Son dos hijos de inmigrantes españoles que llegaron a un país que no era el suyo, en busca de un futuro mejor. Y “bien sûr” que lo encontraron. Hoy, dirigen la ciudad de París y el Gobierno de Francia. Se trata de Anne Hidalgo, nueva alcaldesa de París, y de Manuel Valls, primer ministro de Francia. Ambos hablan perfectamente español (Valls también habla catalán) y no reniegan de sus orígenes sino que los reivindican como un activo. Ambos militan en el Partido Socialista, bastión de la resistencia de una formación en horas bajas, y capitaneado desde el Gobierno por un impopular François Hollande. La nueva alcaldesa de París y el primer ministro galo son hijos de españoles y nacieron en España. La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, se “enorgullece” como “mujer y española” de que la socialista Anne Hidalgo, de origen español, haya alcanzado la Alcaldía de París en los comicios celebrados el pasado domingo en Francia. Botella explica que la conoció hace un año y que le “gusta” que la Alcaldía de París esté capitaneada por esta española. “Una española que llegó, como inmigrante de Chiclana, a París. Lo mismo que celebra que el nuevo primer ministro de Francia, Manuel Valls, sea de origen hispano. “Antes, como ahora, hubo muchos españoles que tuvieron que irse de España”. Botella se calla las razones por las que tantos españoles tuvieron que desplazarse a Francia durante y después de la guerra civil. Pero todo el mundo lo sabe.
En 1939, el abuelode Anne Hidalgo, socialista y republicano español, tuvo que huir durante la Guerra Civil. Luego volvió a España pero, en el regreso, su esposa murió y a él le condenaron a cadena perpetua. El padre de Hidalgo, electricista, se tuvo que criar con sus abuelos. Al año siguiente de haber nacido, Anne huye con sus padres y cuatro hermanos, emigrando esta vez por problemas económicos. Abandona España cuando sólo tenía dos años. Se cría en Lyon y obtiene, a los 14 años,la nacionalidad francesa. Con su padre en la cárcel, Anne, aquella “hija de rojos”, llega a la escuela francesa, pública y laica, según reconoce. Allí, presume de identidad andaluza en cuanto puede. A los 15 años se hace feminista, tras leer a Simone de Beauvoir y Anäis Nin. Una advertencia de la maestra al resto de niños y niñas la pone en alerta: “No permitáis que las españolas sean las primeras de la clase”. Con 24 años, ya como abogada laboralista en Lyon, llega a París, la ciudad de sus sueños, en donde se doctora en Derecho y entra a formar parte del socialismo francés, al tiempo que es inspectora de Trabajo. Allí ocupa distintos puestos en la política y, en 1997, entra a formar parte del equipo de Martine Aubry, ministra de Empleo y Solidaridad del Gobierno socialista de Lionel Jospin (1997-2002). Luego, es nombrada teniente de alcalde del Ayuntamiento parisino y, en el 2010, es condecorada por el rey Juan Carlos con la Real Ordende Isabel la Católica. Consu familia siempre habla en español, pero con su hermana, que ahora vive en Estados Unidos, se comunicaba en francés. La Anne francesa es, en realidad, la Ana hispánica, aunque, como ella misma reconoce, nunca escogió “afrancesar” su nombre. “Lo hicieron en la escuela. Fuera de casa, me llamaban Anne, sin consultarme. Y, en casa, los amigos y compañeros, me conocían como Ana”. Cuando Nathalie Kosciusko-Morize, la candidata conservadora a la alcaldía de París, la quiso atacar en la campaña electoral, tachándola de aburrida, Anne respondió tajante, tirando de identidad: “Soy andaluza y los andaluces no somos aburridos. Los que me ven así (aburrida) no me conocen”. Desde París, Anne Hidalgo sigue liada con su pueblo de San Fernando, donde sus padres, ya ancianos, forman parte de la honorable lista de históricos militantes de la agrupación local del PSOE que perdieron su juventud luchando por la libertad. Ellos jamás pudieron pensar que Anne, una de sus hijas, “hija de rojos”, lograría ser alcaldesa de París y burlarse de quienes desearon cortarle las alas a la igualdad de oportunidades y a la libertad.
