¿Dónde está lo difícil?

Por Vivaconproposito

Hace un par de años trabajando en un proyecto muy complicado, después de una confusa y muy difícil explicación del arquitecto sobre la estrategia de desarrollo, en donde todos quedamos con la boca abierta (literalmente), uno de los miembros de mi equipo, “Francis Barrantes”, exclamó: “y… ¿Dónde está lo difícil?….”, en ese momento, todos soltamos una enorme carcajada, que nos hizo relajarnos en un momento muy tenso en donde no cabía una muestra de alegría, dado que no teníamos ni la más remota idea de cómo resolver el problema. Esta frase me acompaña día a día desde entonces, y es una de mis motivaciones cuando la situación se torna complicada.

Muchas veces nos molestamos y hasta nos desesperamos cuando enfrentamos situaciones enmarañadas, que involucran a nuestra familia o nuestro trabajo, y en donde al principio no encontramos salida alguna. Más de una vez reflexionado junto a mi esposo, preguntándome: ¿Por qué siempre tengo que estar envuelta en situaciones difíciles? ¿Por qué no logro encontrar cosas fáciles, en donde no tenga siempre que encontrar soluciones a problemas ajenos y utilizar mi menor esfuerzo? ¿Por qué siempre tiene que ser todo tan complicado? Pues haciendo un análisis del pasado, me doy cuenta que las cosas que más valoro y que han sido las más gratificantes e importantes en mi vida profesional y personal, las he obtenido cuando he estado envuelta en situaciones difíciles, que me han llevado al límite de mis debilidades y mis capacidades al buscarles solución. Como dice mi esposo “si no hubiesen problemas y todo fuese sencillo, tu no tendrías trabajo. Por eso te pagan…”.

No estoy diciendo que debemos tornar nuestra vida en un vía crucis, pero si he vivido en repetidas ocasiones el aburrimiento de las personas cuando no enfrentamos reto alguno, la vida se vuelve monótona, y cuando todo sale fácil, llegamos a la rutina en un dos por tres.

No hay nada más interesante que cuando nos retan a buscar soluciones a escenarios complicados. Entonces, ¿Por qué estresarnos cuando nos encontrarnos cara a cara con situaciones desconocidas para nosotros? ¿Por qué desesperarnos, si este tipo de retos son los que nos mantienen vivos y nos hacen ser valiosos? Esto es parte de nuestro crecimiento como mejores profesionales y personas, esto es vivir.

Definitivamente, aquí es cuando se hace realidad el dicho “lo que no te mata, te hace más fuerte”. Por eso, es imprescindible no desesperar pues no tiene sentido hacerlo. Al contrario, trata de poner tu mejor cara, y si la situación es en el ámbito profesional, empieza a analizar el contexto desde un punto de vista histórico. Al conocer un poquito los eventos pasados, después ubicarnos en la actualidad y entender que tenemos hasta el día de hoy; luego reconocer los pendientes, y al final sentarnos a hacer una estrategia para ver qué pasos tomar e ir solucionando uno a uno los problemas que componen todo el escenario, poco a poco.

Tanto en lo personal como en lo profesional, es importante priorizar, así, no nos volveremos locos en solucionar el mundo de una sola vez. Encuentra por dónde empezar. En ocasiones es más complicado de lo que te imaginabas, por lo cual, es importante rodearnos de gente que conozca la materia, para que nos pueda ir guiando en la búsqueda de la solución, esto te abrirá muchas puertas, porque lograrás ver los problemas desde otra perspectiva y encontrarás rumbos alternativos. Una vez más aprendizaje valioso, la belleza de lo complicado.

Nunca llames a la mala suerte, al contrario tienes toda la suerte contigo al toparte con situaciones de estas, porque logras reencontrarte, ya que a cada momento de estos, te hacen recapacitar de lo que eres capaz y de lo que puedes lograr.

“Lo que más cuesta es lo que más vale, lo que más se aprecia”. Siempre tendrás en tu mente aquellos momentos donde no sabías cómo actuar, que sentir, como reaccionar, que hacer y donde no veías la luz al final del túnel. Luego te reirás de cómo lo solucionaste y te sentirás orgulloso de ti mismo al haber sobrevivido a estos momentos, y de cómo ayudaste otros a ver la solución.

Toma la batuta cuando alguien no quiere tomar el reto, aunque en algunos momentos pienses que es mejor “aquí corrió, que aquí quedó”, no lo niego, eso pasa y muy a menudo, sin embargo pase lo que pase, algún beneficio tendrás de aquello. No pierdas lo oportunidad de vivir un nuevo reto, aunque de antemano sepas que no será fácil ,y al cabo puede que no salga perfecto, pero si te mantendrás ocupado un buen rato, utilizando tu creatividad e iniciativa, de la cual sacarás provecho tarde o temprano.

Has el ejercicio, revisa ¿cuánto has aprendido cuando tienes que lidiar con cosas fáciles? y ¿cuánto has aprendido, cuando has tenido que luchar fuerte por algo?

La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo. (Napoleon I)

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