Los dos albariños, y les llamo así porque no son dos Rías Baixas si no dos blancos 100% albariño, son ejemplos de estos vinos y de su capacidad de crecimiento y desarrollo.
El famoso Raúl Pérez elabora en la bodega Forjas del Salnés, en Cambados, un albariño muy particular. Fermentado y criado en barricas de 750 litros, la mayoría usadas, durante unos 12 meses, para pasar luego a un curioso proceso de crianza en botella a 19 metros de profundidad en una cueva de la Ría de Arousa, donde reposa unos tres meses. Esta crianza, amén de unas condiciones de temperatura y humedad totalmente uniformes, no sé que más puede aportar al vino, pero ahí está. El resultado es uno de los vinos blancos más buscados de España. Sketch 2010 (Vino de mesa, blanco con crianza 100% Albariño, Raúl Pérez Viticultor) muestra un color amarillo alimonado, con reflejos dorados y verdosos. Tiene una nariz de buena intensidad, con fruta de hueso en primer plano, seguida de manzana, algún apunte mineral y evocaciones salinas. En boca es un vino muy agradable, de acidez que diría sólo correcta, levemente graso, frutal y algo amargoso, repitiendo al final esas notas salinas que anunció en nariz. Un vino Muy interesante, aunque para lo que es mi gusto en vinos 100% Albariño, eché de menos un pelín más de acidez. Tengo una segunda botella para dejarla evolucionar un poco más y ver hacia donde va.
José Antonio López se embarcó en 2007 en éste, su proyecto posiblemente más personal. Cultivo orgánico no intervencionista, fermentación y crianza de unos 12 meses en acero inoxidable con sus lías, dan origen a uno de los mejores Rías Baixas que he probado nunca. Tricó 2009 (DO Rías Baixas, blanco con crianza 100% Albariño, Compañía de Vinos Tricó) es un vino de color amarillo limón claro con reflejos verdosos. Nariz de buena intensidad, muy agradable y sugerente, donde de entrada se marcan algunas notas cremosas, para dar paso enseguida a la fruta blanca muy madura, al melocotón y a un punto herbáceo. En boca es un vino lleno, de acidez muy viva, frutoso, levemente graso y con un final mineral y salino muy persistente. Un vinazo que llena la boca, que sorprende, que satisface. Me encantó, y estoy seguro de que mejorará y crecerá aún más.
Un consejo: no beban estos vinos, sobre todo Tricó, con menos de dos o tres años, sería un infanticidio.