Si no conocéis este portal, os cuento como funcionan: es una especie de Facebook, o red social para las personas que alquilan sus espacios (desde apartamentos, habitaciones compartidas, casoplones en la playa, cabañas de montaña, e incluso roulotes), todo el mundo, incluso los inquilinos tienen que tener un perfil, en el que todos opinan sobre su experiencia, tanto los inquilinos como los dueños de los espacios sobre los inquilinos, de modo que si alguien tiene un % muy elevado de opiniones negativas, es invitado a marcharse de la red social. ¿La única pega a mi modo de ver? que hay que hacer el pago por adelantado, si luego te arrepientes y anulas, pierdes la comisión de airbn, pero, a cambio, te garantizas una serie de servicios como un teléfono de emergencia en caso de que, por ejemplo, la casa no reúna las condiciones pactadas, no se presente el dueño...etc, y se comprometen a buscarte otro alojamiento en dos horas y tienes a tu disposición un intermediario que te ayudará en caso de emergencia.
Las dos ventanitas del segundo piso a la derecha era nuestra casa
El Canal donde estaba nuestra casa, cerca de la plaza de westertek
Nosotros no tuvimos ningún problema, la comunicación con Rihanne, la dueña del apartamento, fue fluida todo el tiempo mediante correos eléctronicos, antes de ir resolvió todas nuestras dudas, y luego por teléfono a llegar al aeropuerto. Nos estaban esperando en el apartamento e incluso se ofrecieron a ir a esperarnos a la parada del tranvía, pero no hizo falta, teníamos bien estudiado el camino.
La casa era tal y como se ofrecía en la web: pequeña, coqueta, limpia, suficiente y con todo lo necesario para los dos para los cinco días que teníamos pensado estar allí.
Rihanne y su novio nos informaron de restaurantes, supermercado y los sitios mas interesantes que visitar. Nuestro barrio: el JORDAN, algo así como el barrio de Las Letras o el de Chueca en Madrid.
Al tener cocina y frigorífico pudimos prepararnos los sandwiches para hacer pic-nic, siempre teníamos cervecita fría en la nevera al volver a casa y no fue ningún problema preparar desayunos comprando bollería artesana y panes deliciosos en las tiendas del barrio.
Ah..y lo más importante: ¡¡por 80 euros la noche¡¡ con lo que nos ahorramos pudimos salir a cenar a sitios chulísimos un poquito mas caros de lo habitual, que ya os iré contando en próximos post.
¿lo que más nos gustó de la experiencia? la sensación de estar viviendo como un "local", en una de sus casas y en un barrio alejado del turisteo del centro. Lo bien que salió todo después de tantos miedos y dudas y lo agradable de tener un contacto en una ciudad que no conoces y al que puedes llamar en caso de emergencia o simplemente porque necesites algo.
En definitiva una muy buena experiencia, a repetir. En los próximos post os contaré nuestro viaje y todas nuestras experiencias en Amsterdam
¡Feliz fin de semana a todos¡