Ojo por ojo y diente por diente. No importa saltarse la Comunidad Internacional, no importa que se haga de forma unilateral. Es importante también que todos sepan que Trump y los yanquis están por encima de cualquier acuerdo internacional. La ONU, la OTAN y el Sursuncorda no pueden parar la ambición estadounidense, sólo les queda someterse al poder militar de la Gran Potencia.
No es seguro que haya sido el canalla de Bashar al-Ásad el autor del tremendo asesinato de población civil con bombas químicas, pero aunque lo hubiera sido, atacar sin el respaldo internacional es una acción ilegal de difícil consecuencias. La ley del Talión nunca ha sido la solución. Había que haber apostado por una comisión de investigación internacional para poder castigar al autor. Arreglar con más muertos y más niños muertos un asunto criminal no es la solución.
Hoy el Estado Islámico está aplaudiendo esta acción, esta ayuda. Trump ha conseguido ponerse, sin quererlo, al lado de los terroristas, los que luchan contra el tirano sirio. Hoy el terrorismo criminal Daesh está contento. Ha conseguido lo que probablemente quería.
Por cuenta propia ha iniciado una acción que ha colocado a USA y a sus aliados en contra de la otra gran potencia: Rusia. Y ha puesto en peligro el equilibrio internacional, con Putin y Trump, dos enajenados, como árbitros de la paz
Ahí están los que han apoyado sin ambages el ataque: Arabia Saudí (sabido es que están al lado de los terroristas), Israel (que busca mantener y aumentar el apoyo yanqui al conflicto con Palestina) y el Reino Unido (que cada vez está más fuera del concierto europeo y buscan arrimarse más a los yanquis para huir de la soledad con que el Brexit le puede dejar).
La actuación de los países europeos, incluida España, ha sido la bajada de pantalones, pues aunque hablan de que es necesario el soporte internacional, en el futuro, aprueban la medida ilegal, sin que les de vergüenza su mamporrismo. No se atreven a la mínima crítica sobre Trump, no vaya a ser que les convierta en enemigos. Y, en estos momentos, habría que preguntarse para qué sirven las instancias internacionales.
Las leyes hay que cumplirlas siempre, dicen por ejemplo, desde nuestro gobierno a los grupos independentistas, en relación al posible referéndum. Sin embargo, consienten sin rubor que Trump se salte los acuerdos internacionales y como mucho hablan de que los cumpla en el futuro. ¿En qué quedamos?
Todo sin olvidar que los barcos desde donde se han disparado los misiles yanquis tienen su base en Rota. Ya es hora de que desaparezcan estas bases americanas de nuestro territorio, que no hacen sino ponernos en peligro como copartícipes, aunque sea de forma pasiva, de estas acciones bélicas.
No, la solución no es la guerra. Hay que empezar, antes de que sea tarde a reivindicar una paz que está en peligro y a salir, si fuera preciso, de nuevo a las calles para volver a dejar claro que no estamos por ninguna guerra, luego puede ser tarde.
¡¡NO A LA GUERRA!!Salud y República