Dordogne-Périgord, Semana Santa 2014

Por Martafr1975

Situado en el extremo noreste de la región de Aquitania, el departamento de Dordogne-Périgord fue testigo privilegiado en la Prehistoria, dejando importantes y numerosos vestigios del paso del hombre de Cromagnon. Cuevas decoradas con bisontes y mamuts salpican el valle del Vézerè, Patrimonio de la Humanidad, con numerosos ejemplos de gravados y esculturas paleolíticas que hacen de esta región una zona de interés histórico incalculable.

Viernes 11 y sábado 12 abril

Este año tenemos nuevo acompañante en nuestro viaje, se llama Scot y lo adoptamos hace un mes en un protectora de animales. És mayorcete, ocho años, pero estamos seguros que pasará sus últimos años contento y feliz con su nueva familia, nosotros.

Salimos de Barcelona hacia Girona a recoger la caravana. A las siete en punto de la tarde, después de equipar y poner en orden todo lo necesario, iniciamos el viaje hacia nuestro destino.

Después de hacer noche en una estación de servicio pasado Montauban, y de recorrer un total de unos 560 kilómetros, llegamos a Groléjac, pequeña población situada a unos 10 kilòmetros de Sarlat-la-Canéda, que sería nuestro campamento base para recorrer la región.

Inauguramos la temporada del camping a la Ferme La Noyeraie, un pequeño y agradable camping rural, donde hemos estado con la única compañía de los dueños de la finca, ocas y conejos que iban y venían a su antojo volviendo loco a Scot que sólo quería correr detrás de ellos.

Llegamos temprano, así que, para aprovechar el día, cogimos algo de embutido y compramos pan en la boulangerie del pueblo para hacer un picnic, algo que aquí, en Francia, es lo más típico y fácil de encontrar, una mesa con bancos de madera con vistas a un río, un castillo, o un frondoso bosque, y si el tiempo acompaña, ya es el colmo…

La primera visita fue al Château de Fénelon, en Sainte-Mondane, muy cerca de Groléjac. Lo encontramos cerrado al público por ser sábado, pero desde el parking se puede ver perfectamente todo el exterior.

Después de nuestro picnic con vistas al castillo, fuimos a pasar la tarde a Sarlat, capital del Perigord Noir, una animada población con un centro histórico medieval donde encontramos algunas ejemplos arquitectónicos de la época dignos de mención, además de un agradable paseo por sus calles empedradas.

No alargamos mucho el día, después del viaje, aunque no excesivamente largo, necesitábamos descansar.

Domingo 13 abril

A pesar de levantarnos temprano, y de la fría y húmeda mañana, el sol ya despuntaba entre los árboles y sin una nube en el cielo, se presagiaba un bonito día de primavera.

El domingo lo dedicamos a visitar el valle del río Dordogne, una zona que ofrece un gran patrimonio, castillos, jardines, casas solariegas y pueblos medievales, muchos de ellos catalogados dentro de Le Plus Beaux Villages de la France. Y el motivo es evidente, sus calles empedradas galoneadas con un imponente y evocador castillo y bañadas por las aguas del Dordogne, dan al visitante una imagen de irrealidad, de cuento de hadas.

Desde el Cingle de Montfort la vista del pueblo y castillo de Montfort es digna de postal. Seguimos hasta La Roque Gageac, pueblo catalogado ubicado en la misma roca del acantilado y en la rivera del río le dan a esta villa medieval una ubicación excepcional. Pueden observarse (no visitarse) las casas trogloditas excavadas en la roca construidas por los medievales para defender la población. Dirección Castelnaud-la-Chàpelle, en la misma carretera, nos encontramos por casualidad con una tienda de minerales increíble, habían miles, con un almacén al aire libre donde las rocas y las piedras se amontonaban con un cierto desorden. En casa hacemos colección de minerales y fósiles, así que este hallazgo, para nosotros, fue realmente fabuloso. Y claro, salimos con compra hecha…

Seguimos. Castelnaud-la-Chàpelle es otra de las poblaciones ribereñas catalogadas con un castillo medieval ubicado en lo alto. La visita al castillo, museo de la guerra de la Edad Media, incluye, si se quiere, la entrada a los jardines de Marqueyssac, unos agradables jardines situados al otro lado del río desde donde se obtienen unas vistas maravillosas del valle, además de ser un remanso de paz entre unos setos de boj podados con unas formas muy particulares.

