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'Don Álvaro o la fuerza del sino', del Duque de Rivas

Publicado el 09 febrero 2011 por Carm9n @Carmenyamigos
'Don Álvaro o la fuerza del sino', del Duque de Rivas
Si os soy sincera, algo de respeto, por no decir mucho, me produce el reseñar la obra maestra del teatro romántico, "Don Álvaro o la fuerza del sino", ya analizada sobradamente por estudiosos de renombre. Yo haré aquí mi modesta contribución a la causa romántica.
Y empezaré diciendo que la obra me ha encantado. Algunas críticas, ya superadas desde mi punto de vista,  le achacaron ciertos desórdenes estructurales, cierto caos, que no es tal. Su autor, Ángel de Saavedra y Ramírez de Baquedano, más conocido como Duque de Rivas, lo dispuso todo de tal modo que produjese el efecto por él deseado.

'Don Álvaro o la fuerza del sino', del Duque de Rivas

Duque de Rivas


De los dos romanticismos de los que hablan los críticos, el romanticismo histórico, en el que podemos encuadrar, por ejemplo, "Don Juan Tenorio", y el romanticismo subversivo, en el que se encuentra "Don Álvaro o la fuerza del sino" y en donde podemos incluir la obra de autores como Espronceda, yo sin duda me quedo con el segundo, un romanticismo menos sentimental y más radical, en el que se reconoce por primera vez  el pensamiento moderno: el fracaso de los valores absolutos y  las líneas de pensamiento tradicionales, bien arraigadas en la España católica. 
En esta obra en concreto el Duque de Rivas nos deja clara la orfandad espiritual del ser humano, su aislamiento, y la desesperanza en la que el hombre cae al ver su vida avocada a la desgracia por un destino fatal. El papel de la Providencia, como muy bien se encarga de transmitirnos el autor, no tiene cabida aquí.

'Don Álvaro o la fuerza del sino', del Duque de Rivas

El caminante sobre el mar de nubes,  de Friedrich


Os recuerdo brevemente el argumento, procurando no destrozaros la lectura si todavía no lo habéis leído... Don Álvaro, mestizo y de incierto origen, se enamora de Leonor (otra vez Leonor es el nombre de la heroína, como en "El Trovador"); es correspondido, pero el padre de ella, el marqués de Calatrava, de rancia familia noble venida a menos, no consiente en tal unión. A partir de aquí el destino, que otros dan en llamar fatalidad, decidirá el discurrir de los acontecimientos en los que don Álvaro, doña Leonor, el marqués, don Carlos y don Alfonso, hermanos de la dama, se verán envueltos; casualidades desgraciadas que encajan perfectamente en esa visión pesimista del romanticismo.
La obra está dividida en cinco jornadas, como era costumbre en la época, y fue escrita con mezcla, también típico del romanticismo, de prosa y verso.  Se lee con mucha facilidad, y a través  de ella  podemos comprender mejor la visión arrebatada, pasional y desesperanzada del hombre romántico.

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