Don Quijote y Sancho Panza se perdieron en su camino y llegaron a Madrid. Y tanto les gustó que se quedaron petrificados para que nadie los moviese de allí. Escogieron la Plaza de España y son, con diferencia, los claros protagonistas.
Estamos hablando del monumento a Miguel de Cervantes, uno de los escritores más representativos de nuestra literatura. Su obra más reconocida es el Quijote y las aventuras de sus personajes han dado lugar a rutas e itinerarios. No obstante, esta vez no nos vamos a la Mancha, nos quedamos en Madrid.
Con motivo del 300 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, en 1915 se convocó un concurso nacional para levantar un monumento conmemorativa en la recién construida Plaza de España.
El arquitecto Rafael Martínez Zapatero y el escultor Loreno Coullaut Valera fueron quienes presentaron el proyecto ganador, un proyecto que al llevarlo a cabo dio lugar a una de las esculturas más divertidas de la capital española.