Arlen Mata
Recientemente el presidente de los Estados Unidos ha sugerido al mundo que su país esta contemplando la posibilidad de realizar una intervención militar en Venezuela. Ante las declaraciones muchas reacciones han habido, la gran mayoría del pueblo venezolano las rechaza de plano, y la dirigencia del gobierno revolucionario así como el liderazgo de la FANB las ha repudiado con fuerza y valor patrio.
Pero lo que más me ha llamado la atención han sido las impresiones de los dirigentes opositores al respecto. Unos, como es el caso de Falcon, se han opuesto públicamente a cualquier intervención militar, otros como en el caso de Diego Arria se han pronunciado públicamente y con alegría a favor de una medida de tal magnitud. Otros hasta ahora callan, pero según sus propios partidarios están nerviosos por que sus empresarios les están reclamando duro por el peligro que representa dicha amenaza para sus industrias, sus negocios e inversiones. En fin, unos locos apoyan, otros no tan locos se angustian.
La tesis que manejamos del porque es tan diversa la respuesta opositora frente a la amenaza de su principal aliado contra Venezuela es la siguiente: Lo que pasa es que se pusieron a jugar con fuego. Entonces engañaron al mundo con una caracterización falsa y errónea del gobierno venezolano. Al decir y repetir mil veces que esto es una dictadura asesina, que estaban masacrando a cientos de venezolanos en las calles y que otros miles habían sido encarcelados injustamente, al mentir descaradamente, los EEUU y la OTAN cobran la fuerza para intentar legitimar una intervención abierta de carácter militar con propósitos crematísticos (petroleo).
A la derecha le convenía todo ello pero con el propósito de poner a toda la comunidad americana de su lado y si era posible bloquear económicamente mas al país, pues según ellos ( en su maldad contra el pueblo) el gobierno se rendiría por hambre y aislamiento. Pero el coco que Chavez anuncio tanto y nunca vino asomo la cabeza y ahora se complico todo. Sus planes se comienzan a salir de sus manos y los amos a los que recurrieron por auxilio aprovechan sus mentiras para intentar hacer lo que les venga en ganas pasando por encima de sus aliados locales y planifican una guerra injusta.
Los venezolanos de bien, los que amamos a nuestro pueblo y a esta tierra apostamos por la paz de nuestros hijos e hijas y por nuestra independencia. Pero, que pasaría, en un supuesto negado, si Trump cumple sus amenazas. Que le dirá al país la derecha venezolana en relación a tan solo 3 preguntas:
1. ¿Como le garantizaran a la burguesía que sus empresas no serán destruidas en el fragor de las batallas?
2. ¿Como garantizaran que un importante número de cuadros políticos, dirigentes medios y familiares de la alta dirigencia de la oposición no caerán en medio de la confrontación?
3. ¿Que explicación le darán a su aliado gobierno colombiano si la guerra se traslada violentamente hacia su territorio?
A la ignorante dirigencia opositora venezolana hay que decirle un par de cosas para ver si pueden comenzar a medir las consecuencias de sus locuras irresponsables: Venezuela no es Panamá y tampoco es la libia de la última etapa de Gadaffi. El poder de fuego del Ejercito Venezolano, la Infantería de Marina de la Armada y de nuestra Aviación Militar no es un juego. Las inversiones que el comandante Chavez hizo al respecto nos colocaron casi solos y a duras penas seguidos por Chile a la vanguardia tecnológica en materia militar en América Latina y el Caribe. El poder destructivo de nuestros sistemas de armas no tiene parangón en América del Sur. Y nuestras Fuerzas Especiales son hoy numerosas en comparación con otras naciones de la región.
Los gringos sin duda ganarían cualquier guerra convencional. Pero si la estrategia de la FAN fuere no convencional como por ejemplo luchar en territorios fuera de la fronteras todo se complicaría para el imperio por razones logísticas, pero especialmente se complicaría para los vecinos que habiendo conspirado, cobrarían las consecuencias de su traición con un precio muy alto.
Colombia por ejemplo no tiene hoy aviones de superioridad aérea en su inventario, no cuenta con aeronaves para combate aire aire en su Fuerza Aérea, no posee tanques o MBT’s, no posee sistemas de artillería modernos ni mucho menos sistemas de lanza misiles múltiples, no tienen tampoco transportes blindados o VCI’ s modernos, tan solo posee un pequeño número de blindados sobre ruedas y un reducido número de viejos sistemas de artillería tubular. La única fortaleza que tienen es que poseen un importante número de helicópteros y un buen pie de fuerza de mas de 300 mil hombres, pero carecen de la mas mínima infraestructura técnica para el campo de batalla moderno.
Lamentablemente para ellos pudieran llegar a ser duramente golpeados si la guerra se traslada hacia su territorio. Toda su infraestructura eléctrica, industrial y militar correría el peligro de ser bombardeada desde tierra o aire y no podrían hacer casi nada para parar la locura que se les vendrá arriba. Una guerra como esa no la han peleado y no es nada parecida a la guerra irregular que vivieron por 60 años.
La ignorancia sobre temas militares de gran parte de la dirigencia de los partidos de oposición venezolanos y la maldad y odio que hay en el corazón de algunos ( pocos pero con peso) los ha cegado y no tienen marco de referencia suficiente para medir las consecuencias ni siquiera para ellos mismos y sus aliados en una conflagración de esa naturaleza.
Recientemente el ex- canciller y ex-ministro de la defensa de Brasil se ha pronunciado duramente en contra de la pretensión norteamericana. En su análisis Amorín reconoce que tal acción desencadenaría una guerra civil en América del sur. Que nadie tendría garantía de victoria. Y que el pueblo venezolano viviría un sufrimiento horrendo. En su texto compara lo que ocurriría con un Vietnan en la frontera con Brasil. Luego de ello, el propio gobierno de facto de Brasil, un gobierno de derecha y enemigo del gobierno venezolano a dicho, en boca de su canciller, que no esta de acuerdo con una intervención militar en Venezuela, que prefiere la diplomacia.
La derecha venezolana en su ignorancia y su afán desmedido por el poder ha alimentado un monstruo de consecuencias terribles e impredecibles. Su errónea y falsa caracterización sobre el país, colocándolo como una dictadura asesina, puede llevar al país a un abismo, y ellos mismos no escaparían del horror de un desenlace de tal característica.
Afortunadamente todo esto es un supuesto negado. La gran mayoría de nuestro pueblo y la dirigencia revolucionaria harán hasta lo imposible para evitar tal tragedia. Definitivamente *”viviremos y venceremos”*, haremos honor a la consigna de Hugo Chavez.
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