El parking del castillo es un buen lugar para hacer el picnic. Aunque, seguramente, en verano el lugar este abarrotado de visitantes, en Semana Santa e inicio de la primavera las flores cubren las plazas de parking en su totalidad y los pocos turistas que visitamos el lugar no nos molestamos los unos a los otros, hay sitio para todos.

Beynac-et-Cazenac es quizás la más animada de estas poblaciones. Su castillo, sublime fortaleza ubicada en lo alto del acantilado, sirvió como escenario para la película de Juana de Arco de Mila Jovovich.

Dirección Belves, uno de Le Plus Beaux Villages de France, pero para nuestro gusto bastante evitable y más pensando en lo alejado que se encuentra de los otro, hicimos un alto en el camino para ver un mercado de Brocanters en St-Cyprien, otra de mis debilidades, las antigüedades y los objetos vintage…

Para finalizar el día y de camino al camping, paramos en Domme a dar un último y agradable paseo.

Por la noche y después de una ducha reparadora, fuimos a cenar a Sarlat, al restaurante Chez le Gaulois. Recomendado por Lonely Planet, un acierto, como siempre. Los platos se componen principalmente de diferentes tipos de jamón curado (parma, serrano y spech) con patata y una fondue de diferentes quesos según se elija. Pero el plato que recomiendo es el tartiflette, patata, cebolla y bacon bañado con un queso de savoya, una delicia y… muy francés.

Lunes 14 abril

Madrugamos más de lo habitual, queríamos ir a ver las cuevas paleolíticas de Font-de-Gaume en Les Eyzes y nos habían avisado que si no íbamos pronto no podríamos entrar ya que las visitas están limitadas a 80 personas al día por motivos de conservación. A las 9 de la mañana ya estábamos haciendo cola y cuando llegamos nosotros ya había gente delante, así que minutos después de abrir la taquilla, a las 9:30, salió una señora a informar que de las 30 entradas disponibles ese día, el resto eran reservas, ya se habían vendido todas así que teníamos dos opciones, volver otro día, o ir a otra de las muchísimas grutas paleolíticas que hay por la zona. Decidimos arriesgarnos y volver al día siguiente más temprano aún, considerando al valor artístico de estas grutas por encima de sus vecinas, pero no pudimos reservar, las reservas estaban completas, así que el riesgo era el mismo….

Para aprovechar el día, cambiamos de planes y en lugar de visitar el valle del Vézere, fuimos hacia el Périgord Pourpre, haciendo antes una parada para ver les Gouffre de Proumeyssac, la cueva natural más grande de las muchas de la región con un espectáculo de luz y sonido que resaltan la llamada catedral de cristal, ¡vamos una turisticada! Pero cuando vas con niños, de vez en cuando tienes que ceder en algo así. Por suerte no nos pidió la entrada con la góndola, el doble de cara y una chorrada como un piano.

Para nuestro tradicional picnic paramos en Limeuil, otro de los pueblos más bonitos de Francia, donde convergen el río Dordogne y el Vézere. Realmente agradable y apacible.

De camino a Bergerec, capital de Périgord Pourpre y visita totalmente evitable, por lo que no voy a comentar nada, paramos en el Château de Lanquais, un castillo medieval y renacentista que conoció mejores tiempos y que, a pesar de lo caro que sale entrar, vale la pena visitar. Ya el acceso al castillo es bastante inusual, entre matorrales y ortigas un camino lleva hasta la entrada principal. El jardín, bastante abandonado, es la antesala a un castillo fantasmal que solo aconsejo visitar en días soleados y claros si la mente en lugares de este tipo te juega malas pasadas. El edificio es privado y en él todavía viven los herederos de la familia a la que pertenece. A pesar de su estado decrépito se alquila para ceremonias, banquetes, cenas medievales y, hasta, se alquilan habitaciones para huéspedes, ¡uffff, yo no sería capaz de pasar una noche en este lugar!. La visita es libre y las estancias que están abiertas al público conservan el mobiliario original, incluso el polvo original, diría yo. La carcoma campa a sus anchas por todos lados y algunas sábanas tapando muebles le dan a la visita un aire fantasmagórico. La cocina es, quizás, la parte de la vista más interesante ya que está totalmente equipada y el estado en el que se encuentra, te transporta hasta la Edad Media, es fácil imaginarte al servicio en pleno apogeo preparando las comidas para los señores.

