Côtes de Castillon es una appellation reconocida en 1989. Situada en la orilla derecha del Dordoña, se extiende sobre unas 2900 Ha de terrenos arcilloso-calcáreos y con grava, que dan origen a unos 22 millones de botellas. La mayor parte de las propiedades rondan las 10 Ha, y producen vinos que se consideran de una muy buena RCP, que además de la AOC Côtes de Castillon, pueden etiquetarse como Bordeaux o Bordeaux supérieur.
Poco hay que decir de Margaux, una de las appellations punteras del Haut Médoc, situada al noroeste de la ciudad de Burdeos, en la margen izquierda del estuario de La Gironda. Margaux es la appellation donde están situados un mayor número de viñedos clasificados en 1855, con 18 Grands Crus Classés, a pesar de ocupar algo más de 1400 Ha. Los suelos son típicamente de grava blanca y la producción anual es de unos 9,5 millones de botellas.
Château d‘Angludet está situado en una meseta formada por depósitos de grava del Garona, que comparte con algunos Crus Classés como Château Margaux o Château Palmer. Pertenece a la familia Sichel, y fue clasificado como Cru Bourgeois Exceptionnel en 1932. Actualmente, la propiedad incluye 32 Ha de viñedo: Cabernet Sauvignon, Merlot y Petit Verdot, con una edad media de 25 años. La vendimia es mecánica y los vinos tienen una crianza en barrica de hasta 12 meses. El segundo vino procede de las viñas más jóvenes; fermentación con control de temperatura, maceraciones de hasta 30 días y crianza de 6 a 12 meses en barricas, con trasiegos cada 3 o 4 meses y un ligero filtrado antes del embotellado. Moulin d'Angludet 2005 (AOC Margaux, tinto con crianza, 60% Cabernet Sauvignon, 25% Merlot, 15% Petit Verdot; Château d‘Angludet) viste un color picota-granate de capa media, con ribete rubí bastante joven. Aromas de intensidad media, floral, fruta madura (moras, grosellas), especiado muy suave, algo balsámico y recuerdos de madera cortada. En boca es un vino fresco, frutal, suave, con una acidez amable, sedoso, ligero y con un tanino final presente pero muy dulce que deja un final secante pero placentero. Un vino sorprendentemente joven y suave, muy agradable. Sin la elegancia y complejidad de otros burdeos que he bebido, pero que gustó mucho. Como para animarse a probar el grand vin de esta casa.