Dominick Dunne. "Una mujer inoportuna"

Publicado el 16 mayo 2021 por Juancarlos53

"Jules sacudió la cabeza, pero por una razón diferente. Estaba locamente enamorado de una mujer cuya posición social era incompatible con la suya. Esa era la clase de conversación que nunca tendría con Pauline. Pauline entendía los asuntos internacionales y económicos lo suficientemente bien como para hablar de forma inteligente, y podía mantener su interés cuando hablaba de los acontecimientos y las personalidades del mundo en el que había nacido. Nada de disparatadas teorías sobre Marilyn Monroe. " (pág. 279)

"Una mujer inoportuna" es la tercera novela de Dominick Dunne que leo. La publicación original data de 1990; en España, Libros del Asteroide la publicó en 2019. Fue precisamente ese año cuando leí las otras dos de este escritor publicadas también por Asteroide: "Las dos señoras Grenville" y "Una temporada en el purgatorio". De ambas tengo reseña hecha en este blog que se pueden leer pinchando aquí y aquí.

"Una mujer inoportuna" me ha entretenido, sin duda alguna, pero no me ha sorprendido en absoluto. Quizás mi capacidad de sorpresa se agotó con las otras dos novelas. Algo más procaz y atrevida sí me ha parecido ésta, al mostrar la hipocresía de la alta sociedad y su doble moral sin ningún escrúpulo. A veces su procacidad me ha parecido que enfilaba decididamente hacia lo vulgar, especialmente por el lenguaje exhibido. Pero conviene remarcar que estos momentos son muy puntuales y no ensombrecen para nada los méritos de la novela.

Al igual que en los dos anteriores títulos lo que se cuenta aquí también está muy unido a la propia experiencia vital del autor: cronista social de Vanity Fair, guionista, buen conocedor de los entresijos del mundo hollywoodense... Pero, ¿qué es lo que se cuenta en este relato? En síntesis, lo siguiente:

El potentado millonario Jules Mendelson, felizmente casado desde hace 22 años con Pauline Petworth, inicia una relación con una camarera de la cafetería a la que todas las mañanas acude. La relación, que podría haber sido banal y durar lo que dura una calorina, sin embargo se extenderá a lo largo de cinco años. Durante este espacio de tiempo Flo March, que así se llama la joven que por edad bien podría ser hija de Jules, irá conquistando espacio público al conseguir que su amante la saque de la jaula de oro en Beverly Hills donde vive y la lleve a cenar, siempre con precauciones, a restaurantes concurridos, aunque nunca dentro de su zona socio-económica de influencia. Pero, tanto va el cántaro a la fuente y es tal la popularidad que tiene el Sr. Mendelson que su infidelidad comienza a ser conocida por personas del entorno que no tienen nada para callarse.

Pauline Mendelson, la perfecta esposa del importante político y hombre de negocios, dedica el grueso de su tiempo a dar fiestas en la lujosa casa familiar situada en lo alto de la colina de Los Ángeles; a estas fiestas acuden personajes de la política norteamericana y también muchos marchantes y conocedores del mundo del arte. La colección de cuadros que los Mendelson atesoran es objeto de deseo de más de un museo público o privado; todos ansían tener la oportunidad de hacerse con la colección. Estas reuniones y cenas son la manera de acercarse al gran hombre y de ofrecerse a él sin condiciones. Sólo hay un sector social que los Mendelson rehúyen: el del cine y el artisteo. Precisamente es a este mundo al que prestan especial atención Cyril Rathbone, mantenedor de una columna de cotilleos en la Revista Mulholland, y también es el mundillo en el que Flo March desearía verse incluida. Estos dos vectores externos a la realidad Mendelson propiciarán que la estabilidad familiar se tambalee. La causante de ello es esta mujer inoportuna o inconveniente [hay ediciones en las que se ha titulado así] totalmente ajena al mundo de Pauline Mendelson.