El padre del nuevo primer ministro francés, el pintor Xavier Valls, emigró a Francia a finales de los 40 y falleció en 2006. Fue un artista que exploró el cubismo y la abstracción en centenares de retratos, paisajes y naturalezas muertas, algunos de las cuales se expusieron recientemente en el Espai Volart de la Fundació Vila Casas de Barcelona. Además, un primo del padre del nuevo primer ministro, Manuel Valls i Gorina, compuso la música del himno del FC Barcelona, del que es un gran forofo, aunque tiene el corazón algo dividido, porque es aficionado también del Paris Saint Germain (PSG). Su padre, Xavier Valls, y su madre, Luisangela Galfetti, procedente de la zona Suiza en la que se habla el italiano, quisieron que su hijo naciera en España cuando estaban de vacaciones en Cataluña. Tuvo la nacionalidad española hasta la adolescencia, cuando se decantó por la francesa. Manuel Valls se sumergió en un mundo donde la cultura y la política estuvieron entrelazadas. A los 17 años se afilió al Partido Socialista, aunque no obtuvo la nacionalidad francesa hasta los 20 años, lo que le impidió votar en 1981 por François Mitterrand, primer presidente socialista. Entre otros cargos, fue el responsable de prensa del gabinete de Lionel Jospin, alcalde de Évery y candidato a las primarias socialistas que François Hollande ganó. Fue ministro del Interior cuando llegó al Elíseo y hoy, ese personaje de alma culé y capaz de hablar con fluidez castellano, catalán, francés e italiano, con su nombramiento como primer ministro, se convierte en el segundo 'español' en protagonizar los movimientos de la alta política francesa. A finales de 2012, visitaba, como ministro del Interior, La Colonia Españolay la Casa de Madrid en Beziers. Y, en febrero de 2013, inauguraba, en el Museo Montparnasse de París, una muestra del pintor y exiliado español, Eduardo Pisano.Se le considera un “social liberal”, ha renegado de la denominación “socialista” y mantiene una de las posiciones más duras sobre inmigración dentro del progresismo francés, algo que le ha granjeado fama sarkozysta de izquierdas.
Nacionalizado francés al cumplir la mayoría de edad, Manuel Valls sueña con refundar el PS, echando a los viejos líderes. Defiende que el socialismo no está reñido con la austeridadpresupuestaria ni con conceptos como el laicismo militante, la seguridad en las calleso el respeto a los maestros, tradicionalmente abonados al discurso conservador. Sus enemigos suelen decirle que está a la derecha de la izquierda o que, de joven, se equivocó de partido. Alcalde de Évry con un 70% de votos y diputado de Essonne, con un 60%, casado dos veces y padre de tres hijos que sólo juran por el Barça, Valls encarna a su manera el modelo de Tony Blair adaptado al Hexágono y representa un soplo de aire fresco en el carpetovetónico entramado de líderes progresistas, nostálgicos de la era Mitterrand. Valls mantiene, desde hace años, una buena relación con el líder del PSC, Pere Navarro, y los que le conocen en la calle Nicaragua –sede de los socialistas catalanes– le definen como un hombre serio, perfeccionista, muy correcto en el trato y con una gran vocación de Estado. Se declara, además, amigo del ministro del Interior de España, Jorge Fernández Díaz, con el que ha hecho frente común contra el terrorismo a ambos lados de la frontera, y, desde hace años, tiene relación con el expresidente de la Generalitat de Cataluña y fundador de Convergència, Jordi Pujol. Pese a sus vínculos con Cataluña, en donde suele pasar los veranos, el político francés siempre ha evitado posicionarse sobre el debate en torno a la consulta de autodeterminación en Cataluña y en alguna ocasión ha opinado que la “diversidad de España debería ser su fuerza y no un problema”.
