Saturado y con ansias de libertad, Don Draper (Jon Hamm) realiza un viaje sin destino aparente que le acaba conduciendo hasta California. Justo en su momento de mayor reconocimiento profesional, necesita de una gran catarsis personal puesto que los fantasmas del pasado parecen regresar para atormentarle. Irresponsable como pocos, vuelve a hacer algo habitual en él: desaparecer.
Todas sus inseguridades y todos sus miedos se materializan mientras se encuentra en un retiro espiritual en el que después de mantener conversaciones telefónicas con las tres mujeres más importantes de su vida, cae en el mayor de los abismos. Su existencia se cimienta sobre una farsa y la brillantez profesional que le caracteriza también le asemeja a los genios. Son personas que, por su propia notoriedad, no suelen ceñirse a las normas establecidas.
Un nuevo apoyo femenino vuelve a salvarle y finalmente hallará en la meditación un nuevo punto de partida. Matthew Weiner nos deja varias pistas al respecto a lo largo de esta última temporada. La presencia constante de Coca Cola tiene su reflejo en la conclusión cuando se sugiere que Don creará el famoso anuncio "I'd Like to Buy the World a Coke" (1971). Tal como dice Peggy, en McCann-Erickson le volverán a abrir las puertas y podrá encargarse de una marca gigantesca con un espíritu renovado y, de alguna manera, purificado.
Ha sido una conclusión acertada en su mayor parte. Weiner quería dejar a la mayoría de los personajes un poco más felices que al inicio de la serie. Ha sido un fenomenal recorrido por la década de los 60 donde la ficción televisiva ha estado en contacto permanente con su época a través de acontecimientos sociales y políticos. La transformación de la sociedad norteamericana ha acompañado a la evolución de los personajes creando una sinfonía harmoniosa durante la mayor parte de su extensa trayectoria en la pequeña pantalla (2007-2015). A través de la serie hemos presenciado una visión personal y sentida de acontecimientos como el debate Kennedy-Nixon de 1960, el asesinato del propio JFK tres años después, la batalla por los derechos civiles, los conflictos raciales, Vietnam, la lucha de las mujeres por conseguir reconocimiento profesional, y un largo etcétera. Las extraordinarias canciones del momento han acompañado la mayor parte de las conclusiones y nos han dejado momentos increíbles. Me gustaría destacar estas dos piezas: Shahdaroba, de Roy Orbison, y You Only Live Twice, interpretada por Nancy Sinatra.
Sin embargo, esta última temporada, dividida en dos años de emisión, estaba por debajo de las expectativas. En todo momento, pareció verse que le faltaba un objetivo claro y deambulaba alrededor de la deconstrucción del personaje de Don Draper generando situaciones algo cansinas e innecesarias. El episodio final recupera parte de las mejores esencias y concluye adecuadamente.
Con Mad Men el recorrido argumental ha sido lo mejor. Ya sabemos que las conclusiones voluntarias siempre son difíciles y no contentan a todo el mundo. No obstante, me sigue resultando curioso que una de las apuestas magistrales de los últimos años no haya podido sustraerse a los convencionalismos que afectan al formato televisivo desde los inicios: el cierre de tramas acelerado y la resolución de situaciones en el mismo capítulo final. El ejemplo más claro de ello en la finale de Mad Men lo encontramos en la historia de Peggy Olson (Elisabeth Moss). La forma en que se resuelve su relación con Stan (Jay R. Ferguson) es tan sorpresiva y poco creíble que no podía dar crédito mientras lo veía. No tiene justificación alguna que se produzca de una forma tan precipitada. En situaciones normales, se tendría que haber trabajado previamente con más ahínco porque esa amistad que les unía no cuela que pueda transformarse en relación sentimental con solo una llamada. Hay ocasiones en que este tipo de conclusiones pueden asemejar a la mejor ficción televisiva con el peor de los culebrones.
Pero quedémonos con todos los momentos magníficos que Mad Men nos ha hecho pasar y con la excelencia de sus tramas argumentales, desarrollo y conflicto entre personajes, y caracterización de época. Don, Peggy, Joan, Roger, Pete, Sally, Betty... os echaremos de menos.
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