Junto a estos personajes y muchos otros más pertenecientes a las altas esferas socioeconómicas aparece un advenedizo, Philip Quennell, llegado a LA (Los Angeles) para escribir el guion de un documental sobre los estragos de la droga en el mundo del Cine. Como quiera que este escritor se ha hecho famoso por un libro denuncia sobre un adinerado empresario neoyorquino relacionado con Jules Mendelson, Pauline se atreve a invitarlo a una de sus cenas. Allí Philip conoce al mundillo entre los que está Héctor Paradiso, homosexual, muy amigo de Pauline y de Cyril Rathbone. La muerte violenta de éste tras esa cena será el motor que ponga en movimiento todo el relato. Jules decide hacerlo pasar por un suicidio, pero Philip y otros, conocedores de las inclinaciones sexuales de Héctor, piensan que ha sido un asesinato.

El mundo de los negocios del gran hombre, la política en la que está a punto de participar como enviado USA a la Europa Unida que se está conformando en torno a la moneda única del euro, los secretos inconfesables que cualquier persona lleva en su mochila vital, la delincuencia mafiosa que siempre ronda por los tugurios donde los poderosos y bien pensantes alivian sus bajas pasiones, el amor y el sexo de los integrantes del abundante elenco de personajes que confluyen en esta narración, el mundo de los criados y menesterosos (Glyceria, la criada de la estrella del celuloide ya en vías de extinción, Faye Converse; los sirvientes de los Mendelson: Dudley, Jim, Blondell...; Lonny Lodge, chapero; Jo-Jo, pistolero al servicio del ganster Arnie Zwillman; la propia Flo March; etc.), el mundo de la alta sociedad (Rose, la rica alcohólica; los Marty, productores cinematográficos; la directora de la revista Mulholland; etc.)... Todos estos elementos confluyen en esta novela interactuando y creando un mundo plenamente verosímil. De ambos mundos -el de los criados y el de los señores- sirven de nexo de unión Philip Quennell y su novia, la señorita Camilla Ebury que es a su vez sobrina de Héctor y amiga de Pauline.

La novela tiene todos los ingredientes típicos de un best seller:

  • intriga: encontrar al posible asesino de Héctor Paradiso es un elemento importante sostenedor del relato. Habiendo elementos propios del thriller, sin embargo esto no es lo esencial de la novela.
  • adicciones: el alcohol es parte importante de la vida de no pocos personajes. El mismísimo personaje Philip Quennell está escribiendo un guion para un documental sobre los estragos de la droga en Hollywood-
  • corrupción en las altas esferas: en el ámbito policial, judicial, empresarial...
  • culturalismo al alcance de la mayoría de los lectores: pintores impresionista -Van Gogh, Manet...-, el Cine -Marilyn Monroe, Beverly Hills, guionistas, productores...-, etc.
  • sexo presentado de manera más abundante y procaz que en sus anteriores novelas. Hay abundancia de homosexuales en el ámbito de los creadores culturales (cronistas de sociedad, periodistas y algún escritor), que ocultan su inclinación yendo a buscar sexo a locales de baja nota. También se toca el mundo de mujeres que se relacionan con grandes hombres siendo sus amantes. Las esposas de éstos las consideran prostitutas, mientras que ellas y su entorno las califica de simples amigas.
  • cosmopolitismo: Si algo entusiasma a los lectores de best sellers, ello es la presentación de una vida llena de placeres y lujos ajena a ellos pero ciertamente perteneciente a su oscuro objeto de deseo. El mundo de la gran ciudad con la vorágine de calles y avenidas, la noche, los lujosos barrios residenciales, la espectacularidad de los automóviles que circulan por ellos... Todo esto lo ofrece Dominick Dunne en no pocas ocasiones al hablar de Los Angeles:
    • "Salió de Sunset Boulevard por Benedict Canyon hacia Angelo Drive, donde giró a la izquierda, e inició el tortuoso ascenso por la colina, que tenía unas curvas que erizaban el vello y por las que los forasteros nunca se aventuraban de noche. " [...] "Philip Quennell y Camilla Ebury, de camino desde la casa de Camilla en Bel Air hasta la de Hector Paradiso en Hollywood Hills "
  • Los dos mundos. El "arriba y abajo" que tanto gusta en cualquier best seller aquí aparece. Por mucho que los de arriba quieran no mezclarse con la marginalidad, los bajos fondos de la sociedad, tal cosa se hace poco menos que imposible.