Martes 15 abril

A las siete de la mañana nos pusimos en solfa y, sin apenas recoger nada, nos dirigimos de nuevo, hasta la entrada de la Grotte de Font-de Gaume. Esta vez a las 8:30 ya estábamos haciendo cola detrás de dos o tres grupos de visitantes. De las 80 entradas disponibles para el día, quedaban 54 para comprar allí mismo, así que tuvimos suerte y en la visita de las 10:45 pudimos entrar.

Grupos de 12 personas con un máximo de 80 al día, son los privilegiados que pueden ver las únicas cuevas de Europa abiertas al público con pinturas policromáticas del hombre de Cromagnon. Altamira y Lascaux, a pocos kilómetros, son los otros dos únicos ejemplos de este tipo de pintura paleolítica, pero ambas se encuentran cerradas al público y solo pueden visitarse una copias de las mismas, debido a los problemas de conservación que representa tenerlas abiertas. És por este motivo que la visita a Font-de-Gaume es un privilegio y más si valoramos que posiblemente, de aquí a un tiempo, éstas también se cierren al público.

230 representaciones de animales salvajes incluso alguna figura humana llenan las paredes de esta gruta de unos 200 metros de profundidad. Aunque únicamente puede verse una pequeña muestra, la belleza y el valor histórico y artístico de estas pinturas hacen que solo esta visita en sí misma merezca la pena un viaje hasta aquí.

Por todo el valle del Vézere se suceden ejemplos de grutas paleolíticas, grutas naturales y poblaciones trogloditas. Hay que elegir que visitar si se viene pocos días.

Nosotros nos decantamos por las Grottes de Font-de-Gaume y por la fortificación y villa troglodita de la Roque-St-Christophe, ubicada en un acantilado de un kilómetro y medio dominando el valle. Sirvió de cobijo a los cazadores y recolectores Neardentales (50.000 años a.C), pasando por el hombre de Cromagnon, la Edad de Bronce e ininterrumpidamente hasta el Renacimiento cuando el lugar fue destruido víctima de las Guerras de Religión en 1588. Pero, sin duda alguna, el periodo de más esplendor fue en la Edad Media que se fortificó para defender el lugar de las invasiones vikingas.

Unos kilómetros al norte e igualmente a orillas del río Vézere encontramos el pequeño burgo de St-Leon-sur-Vézere, otro más de la lista de los más bonitos de Francia.

De vuelta al camping, nos desviamos para ver St-Amand-de-Coly situado a la sombra de una imponente abadía.

Y para finalizar una parada ante el Château de Lacypierre en St-Crépin-et-Calurcet, donde tuvimos una breve conversación con su dueño que nos explicó que lleva toda una vida restaurando el edificio.

Miércoles 16 abril

Volvemos a tener un bonito día primaveral, y para aprovechar este maravilloso tiempo, mi familia decide hacer una excursión en canoa bajando por el río Dordogne.

Yo prefiero quedarme esperándolos tranquilamente y aprovechar la mañana para escribir un poco de mi blog.

En casi todas las poblaciones ribereñas, las empresas de alquiler de canoas, kayacs y deportes de aventuras ofrecen sus servicios. Nosotros nos decidimos por Vitrac y así bajar por el río hasta Beynac. La bajada dura unas tres horas y me aseguran que las vistas de los pueblos que visitamos hace unos días desde la canoa son espectaculares, además de ser una actividad super relajante. Seguramente en épocas estivales, la masificación por el río es considerable, si tenemos en cuenta la cantidad de empresas que hay por toda la región.

Una furgoneta les trae de regreso al parking de Vitrac.

Y para comer una ensalada de atún para descansar de tanto bocadillo en unas mesas situadas estratégicamente a orillas del río y a los pies del castillo de Castelnaud.

Por la tarde visitamos las Cabanes de Breuil, un conjunto de cabañas tradicionales de la región que se caracterizan por una construcción a base de piedras secas que se amontonan unas encima de las otras sin necesidad de argamasa. Su origen es un misterio, pero han sobrevivido a lo largo de los años sirviendo tanto como hospedaje de monjes a talleres artesanales.

