Don Enrique Varela, tapatío excepcional

Publicado el 19 febrero 2019 por Jamedina @medinaloera

Fue Don Enrique Varela Vázquez, quien recientemente falleció a los 92 años de edad, un tapatío fuera de serie, de aquellos que nacen cada 100 años; enamorado de Guadalajara y de Jalisco, un hombre de bien en el más amplio sentido.

Durante muchos años, siendo director de la Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara, destacó como factor de entendimiento entre diversos sectores económicos, políticos y sociales, viendo siempre por el bien común.

Respetado maestro empresarial, contribuyó exitosamente en la formación de numerosos empleadores y líderes que desde hace décadas han destacado en este sector.

Entre los acuerdos que promovió figuran programas y obras a través del Consejo de Colaboración Municipal, la Alianza para la Producción, los festejos para celebrar el Tapatío Un Millón y la fundación y desarrollo de Expo Guadalajara.

Gracias a sus buenas relaciones con la Iglesia, contribuyó de manera relevante en hechos memorables como el nombramiento del primer cardenal mexicano José Garibi Rivera y la visita del Papa Juan Pablo II a Guadalajara.

De igual manera destaca su contribución en la promoción de la cultura a través de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco, que presidió, y también a través del Instituto Cultural Ignacio Dávila Garibi, que dirigió hasta su muerte.

Dentro de las actividades del Instituto Dávila Garibi figuran las Tertulias que él organizaba y encabezaba cada mes, con la participación de personas de diversas disciplinas, amantes del conocimiento, además de conferencias y otras actividades.

Durante la tertulias vespertinas se comentaban los temas del día desde diferentes enfoques, y los asistentes teníamos la oportunidad de disfrutar sus amenas charlas, siempre llenas de sabiduría, de esperanza y de respeto a los demás.

Por cierto que pocos personajes de Jalisco han gozado de tan excelente memoria como Don Enrique, quien hablaba de hechos históricos de hace más de 50, 60 o 70 años como si de ellos hubiera sido testigo el día anterior.

La última vez que lo vi fue en la comida que con motivo de Navidad organizó el Instituto Dávila Garibi el 13 de diciembre del año pasado. Ahí estuvo de excelente buen humor, y su avanzada edad no impidió que brindáramos con un buen tinto español.

Cabe señalar, sin embargo, que se llevó la clave de muchos hechos relevantes, puesto que no concedía entrevistas de prensa, siempre eludió los reflectores, y cuando una vez le pregunté si escribiría sus Memorias, respondió: “Ni me hable de eso”.

Artículo publicado por la revista Portada de México en su edición de febrero de 2019.

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