Dónde quedó la inocencia

Publicado el 27 mayo 2019 por Carlosgu82

En los recuerdos de un pasado ya olvidado o en esa patria que algunos aseguran, solo se encuentra en la infancia. No es tarea sencilla contestar a esa pregunta: ¿Dónde quedó la inocencia? Ni tampoco dar con una sola respuesta que disponga de categoría universal. Para unos, se perdería tras un desengaño amoroso o un instante traumático, cargado de gran emotividad; y para otros…, para otros carece de sentido, incluso el hecho de plantear tal cuestión. «Eso te pasa por inocente…», «No se puede confiar en nadie…» o «A base de palos se aprende». Axiomas cargados de furia que se van repitiendo y repitiendo en el transcurrir de este tránsito que llamamos vida y que terminan grabados a fuego en nuestra mente y nuestro corazón, como verdades absolutas. Tal vez estén en lo cierto los que afirman (la gran mayoría) que la inocencia es un lastre, no un valor. No soy quien para afirmar lo contrario, pero a veces me hago preguntas en voz baja y las termino anclando en negro sobre blanco, sin saber muy bien porqué o quizás si. Lo cierto es que suele ocurrir y si tienes la valentía de aguantar más de un segundo una mirada ajena, puede que se muestre el milagro. Es muy común cuando observas las pupilas de un animal, de algún niño o de un anciano, pero cuando el usuario de los otros ojos es un adulto, hecho y derecho, al que se le presupone vacunado cotra semejante lastre de la voluntad y el intelecto y percibes con claridad diáfana una inocencia inesperada, la sensación que deja se parece en mucho a la calma y porqué no, a la paz.
Es posible que en ésta sociedad creada entre todos, no merezca la pena hacerse, según qué preguntas. O tal vez si.