Así, una y otra vez. Y llegó la hora de la verdad. Y Rajoy se hizo presidente. Y empezó a gobernar. Claro que por lo que se ve, no ha dada demasiada confianza a sus amos, porque si no, no se explica que, a pesar de una reforma laboral salvaje que le va a costar una huelga y lo que venga, y además de subir impuestos, los parámetros por los que se mide nuestra economía --según criterios que Rajoy comparte con sus amos--, como son la prima de riesgo y la clasificación de las Agencias de Rating, no han hecho sino bajar.
Hoy nos encontramos con peores clasificaciones y con una prima de riesgo más alta que en noviembre. Recordemos que antes el consuelo era que Italia estaba peor, unos cuarenta puntos más alta tenía su prima de riesgo, mientras que hoy es justo al revés. Ayer llegamos casi a los 370, mientras que Italia no llegó a los 320. ¿Donde está lo conseguido por el gobierno Rajoy? ¿Para qué ha servido tanto sacrificio? ¿Por qué ocurre este dislate?
Por cierto, que el mismo Rajoy ya está diciendo –ahora que ha ganado— que este año será duro y que subirá el paro. Mientras que hace cinco meses hacía otras cuentas, bien distintas. Presumía de que Europa le tiene más confianza a él y resulta que desde que está, no se deben fiar mucho pues ya es la segunda vez que mandan inspectores para estudiar nuestras cuentas y ver que no hay trampa ni cartón.
Rajoy sólo ha conseguido poner en marcha medidas que confirman que ha mentido, tanto en la subida de impuestos como en el abaratamiento del despido. Sólo ha conseguido el agradecimiento de nuestra clase empresarial, cavernícola, a la que le ha hecho una reforma laboral a su medida. En Europa nadie se fía de Rajoy, entre otras cosas porque todavía tiene en los cajones el presupuesto de este año y no lo quiere mostrar hasta que no pasen las elecciones asturianas y andaluzas. Y la Unión Europea no se chupa el dedo, y los Mercados son insaciables, tienen una voracidad fuera del límite y saben que Rajoy es blando con ellos y duro con nosotros y seguirá apretándonos el cinturón.
Así es que a este sacrificio supremo al que nos ha sometido el “gran gobernante genovés” no ha servido para calmar a sus amos y desde luego no hay ninguna perspectiva de que sirva para crear empleo, que debería ser la prioridad máxima.
Es de suponer que Rajoy debería tener un plan. Un plan para que, acometiendo las reformas que crea oportunas, pudiera dar la vuelta a la economía, hacerla crecer y conseguir bajar el paro. Pero, nada de nada, ¿Hasta cuándo goza de bula Rajoy? ¿Cuánto tiempo va a necesitar este presidente para sacarnos del hoyo? ¿O acaso no había plan y está soltando ocurrencias y nos ha engañado como en otras cuestiones? ¿Cuándo caduca el estado de gracia de Rajoy?
A la prima más alta, añadamos la bolsa más baja, calificaciones de agencia peores, impuestos mayores, despido más barato, 300.000 parados más y la recesión de nuestra economía. Estos son sus logros, en menos de cien días (ya sé que no todos aplicables a él sólo, pero él dijo que con su confianza cambiarían las cosas). Esta es la confianza que ha despertado. Una maravilla. ¿Hay quién dé más? Y lo que nos espera a partir del día 30. ¡Que no nos pase nada!
Salud y República