Edad, sexo, lugar de residencia, situación amorosa, profesión, formación o nuestros centros de interés son los datos a priori más jugosos. Está información servirá para convertirnos en receptores pasivos de publicidad filtrada a nuestros intereses. Publicidad directa y casi a la carta. Si nuestros RT o megusta se dirigen hacia un deporte concreto, será ese unos de los temas publicitarios que visualizaremos constantemente en nuestra pantalla. Si por el contrario apoyamos un tipo de música, esta será una de las publicidades que recibamos. Así, si Faceboook, Google o Twitter ofrecen a un anunciante llegar a 10.000 clientes diana, no fallarán en su oferta. Acertarán un alto porcentaje en que la publicidad irá destinada a clientes potencialmente interesados, evitando al anunciante hacer una campaña genérica masiva pero ciega a fin de cuentas. Pero lo más jugoso de este negocio es que la materia prima se transforma y clasifica de manera gratuita: al interactuar en cotidiano en los medios sociales, generamos y digitalizamos toda esta información de manera gratuita para estas empresas, que acumulan día tras día un capital humano de colosales dimensiones.
Mientras más sociales seamos, más transparentes seremos. Nos dirigimos a una sociedad impúdica donde un pezón puede ser censurada por Facebook, pero donde nos mostramos sinceros y desnudos frente a la tiranía de los mercados. [+Le Figaro]alfonsovazquez.comciberantropólogo
Savez-vous comment Twitter et Facebook vous ciblent?