huayna Capac) o cómo tiene esta tierra?". El fiscal Juan Fernández y fray Domingo de Santo Tomás reprendieron su actitud con la dureza de su indiferencia. Su trabajo evangelizador tiene especial valor porque fue le primero en estudiar y difundir entre los predicadores los conocimientos sobre las lenguas del Perú. Su pertenencía a la Orden Dominica y su competencia académica le dieron un papel preponderante en los primeros años lascasianos de la Universidad de San Marcos en el siglo XVI. Se encargó del dictado de los primeros cursos del Estudio General del noviciado y luego en la Universidad de San Marcos. Además fue él quien solicitó la Bula Pontificia de confirmación (1571). Asimismo se doctoró en la Universidad de San Marcos de Lima, donde se encargó de dictar las cátedras de Retórica, Gramática, Artes y Teología. En los primeros años de conquista participó en la fundación de conventos, la enseñanza a los indios y la pacificación de las guerras civiles entre los conquistadores. En 1545 fue prior de su convento en la ciudad de Lima y visitador de la Provincia en 1551. En 1553 fue predicador general y lector de Teología. En 1551, el general de la Orden Dominica le designó vicario general. En Lima, el arzobispo Loayza le ordenó empadronar y tasar el tributo indígena, ganándose la enemistad de los encomenderos.

Pertenece al grupo de dominicos lascasistas que no se limitaron a denunciar y condenar el abuso encomendero contra los indígenas, sino que, a través de la elaboración de memoriales y asesoría legal en juicios, enseñaron a los indios a defenderse con los mecanismo legales de la época. Precisamente el 19 de julio de 1559, los caciques indios, reunidos en la Ciudad de los Reyes, nombraron procuradores al padre Las Casas (en España), fray Domingo de Santo Tomás (Perú) y fray Alonso Méndez, para contrarrestar un Memorial de los encomenderos peruleros, donde ofrecen a Felipe II siete o nueve millones de ducados por la perpetuidad de la encomienda. El padre Las Casas y fray Domingo de Santo Tomás ofrecieron como contraoferta y en representación de los caciques indios del Perú dos millones más de los propuestos por los encomenderos, para impedir que se concediera la perpetuidad. Ambas partes sabían que no podían pagar los millones ofrecidos. El objetivo de ambas partes era ganar tiempo y la voluntad del Rey.

Fray Domingo de Santo Tomás impidió la perpetuidad de la encomienda. Lo contrario hubiera significado una forma de feudalismo en el marco de una "teoría organicista" de la sociedad. En un memorial de los encomenderos se decía que ellos eran los huesos que sustentan la república o la comunidad" o sea el grupo dominante. Por esto debían estar fortalecidos con la perpetuidad de la encomienda más la jurisdicción civil y criminal sobre los indios. Delegar el poder en particular era inaceptable en una monarquía absoluta, que, al contrario, concentraba el poder en el Rey. La coordinación de la contraoferta de los caciques de Lima se logró en el primer encuentro personal entre el padre Las Casas y fray Domingo de Santo Tomás en 1556. Fray Domingo de Santo Tomás logró del papa Paulo IV un jubileo plenísimo para el Hospital de Santa Ana a petición del arzobispo Loayza.

Volvió al Perú en 1561 y al año siguiente recibió la bula que lo nombraba obispo de Charcas. Fue consagrado en la Iglesia de Santo Domingo de Lima, por el arzobispo Loayza. A su regreso muere atacado por una enfermedad. Sus restos descansan en la Catedral del Obispado de Charcas. En opinión de Raúl Porras Barrenechea, la Gramática de fray Domingo de Santo Tomás recoge los primeros conocimientos de la lengua índica peruana, que hasta entonces los españoles habían logrado compilar de manera desordenada. Estos datos aumentaban progresivamente conforme se ampliaba su labor evangelizadora, ya que no sólo estuvo en el Cuzco sino que viajó también por la costa peruana.

