¿Dónde estaba escrito que no se podía cantar por fandangos?

Publicado el 19 enero 2012 por Elcabrero @JoseELCABRERO

Con el fandango me pasó lo mismo que con las vereas; las leyes decían que las cabras podían entrar y la guardia civil y los terratenientes decían que estaba prohibido.

Cuando Pulpón me avisó para los primeros grandes festivales, lo primero que me dijo es que allí no se podía cantar por fandangos. Bueno, pues si no entraba el fandango en los festivales no entraba yo. Intentó convencerme diciendo que todos los cantaores aceptaban esas normas y que eran festivales muy serios… ¡Como si el fandango fuera un chiste! Y digo que me pasó con el fandango como con las vereas porque ¿Dónde estaba escrito que no se podía cantar por fandangos?

Yo no sé el motivo de esa marginación cuando ya, en esa época, casi tos los grandes maestros habían grabao fandangos hermosos como cerros y, además, es un cante básico y patrón pa otros cantes… Y que nadie piense que es fácil, porque un fandango valiente del Alosno, o el de Juan María Blanco cuadraos y por derecho, son tan difíciles de resolver como un buen tercio de seguiriya… y sin embargo, el gran Paco Toronjo no entraba en los festivales; vivía de los tablaos y de cuatro fiestas. Él, que ha sido quien mejor ha hecho los cantes de su tierra de tos los tiempos…

La cosa estaba en entrar en esos festivales de solera renegando del fandango o ir en pos de la razón, que la tenía el fandango. Al ver que lo mío era un no rotundo, Pulpón,[i] me dijo que en los contratos que había firmado no ponía nada sobre eso; que fuera y cantara lo que me diera la gana y a ver qué pasaba. Debía de ser muy importante eso pa ellos porque, en varios festivales, los de la organización me lo advertían antes de cantar y yo, callao y luego, en la silla, donde yo mandaba, hacía varias tandas de fandangos y el público quería más… o sea, que esos aficionaos habían estao privaos de escuchar un cante que les gustaba porque a los que tenían la sartén por el mango les daba la gana. ¡Qué manera de ponerle trabas al sentir de gente!

PACO TORONJO: NADIE HA CANTAO MEJOR LOS CANTES DE SU TIERRA

En algunos festivales el veto fue descarao y hasta de por vida, pero la mayoría me siguieron llevando porque la reacción de los que llenaban los recintos mandaba. Siempre, todo lo que he podido hacer en el cante, ha sido gracias al público y no he sido yo el que impuso el fandango en los festivales, como se ha escrito, fuimos muchos; yo que me puse en contra de los organizadores y los aficionados que se pusieron de mi parte.

Así fue cómo empezó a sonar el cante por fandangos en esos festivales, rompiendo las sogas que lo sujetaban y salió con la fuerza del que ha estao revolcándose en la impotencia, amarrao. Poco a poco, al ver que la gente tenía sed de fandangos y que yo seguía ahí, se decidieron otros cantaores y, al poco tiempo, raro era el que no cantaba por fandangos en esos festivales “tan serios”.

Aquellos gerifaltes del flamenco me aceptaron pero no me perdonaron la desobediencia y me colgaron sus etiquetas: fandanguero, polémico, político, va disfrazao, un bestiajo, un rebelde… Las etiquetas son eso que dice de ti uno con mando, que parece que sabe, delante de otro con un micrófono o un bolígrafo y luego lo ves repetido, a lo largo de tu carrera, setecientas mil millones de veces pares.

La etiqueta fandanguero cuajó; todavía hay mucha gente, no los aficionados, que se creen que yo sólo canto por fandangos. Polémico…unas veces he llevao razón y otras no pero, la etiqueta de político debe de ser de otra gabardina: yo, con los políticos en el poder, los que reparten, nunca me he tratao, ni fotografiao, ni han venido a mis conciertos, ni he ido a sus conmemoraciones, aunque me invitaran. Que voy disfrazado… ¡Disfrazao iría yo si me pusiera, pa cantar, un traje y una corbata! Me visto como siempre se ha hecho en el campo. En lo de bestiajo, tendrán razón, soy más basto que un serón y muy torpe: llevo cientos de viajes y conciertos en el lomo y no sabría desenvolverme sin alguien al lado. ¡No sé ni el número de teléfono de mi casa! Digo yo que por esas cosas dirán lo de bestiajo y aciertan.

Segundo por la izda. El Cabrero con su madre, dos de sus hermanos y vecinos

Rebelde, lo reconozco que nací así y desde niño me he rebelao contra lo que me parecía injusto: Tendría unos 8 años y me mandó mi madre a casa de uno que le decían Bigotes que, al sol puesto, vendía pan y pescao frito. Las mujeres andaban rozando monte y, al dar de mano, muchas iban allí a llevarse la cena y estaba siempre aquello mu concurrío y todas venían con prisa. Cuando llegó mi turno le grité: “¡Dame un kilo pan!” y el tío hizo que no me oyó, siguió despachándolas a ellas y yo venga a pedirle el pan a gritos. Al rato largo, cuando las atendió a todas, me miró y me dijo: Tú ¿Qué querías? Y, cuando me dio la telera, se la tiré a la cabeza; era mi forma de defenderme contra lo que, pa mí, era una injusticia. Cuando llegué a casa, sin el pan, y Bigotes detrás diciendo que yo era un criminal, me dieron una paliza. O sea, que desde niño me rebelaba y desde niño sé que eso tiene un precio. De todas las etiquetas que me han puesto, creo que ésa es la que mejor me pega.


[i] Antonio Pulpón era el manager de todos los flamencos de la época