Título: Dos chicas de Shanghai (Shanghai Girls)
Autor: Lisa SeeEditorial: Salamandra (septiembre 2010)Año de publicación: 2009Páginas: 352
Precio: 19 euros
Leí hace años El abanico de seda, el libro que dio fama mundial a Lisa See y con el que vendió miles de ejemplares. Con él descubrí lo que era el nu-shu, el idioma secreto que las mujeres chinas utilizaban para poder escapar un poco de la opresiva atmósfera familiar en la que vivían; viví con horror el vendado de pies que les hacían a las mujeres desde niñas, para conseguir unos "lotos" perfectos, y en definitiva, aprendí bastantes cosas de la China más tradicional. Ya sabéis que normalmente en cuanto a literatura oriental soy más japonesa, pero poco a poco me estoy adentrando en la cultura china, y he de decir que es ciertamente interesante, por no hablar de que los chinos nos dan otra visión de Japón. Con Dos chicas de Shanghai repito con Lisa See, y aunque sigue gustándome mucho más El abanico de seda que os recomiendo, esta ha sido una lectura muy entretenida y con la que he aprendido de nuevo muchas cosas. Lisa See tiene una prosa muy fluida y fácil, construye unos personajes, especialmente los femeninos, y unas sagas familiares que en seguida se vuelven de carne y hueso, y hay momentos en los que es difícil pensar que esos personajes no existieron de verdad. Aún así, hay muchos personajes reales en la historia, por no hablar de los propios acontecimientos históricos reales.
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Dos chicas de Shanghai nos sitúa en esta ciudad china a finales de los años treinta, cuando era conocida como el París de Asia tanto por su riqueza y prosperidad, como por su cultura y refinamiento, y porque los habitantes más acaudalados de la ciudad adoptaban muchas costumbres y modas occidentales. Pearl y May son dos jóvenes hermanas sin preocupaciones, su padre regenta un próspero negocio, gozan de libertad, son hermosas y trabajan como chicas bonitas posando para Z.G. y otros pintores que las retratan para que aparezcan en calendarios publicitarios. Ellas son muy moderas, Pearl incluso ha ido a la universidad, ambas hablan un perfecto inglés y se codean con los occidentales de las colonias de Shanghai. Todo parece idílico hasta que un día su padre les confiesa que se ha arruinado con el juego y ha perdido todo, por lo que, para pagar sus deudas, les ha concertado matrimonio con los dos hijos del venerable Louie, un chino que se ha ido a vivir a EEUU. Aunque se rebelan, no les queda más remedio que casarse Pearl con Sam, un joven atractivo pero al que no ama porque ella está enamorada de Z.G., y May con Vern un niño de apenas 14 años demasiado infantil para su edad y para su prometida que ya tiene 18. Las jóvenes idean un plan y en vez de irse con sus nuevos maridos a EEUU, consiguen quedarse en Shanghai. Sin embargo, los problemas no han hecho más que empezar, Japón invade China, los bombardeos, asesinatos y violaciones serán ahora el día a día de estas chicas bonitas que tendrán que huir de todo lo que han conocido hasta el momento, hasta llegar a la supuesta tierra prometida, EEUU. Sin embargo, allí tampoco es oro todo lo que reluce y tendrán que enfrentarse a las rígidas aduanas de inmigración, al racismo y a una vida de pobreza y privaciones en el Chinatown de Los Ángeles.
A pesar de que la novela no es muy larga, se cuentan muchas cosas en ella: conocemos los mejores años de Shanghai, cómo las hermanas viven allí una vida de opulencia a pesar de la pobreza en la que viven otros que ellas ignoran; asistimos a la invasión japonesa y las auténticas atrocidades que cometieron con la población china creando un odio entre ellos casi insuperable; vemos las dificultades que el gobierno de EEUU ponía a los extranjeros para entrar en el país y el clima de racismo que reinaba. El libro está lleno de detalles interesantes y de pequeñas historias que se van entrelazando entre sí. Por ejemplo, vemos cómo en el Hollywood de la época utilizaban a chinos como extras, pero los papeles principales se los daban a occidentales burdamente disfrazados a los que ponían esparadrapo en los ojos para achinárselos. Los chinos tuvieron que pasar muchas penalidades en este país, primero porque por su raza no eran aceptados, no se les permitía ir a determinadas escuelas o comprar casas en barrios que no fuesen chinos; por otro, tuvieron que sufrir durante la II Guerra Mundial la persecución e incluso las palizas de los norteamericanos que les confundían con japoneses, por lo que tenían que llevar brazaletes y certificados expedidos por el gobierno, en los que se aseguraba que eran chinos y no japoneses. Posteriormente vivieron toda el terror anticomunista y las persecuciones y delaciones al pasar a ser China comunista y ellos sospechosos de ser espías o de apoyar al régimen, cuando, en muchos de los casos, eran ciudadanos que llevaban años sin pisar su país natal, o que incluso, no lo habían pisado nunca.
Además de los acontecimientos históricos que se presentan de una manera muy amena, lo mejor del libro son los personajes y sus historias personales que no os cuento en profundidad para no destripar nada. Los personajes de Pearl y May son de un gran realismo, Pearl es la mayor, inteligente, culta y sensata, pero con unos tremendos celos de su hermana pequeña May porque ella es más guapa y sus padres la quieren más. May es divertida, independiente y siempre quiere salirse con la suya. Poco a poco los personajes irán evolucionando, especialmente Pearl, quien nos cuenta la historia en primera persona. Lo bueno es que esto sucede con todos los personajes, no son estáticos, si no que van evolucionando, e incluso algunos que nos caían mal al principio acabamos comprendiéndoles poco a poco. Porque si hay una constante en este libro son los secretos, secretos que todos guardan para protegerse o proteger a los demás y que poco a poco se irán desvelando. Lisa See nos describe con mucho realismo los distintos escenarios, nos traslada a las calles de Shanghai, nos descubre los olores y colores del Chinatown de Los Ángeles y nos hace sentir como si estuviésemos allí.
Como todo, el libro tiene sus pegas, y es que cubre un periodo que comprende desde 1937 hasta 1957, muchos años para tan pocas páginas, así que hacia el final del libro la acción se precipita y pasan varios años quizá demasiado deprisa. Pero la gran pega es que el libro tiene un final abrupto porque hay una segunda parte, algo que no sabía cuando cogí el libro, la segunda parte se titula Dreams of Joy que creo aún no ha salido en español, así que toca esperar. Aún así, os animo a que leáis Dos chicas de Shanghai y que conozcáis a Pearl y a May.