Esa variedad fue la que oficializaron los Incas. El quechua cuzqueño viene a ser, entonces, un desarrollo posterior de la variante quinchay suyo con influencia aymara. Sus investigaciones lo han llevado a plantear que el quechua del que se ocupó Domingo de Santo Tomás desapareció a mediados del siglo XVII.

Bibl.: M. de Mendiburu, Diccionario Histórico-biográfico del Perú, Lima, Biblioteca Nacional del Perú, 1805-1885; R. Porras, "Fray Domingo de Santo Tomás fundador de la Universidad y descubridor del Quechua", en El Comercio (Lima), 12 y 14 de mayo de 1955; E. Romero de Valle, Diccionario manual de literatura peruana y materias afines, Lima, ed. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1966; F. de Solano, Documentos sobre política lingüística en Hispanoamérica (1492-1800), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1999; I. Pérez Fernández, Bartolomé de las Casas en el Perú, Cuzco, Ed. CBC, 1988; R. Cerrón Palomino, Lingüística Quechua, Cuzco, Centro Bartolomé de las Casas, 2003; R. Cerrón Palomino, "La piedra donde se posó la lechuza. Historia de un nombre", en Lexis (Revista de Lingüística y Literatura), PUCP (2006).

Yovani Soto Villanueva

NOTA DE INTERÉS: https://www.religionenlibertad.com/blog/36985/del-autor-de-la-primera-gramatica-del-quechua-fray-domingo-de.html

