Revista Comunicación

¿Dónde quedan los derechos a la intimidad y a la imagen?

Publicado el 20 marzo 2010 por Javiermadrazo
¿Dónde quedan los derechos a la intimidad y a la imagen?

Manifiesto en Defensa de los Derechos Fundamentales en Internet

El derecho a la intimidad se ha convertido definitivamente en papel mojado; si los atentados perpetrados en Nueva York el 11 de Septiembre de 2001 fueron utilizados como coartada para enterrar el concepto de libertad en nombre de la seguridad, la lucha contra el terrorismo legitima ahora todos los abusos que los Estados quieran cometer contra el derecho a la intimidad de las personas, que hemos dejado de ser ciudadanas y ciudadanos para situarnos en el punto de mira de la policía en calidad de sospechosas y sospechosos.

El Ministerio del Interior francés distribuyó el pasado viernes un vídeo, en el que los sagaces sabuesos de la Gendarmería identificaron a cinco presuntos miembros de ETA, que horas después demostraron que eran bomberos catalanes disfrutando de sus vacaciones en el país vecino. ¿Imprudencia? ¿Temeridad? Hasta la fecha nadie ha asumido ninguna responsabilidad por este hecho, que lesiona gravemente la imagen de las personas implicadas, que han visto cómo sus familias sufrían presas de la preocupación y el desconcierto.   

No se trata, sin embargo, del único “despiste”. Pocas horas después del tiroteo en el que murió un agente de la policía francesa, en las inmediaciones de París, la agencia EFE remitió a todos los medios de comunicación una fotografía, en la que se presentaba a un joven, anónimo para muchas personas pero muy cercano para Ezker Batua-Berdeak, como Joseba Fernández Aspur, presunto integrante del comando de ETA que asesinó a Jean-Serge Nérin. Increíble pero cierto. ¿Dónde está el rigor que se presupone a las Fuerzas de Seguridad y a la Agencia EFE? ¿Y la profesionalidad? ¿Y qué decir de los periódicos y televisiones que se hacen eco de informaciones no contrastadas?

El colmo de esta situación, tan absurda como perniciosa, lo protagoniza Alfredo Pérez Rubalcaba cuando afirma  que el vídeo era sólo una “hipótesis de trabajo” y que “tal vez habría que haberlo aclarado”. Lo que no especifica es cuándo. ¿Antes o después de su difusión? Me imagino la escena y siento escalofríos. “Cinco presuntos terroristas, que pueden serlo o no serlo;  pero por si lo son quédense con sus caras”. Si se demuestra a posteriori que no lo son, basta con pedir disculpas por el error y aquí no ha pasado nada. Al fin y al cabo, luchamos contra ETA y en esta batalla todo vale. El derecho a la intimidad y a la imagen no cuenta para nada.

Que se lo pregunten sino a Gaspar Llamazares, cuya fotografía fue utilizada por el FBI como modelo para actualizar los rasgos de Bin Laden; es evidente que los servicios de seguridad juegan con nosotras y nosotros como si fuéramos conejillos de indias en sus experimentos y, al final, muchas personas terminarán por percibir como normales sucesos que deberían provocas dimisiones y ceses, aunque sus responsables se escuden en el falacia de la seguridad y la lucha contra el terrorismo. Los supermercados nos vigilan mientras arrastramos los carros por sus pasillos y las conversaciones privadas en las cárceles, caso de Arnaldo Otegi, se graban impunemente y se publican en los medios. ¿Hasta dónde vamos a llegar?


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