¿Dónde nos colgamos los “milagros” del FMI?

Publicado el 14 agosto 2013 por Lulesi

El Fondo Monetario Internacional se creó el 22 de julio de 1944 con el objetivo  de “fomentar la cooperación monetaria internacional, garantizar la estabilidad financiera, facilitar el intercambio internacional, contribuir a un nivel elevado de empleo, a la estabilidad económica y hacer retroceder la pobreza”.

Cuando se han cumplido 67 años de su creación se puede afirmar, con absoluta rotundidad, que no cumple, ni ha cumplido ni de lejos, ni uno sólo de sus objetivos fundacionales y que, antes al contrario, es una institución “tomada” por la ideología neoliberal para impartir, dictatorialmente, sus principios y postulados a todos los países del planeta.

El FMI ha fracasado estrepitosamente en todas sus actuaciones,  sus políticas (especialmente, los condicionamientos que impone a los países en vías de desarrollo para el pago de su deuda o en otorgar nuevos préstamos) han sido severamente cuestionadas como causantes de regresiones en la distribución del ingreso y perjuicios a las políticas sociales.

Las actuaciones en Argentina en 2001, en Grecia en 2010 y en Portugal en 2011 son todo un ejemplo del más completo fracaso de sus medidas, recetas e implementación de políticas económicas. Con todo, la no previsión de la gran crisis económica de 2007, sus efectos, sus consecuencias y el dictado de normativas erróneas son su peor “debe”.

El FMI, “”gobernado” por el español Rodrigo Rato,  no analizó la degradación de las normas para la concesión de hipotecas, ni el riesgo de esta situación para las instituciones financieras y “se mantuvo optimista sobre la propensión a la titulización para diluir los efectos” En 2007, los informes del FMI afirman que “las perspectivas a medio plazo siguen siendo envidiables”. El FMI daba incluso la bienvenida a las “innovaciones financieras” y recomendó a otros países avanzados el uso de los mismos métodos que los Estados Unidos y el Reino Unido.

Un completo y avasallador fracaso que ha traído la ruina, el paro y el hambre a millones de personas del planeta y por el que sus principales actores no han pedido ni disculpas. El FMI va por detrás de la realidad y de la sociedad. Los diagnósticos son erróneos, las recetas inapropiadas y los tratamientos ruinosos.

Puede ser anecdótico pero sus tres últimos directores gerentes, Rodrigo Rato, máximo responsable del agujero de más de 50.000 millones de euros de Bankia y con posibilidad de ser procesado;  Dominique Straus-Kahn, procesado por delitos sexuales,  y la actual,   Christine Lagarde, procesada por un delito de financiación ilícita con responsabilidad electoral, son ejemplos asociados de ineficacia extrema y corrupción.

¿Con qué autoridad moral, técnica o científica puede pedir el nefasto FMI que se reduzca el sueldo de los españoles un diez por ciento?

Sobre esta caterva de ladrones internacionales, secundados por otros ladrones “locales”, solo cabe amotinarse y recrear su biológica inutilidad en nuestra memoria.

Dicho en castizo: “los milagros que vaya a hacer Rato, que nos los cuelguen en los …”.


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