Platica para to/dos los Indios

Hermanos & hijos mios, a / todos vosotros os amo y / quiero mucho, como a mis / proprios hijos, por tanto os / quiero dezir los ma(n)damien-/tos d(e) dios, para q(ue) seays sus hi/jos y amigos suyos. Por esso / estad atentos, y oydme bien / esto que os quiero dezir. Noso-/tros todos los ho(m)bres, no so-/mos como los cauallos, ni co/mo las ouejas, ni como los / leones, ni como las demas co/sas biuas, Porq(ue) los cauallos, / los leones, y todas las otras cosas / que biue(n), quando mue/ren, el cuerpo y el anima // todo juntamente muere, pe-/ro nosotros los ho(m)bres no so/mos assi, q(ue) qua(n)do morimos, / nosotros, y vamos deste mu(n)-/do, solame(n)te muere n(ues)tro cuer/po. Mas nuestra anima y [e]spi-/ritu, este hombre nuestro in-/terior (q(ue) aca de(n)tro tenemos,) / nu(n)ca muere, para siempre ja-/mas biue. Y los que son hi-/jos de Dios (por sus sacrame(n)/tos) y son buenos y guardan / sus mandamientos, van alla / al cielo (que es la morada de / Dios) a donde estarán con el / en muy gran gozo, gloria y / alegria, descanso, y recrea-/cion para siempre jamas. Los / que fueren peccadores y ma-//los y no obedece(n) ni guardan / sus ma(n)damie(n)tos, qua(n)do mue/re(n), sus a(n)i(m)as ira(n) al infierno (q(ue) / es la casa y morada d(e) los d(e)mo/nios) y alli estaran para sie(m)pre / pena(n)do. Y pues ha de ser assi, / que las animas d(e) los buenos, / despues que mueren, han de / yr al cielo, a tener gran glo-/ria con dios, y las de los ma-/los co(n) el demonio al infierno / co(n) pena para sie(m)pre. Oydme / bie(n) esto q(ue) os quiero dezir, pa/ra q(ue) vays al cielo, escapando/os del infierno. Primero mu/cho tiempo ha, no auia cie-/lo, ni sol, ni luna, ni estrellas, / ni auia este mundo inferior, / ni en el auia ouejas, ni vena-/dos, ni zorras, ni aues, ni mar, // ni pexes, ni arboles, ni otra / cosa alguna. Solamente en-/tonces auia Dios, que jamas / tuuo, ni tiene principio , ni te(n)/dra fin. Y quando le plugo, / y fue seruido, hizo y crio el / cielo, la tierra, y todo lo de-/mas que ay en ellos. Hizo el / cielo, para casa y morada de / los Angeles, y de los buenos / hombres. Hizo el sol para / dar resplandor y alumbrar el / dia. Ta(m)bien crio la luna, ju(n)ta-/ mente con las estrellas, para a/lu(m)brar la noche, y darle clari-/dad. Hizo este mundo, para / que nosotros los hombres bi/uiessemos, anduuiessemos y / morassemos en el. Hizo el / ayre, para que respirassemos. // las aues, los pexes, y todo lo / demas que ay criado, todo lo / hizo y crio para nosotros los / hombres. Algunas cosas de-/llas crio, para q(ue) nosotros co-/miessemos. Otros para q(ue) nos / ayudassen y siruiessen en nue/stras necessidades. Otras pa-/ra que nos gozassemos y hol/gassemos en verlas. Crio as-/si mismo alla en el cielo muy / gra(n) cantidad y muchos cria-/dos suyos, que llamamos ange-/les. Los quales ni tiene(n) car/ne, ni huesso, no tienen cuer-/po, son [e]spiritus puros como / nuestras animas. Estos ange-/les que digo, no son como los / ho(m)bres, son de otro genero, / y [e]specie que nosotros. Destos // angeles q(ue) os he