Una categoría -en principio atribuida al crítico Simon Reynolds- que intentaba agrupar a esa camada de grupos que utilizaban instrumentación de rock en otros lenguajes, desmarcándoe de todo cánon clásico.
Hablamos de Seefel, Laika, Tortoise, Pram, Moonshake y Bark Psychosis, entre otros.
Algunos de ellos fueron fichados por el pequeño sello Too Pure, propiedad de Richard Roberts y Paul Cox y célebre por tener entre sus protegidos a los Stereolab y la primera P.J. Harvey. Hoy en Ultravivido reescuchamos dos discos editados por la escudería a comienzos de aquella década.
Capitaneados por el guitarrista y cantante David Callahan, Moonshake tomó su nombre -como los lectores melómanos ya habrán adivinado- de un tema los alemanes CAN. Tal vez ahí tengamos una pista de las influencias krautrockianas de los británicos. Pero hay más en su fórmula.
Luego de dos eps, el grupo llegó a su primer larga duración, "Eva Luna". Un psicodélico batido de bajos ondulantes, climas noctámbulos e incómodos bordes filosos en los alaridos de Callahan, que alternan con los susurros perturbadores de su coequiper por entonces (y luego miembro de Laika) Margaret Fiedler.
Vistos a la distancia, podríamos entender a los Moonshake como el típico exponente de grupo de rock pos- moderno. Con más preguntas que respuestas; con mas atisbos que aseveraciones. Fiel al espíritu de "caída de grandes discursos" que el rock experimentó -en sus bordes más interesantes- a comienzos de los 90.
Nuestros momentos favoritos están en la segunda mitad, cuando el grupo parece reposar entre "Bleach And Salt Water", "Blister" y la fantástica "Little Thing", de enormes climas y trance.
Luego de este álbum la formación original se rompería, aunque Callahan seguiría adelante con el proyecto Moonshake.
Oriundos de Birmingham, los Pram captaron rápidamente la atención de Too Pure, donde editaron álbumes y eps entre 1993 y 1995.
Su primer larga duración combina el registro infantil de la vocalista Rosie Cuckston con los ruidos y sampleos de Max Simpson. Se le suman picos de saxos y trompetas montados sobre ritmos sinuosos, esquivos y la casi total ausencia - a medida que el disco avanza- de una instrumentación "de rock".
Disco de climas, "The stars are..." nos invita a escuchar a los Pram jugando a hacer música (como en la colgadísima "Milky" o la muy Yoko Ono "Loredo Venus") siempre abiertos a lo incierto.
Luego fichados por el sello Domino, Pram siguió editando discos hasta 2007.