Geográficamente, un cabo es una porción de tierra que se adentra en el mar y podría decirse, simplificando, que Cabo da Roca es, básicamente, un faro…
Hemos dicho que un cabo es una porción de tierra que se adentra en el mar… En cabo da Roca se adentra, y cómo!!!. A escasos metros del faro los acantilados caen 140 metros, abruptamente, en forma vertical hacia el mar, dando lugar a un mirador natural espectacular. Hoy en día hay una barandilla que bordea los acantilados, y el paso hacia el otro lado está prohibida, aunque no hay nadie que controle y pasar del otro lado es muy fácil (de hecho, mucha gente lo hace).
Dicen que el viento nunca deja de soplar en Cabo da Roca. Y durante el tiempo que estuvimos ahí lo pudimos comprobar. El viento no para nunca. Y no sólo que es constante, sino que también sopla con fuerza… y despeina, y en algún punto hasta se hace molesto. Este es el punto fuerte de la cafetería allí instalada, porque todo el que va a Cabo da Roca se termina refugiando del viento allí adentro, y se termina tomando un café (bueno, es lo que hice yo al menos). Además de la cafetería, en el mismo edificio funciona una tienda de souvenirs, donde se puede comprar un diploma que acredita haber estado en el punto más occidental de Europa.
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