dicho, algu-/nos fuero(n) buenos y guarda-/ro(n) y obedesciero(n) los manda-/mie(n)tos d(e) dios, cu(m)plie(n)do su vo/lu(n)tad. Y estos agora esta(n) con / el en el cielo, y son bie(n) aue(n)tu-/rados, estando en gran conte(n)-/to y gloria, sin faltarles cosa / ninguna de las que dessean, / Y a estos llamamos Angeles / buenos. Otros fueron muy / malos, no obedesciero(n) a dios, / ni guardaron sus mandamie(n)/tos cu(m)pliendo su volu(n)tad, an-/tes peccaro(n) y enojaro(n) mucho / a dios n(uest)ro señor. Y a estos por / sus peccados, los echo Dios / del cielo, y desterro aca baxo / de la tierra, al infierno en gra(n) / fuego, y obscuridad, y hedor // Do(n)de hasta agora esta(n), y esta-/ra(n) para sie(m)pre encerrados, pa-/descie(n)do por sus peccados. Y / estos son los q(ue) en v(uest)ra lengua/ llamays (mana alli çupay.) Y / nosotros en la nuestra, les lla-/mamos diablos. Despues q(ue) / dios ouo hecho y criado to-/das estas cosas q(ue) os he dicho. / Crio en este mu(n)do vn ho(m)bre / llamado Adam, y vna muger / llamada Eua. Y d(e)ste ho(m)bre, y / d(e)sta muger, nosotros los chri/stianos, y vosotros los indios, / y todos los negros, y los in-/dios d(e) Mexico, y los indios q(ue) / esta(n) en los mo(n)tes, y todos q(uan)/ tos ho(m)bres ay derramados y / diuididos del vn cabo d(e)l mu(n)/do hasta el otro, todos d(e) ellos // p(ro)cedemos. Y nacemos. Y este / ho(m)bre llamado Adam, y esta / muger llamada Eua, son n(uest)ro / principio, y de do(n)de procede/mos. Y dellos, n(uest)ros antepassa/dos p(ro)cediero(n), y se fuero(n) a mo/rar a España, donde nosotros / biuimos. Y v(uest)ros antepassados / (d(e) quie(n)[es] vosotros venis) vinie/ro(n) a biuira esta t(ie)rra, do(n)de ago/ra estays. Y los antepassados / d(e) los negros se fuero(n) a sus tier/ras. Y los antepassados de los Mexicanos, y assi mismo los / de todos los ho(m)bres q(ue) esta(n) di/uididos por todo el mu(n)do, se / diuidiero(n) por diuersas t(ie)rras. / Aueys d(e) saber q(ue) aq(ue)llos demo/nios q(ue) os dixe, te(n)taro(n) a n(uest)ros p(ri)/meros padres, y diero(n) ocasio(n) // tentandolos para que pecas/sen, y assi peccaro(n). Y estos de/monios son los q(ue) a nosotros / cada día nos aco(n)sejan el pec-/car, engañandonos y persua-/diendonos lo malo, y a voso-/tros (aunque no los veys) os / pone(n) en vuestros coraçones / malos pe(n)samientos, os dize(n), / Adorad al sol, a la luna, a las / piedras, a los ydolos. Y, por / esto, aueys enojado co(n) v(uest)ros pe/cados mucho a dios n(uest)ro se-/ñor. Por esso auisad de aqui a/delante, y no lo hagays assi / como hasta agora, sino de a-/qui adela(n)te eme(n)daos de vue-/stros peccados, y co(n) vuestros / coraçones y pensamientos a-/llegaos a dios nuestro señor, // diziendo, O señor mio, vos soys mi señor y cria-/dor. Hasta agora no os he conoscido, y assi (adora(n)do los ydolos) os he mucho enojado. De aqui ad/elante me emendare, y nunca mas peccare. Y a / vos solo adorare y amare, mas que a todas las co=/sas. Biuiendo assi, y siendo christianos, quando / murieredes, vuestras animas yra(n) al cielo co(n) Dios / para siempre jamas. Amen.

