En las redes sociales de internet descubrimos talentos como el de Luis Antonio Alías, un gastrónomo autor de libros sobre Asturias desde donde analiza el mundo relacionándolo con su propia experiencia.
Acaba de narrar en Facebook lo que le ocurrió como joven comunista que estudiaba biológicas en Oviedo, en 1976, cuando la izquierda mitificaba la alianza de intelectuales y obreros para hacer la revolución.
Tras una asamblea en la facultad, los estudiantes salieron exaltados, y ante un enorme edificio en construcción se pusieron a gritar alzando el puño: “¡Obreros al poder, obreros al poder! “
“Uno de los albañiles pidió silenció y nos atronó: ¡Al poder! ¡A trabajar os metía yo a todos, desgraciados, vagos de mierda!”
“Ante tamaño desagradecimiento nos dimos cuenta que los obreros sólo aspiran a ser burgueses, mientras los burgueses sueñan con entrar en el papel cuché”.
¡Qué decepción!, recuerda. Como Pablo, se había caído del revolucionado caballo.
Por lo que ahora reflexiona: “Si los del PP son mayoritariamente empresarios de baja estofa, economistas cleptómanos, abogados opositores, altos funcionarios y autónomos jodidos... ¿Qué son los de Podemos y marcas subsidiarias, además de profesores universitarios sibilinamente ascendidos en facultades que no aparecen ni entre las trescientas mejores del mundo?”
Y recuerda que en Podemos una cobraba a pobres inmigrantes por permisos de trabajo falsos, otro vendía árboles en zonas desforestadas que jamás se plantaron, otro defraudaba a la Seguridad Social, otro trataba de meter judíos en ceniceros, aquel cobraba millones de los miserables pueblos de Bolivia y Venezuela…
Y finaliza reflexionando: “Foxá odiaba a los rojos porque le obligaron a convertirse en fascista. ¿Odiaré yo a los de Podemos por hacerme creer que Rajoy, Rato o Sánchez el de los Ere, serían grandes males pero menores?”
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SALAS, clásico