Uno de los lugares en el que se lleva a cabo la actividad de lo creado, se sitúa durante la labor del Branding empresarial entendido como un proceso global, emprendedor, de una interacción social comprometida.
Esta ubicación, limita con la plástica de la representación que acontece sobre el espacio ideado, en el cual dicho espacio, recorre tratamientos del dominio de Arte adaptados a propuestas escénicas para multifacéticos espacios abiertos que se desarrollan por la cuidada estrategia de los eventos, o bien, para los íntimos espacios teatrales, más convencionales, donde se producirá el intercambio entre usuario y planificación, ampliando de este modo, el campo de la experiencia en una dualidad: colectivo social y empresa.
Tal cualidad de doble se relaciona con la comunicación por el simple hecho de mostrar o sugerir un mensaje, o al menos, un elemento de la cosa comunicada. Es decir, cuando se fomenta el Branding en los eventos corporativos, ofrece siempre un espacio, un escenario que independientemente de su forma y función, actúa como un objeto para mirar dirigido directamente a la audiencia gracias al gesto de entrega del actor, o espectáculo puesto en escena.
Esta exhibición, como en la vida, desborda los límites de lo mostrado en su expresión, pues casi nunca se da en estado puro, sino acompañada de la palabra, la música, o por cualquier otro sistema semiótico que la ponga en situación.
El aspecto es notablemente relacional, puesto que el Branding utiliza este instrumento para destacar el discurso que quiere enseñar comportándose como un comentarista de su marca merced a este acto de mostrar.