Plática para todos los indios:

"Hermanos, hijos míos, a todos vosotros os amo y quiero mucho, como a mis propios hijos; por tanto os quiero decir los mandamientos de Dios, para que seáis sus hijos y amigos suyos. Por eso estad atentos, y oídme bien esto que os quiero decir. Nosotros todos los hombre no somos como los caballos ni como las ovejas ni como los leones ni como las demás cosas vivas. Porque los caballos, los leones y todas las otras cosas que viven, cuando mueren, el cuerpo y el ánima todo juntamente muere, pero nosotros los hombres no somos así: que cuando morimos nosotros y vamos de este mundo solamente muere nuestro cuerpo. Mas nuestra ánima y espíritu este hombre nuestro interior (que acá dentro tenemos) nunca muere: para siempre jamás vive. Y los que son hijos de Dios (por sus sacramentos) y son buenos y guardan sus mandamientos, van allá al cielo (que es la morada de Dios) adonde estarán con Él, en muy gran gozo, gloria y alegría, descanso y recreación para siempre jamás. Los que fueren pecadores y malos y no obedecen ni guardan sus mandamientos, cuando mueren, sus almas irán al infierno (que es la casa y morada de los demonios), y allí estarán para siempre penando. Y pues ha de ser así, que las ánimas de los buenos, después que mueren, han de ir al cielo, a tener gran gloria con Dios y las de los malos con el demonio al infierno con pena para siempre. Oídme bien esto que os quiero decir para que vais al cielo, escapándoos del infierno. Primero, mucho tiempo ha no había cielo, ni sol, ni luna, ni estrellas, ni había este mundo inferior, ni en él había ovejas, ni venados, ni zorras, ni aves ni mar, ni pejes, ni árboles ni otra cosa alguna. Solamente entonces había Dios, que jamás tuvo ni tiene principio ni tendrá fin. Y cuando le plugo y fue servido, hizo y crió el cielo, la tierra y todo lo demás que hay en ellos. Hizo el cielo para casa y morada de los ángeles y de los buenos hombres. Hizo el sol para dar resplandor y alumbrar el día. También crió la luna, juntamente con las estrellas, para alumbrar la noche y darle claridad. hizo este mundo para que nosotros los hombres viviésemos, anduviésemos y morásemos en él. Hizo el aire para que respirásemos, las aves, los peces y todo lo demás que hay criado, todo lo hizo y crió para nosotros los hombres. Algunas cosas de ellas crió para que nosotros comiésemos. Otras para que nos ayudasen y sirviesen en nuestras necesidades. Otras para que nos gozásemos y holgásemos en verlas. Crió así mismo allá en el cielo muy gran cantidad y muchos criados suyos que llamamos ángeles. Los cuales ni tienen carne ni hueso, no tienen cuerpo; son espíritus puros como nuestras ánimas. Estos ángeles que digo no son como los hombres; son de otro género y especie que nosotros. De estos ángeles que os he dicho, algunos fueron buenos y guardaron y obedecieron los mandamientos de Dios, cumpliendo su voluntad. Y éstos ahora están con el en el cielo y son bienaventurados, estando en gran contento y gloria, sin faltarles cosa ninguna de las que desean. Y a estos llamamos ángeles buenos. Otros fueron muy malos, no obedecieron a Dios, ni guardaron sus mandamientos cumpliendo su voluntad, antes pecaron y enojaron mucho a Dios nuestro Señor. Y a éstos, por sus pecados, los echó Dios del cielo y desterró acá abajo de la tierra al infierno, en gran fuego y obscuridad y hedor, donde hasta ahora están y estarán para siempre encerrados, padeciendo por sus pecados. Y éstos son lo que en vuestra lengua llamáis mana allí Çupay. Y nosotros, en la nuestra, les llamamos diablos. Después que Dios hubo hecho y criado todas estas cosas que os he dicho, crió en este mundo un hombre, llamado Adán, y una mujer llamada Eva. Y de este hombre y de esta mujer nosotros los cristianos y vosotros los indios y todos los negros y los indios de México y los indios que están en los montes y todos cuantos hombres hay derramados y divididos del un cabo del mundo hasta el otro, todos de ellos procedemos y nacemos. Y este hombre llamado Adán y esta mujer llamada Eva son nuestros principio y de donde procedemos. Y de ellos nuestros antepasados procedieron y se fueron a morar a España donde nosotros vivimos. Y vuestros antepasados (de quien vosotros venís) vinieron a vivir a esta tierra, donde ahora estáis. Y los antepasados de los negros se fueron a sus tierras y los antepasados de los mexicanos y así mismo los de todos los hombres que están divididos por todo el mundo, se dividieron por diversas tierras. Habéis de saber que aquellos demonios, que os dije, tentaron a nuestros primeros padres y dieron ocasión, tratándolos para que pecasen y así pecaron. Y vuestros demonios son los que a nosotros cada día nos aconsejan el pecar, engañándonos y persuadiéndonos lo malo y a vosotros (aunque no lo veis) os ponen en vuestros corazones malos pensamientos, os dicen adorad al sol, a la luna, a las piedras, a los ídolos. Y por esto habéis enojado con vuestros pecados mucho a Dios nuestro señor. Por eso avisad de aquí adelante y no lo hagáis así como hasta ahora, sino de aquí adelante enmendaos de vuestros pecados y con vuestros corazones y pensamientos allegados a Dios Nuestro Señor diciendo: "O, señor mío, vos sois mi señor y criador, hasta ahora no os he conocido y así (adorando los ídolos) os he mucho enojado. De aquí adelante me enmendaré y nunca más pecaré. Y a vos solo adoraré y amaré, más que a todas las cosa". Viviendo así, y siendo cristianos, cuando muriéredes, vuestras ánimas irán al cielo, con Dios para siempre jamás. Amén. ( Grammatica o arte de la Lengua General de los Indios de los Reynos del Perú. Estudio introductorio y notas por Rodolfo Cerrón-Palomino, CBC, Cuzco 1995 LXVI+179 pp)

LA CONFESSION GENERAL

Yo muy gran peccador me co( n)fesso, y di/go todos mis peccados a Dios, y a san/ cta Maria, y a sancto Domingo, y a to=/dos los sanctos, y a vos padre, que he pecca/do mucho en mal pensar, en mal hablar, ha=/blando en vano, comiendo y beuiendo de=/ masiado mal obrando riyendo hazie( n)do bur/la de otros, andando en balde, jugando, jura( n)/do sie( n)do negligente y perezoso en bie( n) obrar. / Por tanto, de todos ellos mis peccados me / pesa y me eme( n)dare dellos, y no boluere mas / a peccar. Y ruego a señora sancta Maria vir/gen, y madre de Dios, y a todos los sanctos / Rueguen a Dios por mi, y a vos padre ro=/gueys a Dios por mi, y en su nombre me ab=/soluare dellos. Amen.