Donde siempre es Otoño de Ángeles Ibirika

Publicado el 21 mayo 2012 por Hsusurradas @HSusurradas


Autor: Ángeles Ibirika
Editorial: Booket, Planeta
ISBN: 978-84-08-00509-4
Género: Contemporáneo
Precio: 12,95€

Como cada otoño, Ian O´Connell, afamado escritor de novelas de amor, se aísla en su apartado refugio de Crystal Lake para escribir su nuevo éxito. En su desesperada búsqueda de la inspiración que por primera vez le ha abandonado, encontrará a Elizabeth Salaya. En ese entorno idílico, mientras la va convirtiendo en la protagonista de su novela, el amor comenzará a entretejerse entre los dos sin que él sea consciente. Un amor que nunca creyó que existiera más allá de los libros, y que, junto al gran secreto que esconde Elizabeth y por el que intentará alejarlo de su lado, le harán dudar de todo lo que hasta entonces había creído firmemente. En la hirviente Manhattan, envuelta en el ardor de los candidatos en plena carrera hacia la Casa Blanca, los caminos de Ian y Elizabeth volverán a cruzarse. Pero en medio de intrigas, ambiciones y cadenas de favores que amenazan con tambalear los cimientos de la alta sociedad neoyorquina, será enfrentarse a sus sentimientos y miedos lo que cambie sus vidas para siempre.


Reseña sin spoilers
Su primera novela fue un descubrimiento, la segunda me impactó y, en esta última, aún sigo sin encontrar las palabras adecuadas. Ángeles Ibirika, una de mis escritoras españolas favoritas, no deja de superarse y sorprenderme. Contribuye a ello su particular estilo, cuyas historias siempre giran en torno al protagonista masculino y, además, reflejan una personalidad que muchas veces echo en falta en RA. En sus novelas, además de romper con los patrones típicos y alejarse de los clichés, podemos encontrar sentimientos y emociones de principio a fin. Para mí, precisamente es ésta es su gran virtud, la sensibilidad que desprende su narrativa, logrando transmitir sentimientos con gran intensidad y acercándonos a los personajes como si verdaderamente estuvieramos en su piel.

En este caso, en la piel de Ian O' Connell. Lejos de ser el típico héroe masculino, se presenta como un aclamado escritor de novelas. Él, un canalla seductor y un cínico nato, descubrirá de forma desgarradora el significado y la fuerza del amor, cómo un instante puede cambiarle la vida y hacer tambalear todas sus creencias al respecto.

"Había desplegado sus mejores armas para seducirla y ahora tenía la amarga sensación de que el seducido había sido él" 

Ella es Elizabeth, su inspiración y la protagonista de su última novela. La misteriosa mujer que recorre los senderos de Crystal Lake y quien le hará cambiar de opinión, convirtiéndole en uno de sus personajes enamorados.

"El amor de las novelas no existe en la vida real. Y es una suerte que sea así. - Volvió la cabeza y la miró por encima del hombro -. ¿Imaginas lo que ocurriría si amaras a alguien con tanta fuerza que no pudieras respirar sin tenerlo al lado y que contaras cada segundo que te quedara para verlo? !Dios, no! Te devoraría la angustia. - Se sujetó el pelo al inclinarse para alcanzar los zapatos, que habían quedado medio cubiertos por la colcha-. El amor arrebatado que puede con todo sólo existe en las historias inventadas. Por eso vende tanto."

Se trata de una novela compleja que, llena de sorpresas y giros inesperados, nos hará sufrir tanto por los protagonistas como por la falta de comprensión. Los detalles se irán desvelando de forma progresiva hasta el broche final: inmejorable, sublíme y trepidante.
Por primera vez la autora traspasa fronteras. En "Donde siempre es Otoño" nos desplaza hasta Manhattan, escenario donde se desarrollará una trama paralela que atiende a entresijos políticos, concretamente  la lucha de los candidatos por llegar a Casa Blanca. Por otra parte, los personajes secundarios tampoco dejan indiferentes.

"Ian la estrechó con más fuerza, protector y tierno, confuso como jamás en su vida había estado, empapado de lluvia y emociones, incapaz de explicarse toda esa locura y aun así deseando que no terminara nunca"