Una mujer inoportuna se publica, como ya he dicho, en 1990, cuatro años después de Las dos señoras Grenville y tres antes de Una temporada en el purgatorio. El dato me parece de interés a la hora de comprender la aparición de algún personaje en ella que ya lo hizo en la anterior o que lo hará en la siguiente. Así el cronista social, periodista y escritor Basil Plant que narra la historia en la novela aparecida en 1986, en ésta es citado como el autor de un manuscrito que cuando él fue asesinado [este hecho ha sucedido fuera de los hechos narrados en una y otra novelas, creo recordar] desapareció y que es buscado por el mundo editorial dado que su contenido acerca de la manera de vivir de los ricos y poderosos promete ser de lo más sabroso. El título de la supuesta novela inacabada es " Candles at lunch" (" El libro será finalmente publicado en primavera. Ha despertado un enorme interés entre los clubes de lectura y la industria del cine. ") y de manera azarosa ha ido a parar a la vacía biblioteca de un chapero, Lonny Edge, que tiene en el relato un importante papel.

Del mismo modo, al haber caído en mis manos antes de este libro el de su última novela, Una temporada en el purgatorio, según que avanzaba en Una mujer inoportuna, la figura del abogado Sims Lord, que lleva con pulcritud y fidelidad los asuntos económicos de los Mendelson, me sonaba en mi cabeza como conocido. Y así es, si bien es en ésta donde tiene su primera aparición. De aquí puede inferirse esa máxima que entre lectores suele sostenerse y que podría formularse así: "De la importancia de leer las obras por el orden debido". En fin, es una pequeña broma que me hago a mí mismo en voz alta.

Y al propósito de bromas, no quiero que se me escape el punto humorístico que Dominick Dunne introduce en algunos momentos en la narración. El más divertido e incisivo por atacar directamente al gremio del que el propio autor formaba parte es cuanto dice de la crítica literaria del Mullholand, Hortense Madden. Esta mujer, seria en apariencia y contrapunto de la superficialidad de, por ejemplo, Cyril Rathbone, el encargado de la columna de cotilleos sociales, también tiene su lado oscuro, divertido por demás. Es una gran humorada, a mi ver, colocar a una critica literaria engolfándose en un club nocturno gay haciendo de cantante " en su vida secreta como Marvene McQueen ". Hortense Madden, la muy temida crítica literaria de la revista Mulholland que " habría descubierto el borrador perdido de Candles at lunch de Basil Plant, su famosa novela inacabada ".

La narración es en 3ª persona. Es un narrador externo que se muestra omnisciente y conocedor de todos los entresijos. Los 30 capítulos en que se distribuye la narración están precedidos por unos breves fragmentos confesionales dictados por el personaje de Flo March a una grabadora en los que ella rememora, desde su particular perspectiva y en primera persona, el episodio que a continuación vamos a leer narrado por ese otro narrador externo a los sucesos. " Las cintas de Flo" que así se denominan estos dictados son 29 y cumplen en el desarrollo de la trama un importante papel que naturalmente aquí no se puede desvelar si es que no se quiere destrozar el placer de esta lectura.

Repasando las reseñas que hice en este blog sobre las otras dos novelas que he leído de Dominick Dunne reparo en que la correspondiente a Las dos señoras Grenville finalizaba imponiéndome a mí mismo una tarea que para nada he cumplido. Era la de indagar un poquito sobre la evidente inclinación que el escritor muestra en estas novelas por nuestro país. Es verdad que España aparece siempre de una u otra manera citada en cualquiera de sus relatos. En ésta, por ejemplo, se nos dice que el marido de Camilla Ebury falleció de infarto repentino durante una visita turística que el matrimonio y su hija hicieron a Barcelona; y también, como en las otras novelas, las alusiones a pintores españoles son más que frecuentes, si bien en Una mujer inoportuna aparecen en menor cantidad (p.e. [Casper, el joven productor de cine lucía una chaqueta Armani que] " se abría sobre su camiseta estampada con una reproducción del Guernika de Picasso ") que en las otras dos en las que las alusiones a Dalí, Miró, Picasso... son abundantes.

Sigo, pues, con la misma tarea que me impuse hace ya dos años: ¿Tenía una relación especial Dominick Dunne con España? Espero resolver esta cuestión algún día. Pero si alguien tuviera alguna información me encantaría conocerla. Gracias de antemano.

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