Como ya adelanté el otro día, otro motivo más de alegría para mí era este segundo disco de Doris Escarlata, No era broma,fiel a sus principios, y a los principios del auténtico rap: letras cañeras, de denuncia, con una fuerza en su voz que ya quisieran para sí esos otros raperos de pacotilla integrados ya de por vida en la industria discográfico y todo, lo de malo, que eso conlleva. Y al hilo de Stéphane Hessel, cabría decir, decirle que Doris sí que está INDIGNADO y de cojones.Doris sigue en sus trece, dando cuenta de todo lo que sucede a su alrededor y de todo lo que a sus ojos y a los de cualquiera al que no le hayan puesto anteojeras da pena y dolor e INDIGNACIÓN.El CD, editado de lujo en la colección Mala Fama de la sorprendente Glayíu Editorial, consta de 10 temazos + un bonus track. Y digo temazos porque desde el otro día este Era broma se ha convertido, por derecho propio, en la banda sonora de las horas que paso escribiendo en mi estudio. Además, he tenido la suerte de colaborar, recitando unos versos, en el tema Mako, Versión de Mal Aliento. Y la verdad: me gusta cómo suena mi voz al principio de ese tema. Y hay más: es probable, casi seguro, que dado que mis poemas encajan en sus temas o viceversa como un balazo en el corazón de alguien que venga a hacerte daño, lo más probable, casi seguro, decía, es que Doris Escarlata y David González, den algún espectáculo juntos, aunque si eso se logra, se tendrá que reservar el derecho de admisión a los miembros del cuerpo policial, pues no salen nada bien parados que digamos, ni en sus letras ni en mis poemas, aunque, todo hay que decirlo, para evitar suspicacias, los policías a los que hacemos referencia tienen nombre y apellidos, y si alguien piensa que los policías están para protegernos he de decir que algunos de ellos están para todo lo contrario: para amargarnos la vida, la ya de por sí jodida vida. En cualquier caso: es un orgullo formar parte de este rompedor CD de Doris Escarlata, un tipo al sé que no le gusta que se refieran a él como rapero. Pero que lo es. Y como la copa de un pino de grande. Un tipo, Doris Escarlata, del que estarían orgullosos los raperos legendarios porque, como ya dije, e insisto en ello: Doris es un oasis en esta mediocridad en que, salvo las consabidas excepciones, se ha convertido el rap, tanto el de aquí como el de allí como el de más allá.Gracias, Doris, tío, por pensar en mí para este proyecto. Y por echarle tantos cojones. Y tanto talento.