Decir que me ha encantado es poco. Si bien sigue siendo fiel a su estilo, en mi opinión Ángeles Ibirika se ha superado una vez más. He encontrado una novela muy cuidada en cuanto a detalles y estructura e incluso se ha arriesgado con un perfil de protagonista masculino que podría haber provocado antipatía y rechazo. Si sigue avanzando y creciendo así, ¡miedo me da lo que pueda encontrarme en su próxima novela! Que por cierto, espero que sea pronto.
Consciente de que no lograré hacer justicia al libro, me gustaría finalizar esta reseña con unas palabras de Ángeles Ibirika: <<Yo siempre he escrito con y desde el corazón >> Una declaración que sintetiza muy bien el alma de sus libros, donde cada palabra resulta una caricia, un aliento y un mar de sensaciones para el lector. En definitiva, si habéis leído algo de Ángeles Ibirika, volveréis a encontraros su estilo tan envolvente e íntimo que la caracteriza. Si aún no lo habéis hecho... ¡no sé a qué esperáis!
<<Yo siempre he escrito con y desde el corazón. Lo hago porque me gusta, para vivir la historia mientras le doy forma, sin ceñirme a clichés o a lo que piense que pueden buscan los lectores. Dejo que el corazón, y no el cerebro, me dicte las historias. Eso hace que sean más verdaderas y más vivas. >>
Ian O’Connell no cree en el amor que plasma en sus novelas, es cínico, mujeriego e infiel. Sin embargo todos tenemos la horma para nuestro zapato y conoce a Elizabeth Salaya, una mujer misteriosa que poco a poco se convertirá en su musa y más tarde en una obsesión. Lo que no sabrá encajar es que le paguen con la misma moneda, que una y otra vez, ha usado con las mujeres. Se verá preso de sus propios sentimientos, incapaz de luchar contra ellos, ni contra Elizabeth.
Lo primero que destacaría de la novela es el otoño, una estación que acompaña a los protagonistas en buena parte de la novela, en diferentes fechas, en diferentes circunstancias. El otoño de Cristal Lake es el testigo del inicio de la relación platónica entre Elizabeth y Ian, pero también será el escenario de la parte más desgarradora. Los paisajes que la autora describe son evocadores, aviva la imaginación y no cuesta nada olor, sentir y ver el otoño.
Después vienen los personajes. Ian es un protagonista atípico, primero porque escribe novelas de amor, dato cuanto más ironico ya que es incapaz de amar (o eso cree al inicio de la novela); segundo porque es todo lo que una mujer puede anhelar, pero también odiar: es guapo, arrollador, sin embargo las ama y las usa a su antojo, las engaña y encima se justifica, como es el caso de su novia Audrey. Lo que hace atractiva esa imagen de hombre despiadado con el sexo femenino es que cuanto más alto llegue su ego, más dolorosa será la caída, y es lo que le sucede cuando una mujer le devuelve la pelota haciendo lo que siempre ha hecho el mismo: usa y tirar.
Frente a un personaje tan carismático, Elizabeth puede parecer en un inicio que no da la talla, demasiado frágil, pero es cierto que trasmite un misterio que engancha. Tras las primeras apariciones, la pregunta obligada es: ¿Quién es? Después inicia una lucha contra ella misma y sus sentimientos, en un marco donde cualquier desliz puede convertirse en un escándalo. Lo que no me ha quedado muy claro es la relación entre Elizabeth y Stephan, muy ambigua. Me habría gustado saber más de ellos, entender más su situación.
Es interesante que el protagonista masculino lleve todo el peso de la novela. No es frecuente que en una historia de amor sea el hombre el personaje relevante, el que tira de la novela. En este caso, al ser Ian como es, y caminar por ese sendero sin retorno que supone enamorarse como no lo ha hecho nunca, hace de Donde siempre es otoño sea una novela diferente; nos muestras las diferentes facetas del amor, desde el más egoísta hasta el más desinteresado. Y no es únicamente por Ian, en la novela hay otros personajes interesantes que dan formas a todas esas caras del amor, como Edgar, amigo deIan, Audrey, Stephan. Cada uno aporta su percepción de lo que es amar.
No obstante, y para mi gusto, lo más importante, lo que hace que Donde siempre es otoño sea una magnífica novela es el estilo de la autora, las emociones que borda con maestría. Su historia es un cúmulo emociones que traspasan las páginas: amor, pasión, desengaño, odio, rencor, perdón. Es un conjunto de sentimientos que no nos da una tregua hasta el final. Y para dar un marco perfecto a sus escenas, a esos personajes que nos conmueven, están esos paisajes, ya sean urbanos o naturales. Una escena perfecta es, por ejemplo, Elizabeth recibiendo con los brazos abiertos la lluvia de Baltimore. 
Me ha parecido un dato curioso que como escenario para esa historia de amor, la autora haya elegido una campaña electoral en Estados Unidos, cuando todo parece una olla a punto de irrupción, con los nervios a flor de piel. Habitualmente siempre ambienta sus novelas en España.
Me ha gustado mucho, he disfrutado de principio a fin; me ha encantado la faceta humana que Ángeles Ibirrika ha dado a sus personajes, personas con imperfecciones, que aprenden a base de errores. 
Sin duda, la recomiendo.