Jueves 17 abril

El Périgord Pourpre, llamado así, por ser tierra de vinos, es también una región de bastidas y el mejor ejemplo y mejor conservado lo encontramos en Monpazier. Declarada Les Plus Beaux Villages de France, la ciudad forma un cuadrilátero perfecto y sus calles convergen rectas en una plaza central rodeada por un conjunto de casa cuyas plantas bajas forman unos soportales. Sigue teniendo su antiguo mercado cubierto cuya estructura del siglo XVI se sujeta con pilares de madera sostenidos por bloques de piedra.

Coincidimos con el mercado semanal que se celebra en la misma plaza y se extiende por las calles colindantes. Productos típicos de la región, vinos, fresas, nueces, foie gras y confitados de pato y oca se mezclan con los ya tradicionales puestos de frutas y verduras.

Se nos hace medio día, literalmente, la hora de comer en Francia y aprovechamos una zona de picnic en el mismo pueblo antes de ir al castillo de Biron situado a pocos kilómetros.

Este château figura entre los monumentos históricos y en él se encontraba una de las cuatro baronías del Périgord (las otras tres se encontraban en Beynac, Mareuil y Bourdeille).
La familia Gontaut-Biron ha sido dueña de este castillo durante ochocientos años. Esta familia aportó diversas transformaciones a este edificio entre los siglos XII y XVIII. Es ahora propiedad de la provincia de la Dordogne.

Viernes 18 abril

Dejamos el Camping a la Ferme La Noyeraie donde hemos pasado estas seis noches, de aquí nos llevamos un grato recuerdo y una botella de vino denominación de origen de Bergerac y una bolsa de huevos de pascua de chocolate por ser los primeros huéspedes de la temporada. Y por ahora, los únicos, aunque a razón de la zona donde se encuentra y la piscina que tiene, seguro que en verano los visitantes son constantes.

Nos dirigimos a Périgueux, capital de la región, para acabar nuestro viaje.

De camino nos desviamos unos kilómetros para visitar el castillo de Hautefort, una antigua fortaleza medieval que transformaron en palacio a finales del siglo XVI. Es el único ejemplo de castillo clásico del Périgord, pero con el aire medieval que le confiere estar ubicado en un promontorio.

La visita se sucede por algunas de las habitaciones, restauradas después de un incendio devastador que arrasó con gran parte del castillo en 1968. Pueden visitarte, también, los subterráneos donde estaban ubicadas las cocinas, los almacenes, la bodega, el horno del pueblo y hasta los calabozos en la época en la que el castillo fue prisión. Esta red de túneles sirvió, también, para salvaguardar de la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, las vidrieras de las iglesias y catedrales de Estrasburgo, Nancy, Mulhouse y Colmar, manuscritos de sus bibliotecas y algunas obras de arte.

A primera hora de la tarde llegamos al camping Au Fil de l’Eau de Antonne, a unos kilómetros de Périgueux. Aprovechando que dispone de parque infantil con colchonetas, esta tarde dejaremos que Ariadna juegue a su aire. Nosotros mientras a lo nuestro, leer, escribir, descansar…

Sábado 19 abril

Los días de mercado en la ciudad de Perigueux son lo miércoles y los sábados y son estos días cuando el ambiente en sus calles es más bullicioso y animado. Las calles aledañas a la catedral de Saint Front, bello ejemplo de iglesia cruciforme con una cúpula en cada uno de los brazos de la cruz, se llenan de puestos multicolores de frutas y verduras de la región, de carnes y embutidos de oca y pato principalmente, de flores, de panes y galletas tradicionales. Los sonidos de músicos callejeros que amenizan la mañana se mezclan con los olores y sabores de los productos que se compran y se venden.

El centro histórico de Periguex no es muy grande, una mañana es suficiente para conocerlo, y si además lo combinamos con el mercado, el paseo se hace mucho más agradable.

Para finalizar nuestro viaje, que mejor que un buen homenaje en un restaurante donde sirvan producto fresco y comida al más puerro estilo francés. Justo detrás del mercado cubierto, el restaurante Le Petit Chef, nos ofreció lo que buscábamos. De primeros unos raviole aux cépes y un delicioso petit camembert rôti et jambon sec, de segundo cuisse de canard farcie aux cépes y un poulet fermier rôti au cépes. Y de postre… un espectacular sabayon gratiné fraise. 

Una buena manera de acabar con unos días de vacaciones…