De todas formas, durante el verano, la mayoría de las salamandras entra en una fase de letargo que recibe el nombre de estivación y permanecen en ese estado hasta las primeras lluvias del otoño. Durante la estivación, las salamandras descienden su actividad metabólica al mínimo y tanto el crecimiento como el desarrollo se suspenden temporalmente.
La semana pasada, en un día de mucho calor, mientras arrancaba un árbol seco en el jardín, entre las raíces apareció esta preciosa hembra de salamandra común, que dormitaba tranquilamente a casi medio metro de profundidad. Después de hacerle unas fotos la volví a dejar en un sitio cercano, a la sombra de unos arbustos con abundante hojarasca para que pudiera esconderse.
Se trataba de una hembra adulta que tenía todo el aspecto de estar preñada. Los apareamientos en esta especie y en estas latitudes suele ocurrir entre septiembre y mayo y los partos suelen tener lugar desde octubre hasta abril.
NOTA: en el número de julio de la revista Quercus aparece un interesante artículo sobre las poblaciones insulares de Salamandra común de Galicia firmado por Guillermo Velo-Antón y Adolfo Cordero. En estas poblaciones las salamandras han adoptado una estrategia vivípara, al igual que ocurre en muchas poblaciones asturianas, como las de Oviedo, de las que ya os he hablado en este blog.