No es momento de educarY eso lo digo yo, la fan número uno de las rutinas y el orden. Pero cuando estamos hablando de un bebé de pocos meses, pienso que aun no se pueden afianzar verdaderas rutinas del sueño, sobretodo si aun están en la fase de dormirse cuando les viene en gana.
He de confesar, sin embargo, que cuando Bebé Gigante iba creciendo y solamente se quedaba dormido después de tomar el pecho (la alternativa era el carrito pero a las tantas de la noche salir a la calle no era muy factible) me empecé a preocupar. Le daba vueltas acerca de si realmente lo estaría malcriando. Me agobiaba, para variar, pensando en qué pasaría cuando dejara la lactancia materna.
Una evolución normalPero cuando ese momento llegó, para mi sorpresa, Bebé Gigante se estiraba en su cunita, me quedaba a su lado un ratito y se quedaba dormido tan tranquilo. Así, mi hijo me demostró una vez más, que subestimamos demasiado la capacidad de desarrollo de nuestros pequeños.
Un momento de paz y tranquilidadPequeña Foquita aun está en esta fase porque aun no ha dejado el pecho. Y no tengo ninguna prisa porque lo deje. Porque es uno de los momentos más bonitos del día. Sentada con una luz tenue, la justa para poder leer mis aburridos libros de historia, observo como mi pequeña se va relajando hasta quedarse totalmente dormida. Además de leer, pienso, la miro, reflexiono sobre lo que ha pasado durante el día. Me da paz. Y una vez dormida, la dejo en su cunita y termina un largo día sin llantos ni lamentos.
Si el chupete no es malo...Es curioso que mientras que he oído multitud de voces contrarias a esta práctica, creo yo, natural, nadie se queja de que los niños se duerman con chupete. No voy a opinar sobre ello porque pienso que tampoco ha de ser malo y que con 18 años no he visto a nadie que se duerma con ese artilujio de plástico. Pero sí que contaré la experiencia de una buena amiga que tuvo que quitárselo drásticamente cuando se encontró de casualidad a su pequeño con todo el chupete, asa incluida, metido en la boca.
En definitiva, que para mí, dar el pecho a mis pequeños para que se duerman es una de las cosas más bonitas que he experimentado. Y Bebé Gigante me ha demostrado que no le he malcriado, al contrario, le he regalado unos bonitos momentos al lado de su mamá. Ahora se ha hecho mayor y se duerme solito, no sin antes darle un beso y un gran abrazo de buenas noches. Eso tampoco creo que sea malcriar.