“Si hacemos el juego a la extrema derecha –reconocía el 25 de octubre Anne Hidalgo en El País–, Europa será un infierno”. En 2001, entró en la política municipal de la mano de Bertrand Delanoë. Ganó las primarias del distrito 15, donde vivía. Delanoë la nombró teniente de alcalde, y, desde entonces vive la pasión de París, que siempre fue un mito para ella. “No llegué aquí para ser alcaldesa –reconoce–, pero la ilusión se completa ahora… Cuando ganó Hollande, en mayo de 2012, me propusieron formar parte del Gobierno, pero dije que no porque quería dar la batalla de las municipales. Como mujer de izquierdas, sé bien que los impuestos sirven para ofrecer mejores servicios, y que algunos ciudadanos de más edad van a tener que pagar más que antes. Pero, no podemos hacer como si no hubiera crisis, y con nuestro presupuesto miraremos por la gente más humilde dando ayudas para la vivienda y el transporte. La impopularidad del Gobierno es un hecho, aunque confío en que los parisienses sabrán distinguir que nos jugamos el futuro de la ciudad y apreciar que la gestión municipal de estos años ha sido transparente, democrática y moderna, mucho mejor que la que hizo la derecha antes que nosotros”. Dice que la solución es muy clara: los valores antes que nada. Que la extrema derecha es veneno para la República, una propuesta falsa que no soluciona nada. Que el populismo se alimenta del miedo y de la crisis, para culpar al extranjero de todos los males. Que la hija de Le Pen intenta que la llamen Marine en vez de Le Pen, para hacer olvidar a su padre, un extremista, como ella… Recuerda que, en los sesenta, se hablaba muy mal de los españoles, de los portugueses y de los italianos. Pero que había trabajo porque las empresas necesitaban mano de obra. “Con la crisis de 1973, las cosas se pusieron peor. También hubo racismo contra los españoles, los polacos y los italianos en los años veinte, pero la sociedad logró superar esos recelos con la escuela republicana. La educación redujo la crispación, y aunque mis padres oyeron en la escuela palabras racistas, hubo otros que nos ayudaron. Creo que eso falta ahora, entre otras cosas porque la derecha aprovechó la crisis para reducir los presupuestos de educación. Tenemos que reconstruir la convivencia”. Su abuelo cruzó los Pirineos con los últimos refugiados de Cataluña y estuvo en una cárcel francesa. Luego quiso volver a España. Lo encarcelaron y lo condenaron, aunque no lo mataron. “Mi padre dejó los astilleros de Cádiz para venir otra vez, pensando en sus hijas. Creía en la idea de los republicanos españoles, que la emancipación pasa por la educación. Entonces Francia era próspera, pero fue un salto en el vacío, y trabajó muchísimo, con voluntad de integrarse”
Manuel Valls, ex ministro del Interior y hoy primer ministro, tuvo siempre buena sintonía con su homólogo español, Jorge Fernández Díaz, con el que trató asuntos como el terrorismo (islamista y de ETA) o la inmigración. Previsiblemente, dichos lazos intergubernamentales se acentúen desde su nuevo puesto. Sin embargo, en España, sus políticas fueron más conocidas por las polémicas decisiones de repatriación de rumanos. En concreto, se recuerda el caso de Leonarda Dibrani, una alumna gitana de 15 años que fue detenida en el autobús escolar durante una excursión para ser expulsada a Kosovo. Este incidente fue criticado con dureza, incluso Hollande, la primera dama francesa, tuvo que llamar al orden a sus ministros y Valls tuvo que asumir su “torpeza” ante Ayrault, el anterior primer ministro, por llegar a decir que los rumanos deben irse de Francia e integrarse en sus países, si bien insistió en que la deportación de Dibrani–a la cual, finalmente, se le concedió el derecho a regresar, pero sin su familia– no le iba a hacer “cambiar de rumbo”. Otra de las dudas estriba en si el presidente estará dando alas a un potencial rival que ya intentó en una ocasión llegar al Elíseo y que, con los resultados de los sondeos sobre la mesa, podría estar mejor situado que él para encabezar a los socialistas en las presidenciales de 2017. Algunas de las diversas ideas “iconoclastas” del polémico catalán/francés en el interior del Partido Socialista, recopiladas por el diario Le Monde en su versión digital, son: El pacto de la izquierda con el mundo económico, de posiciones “pragmáticas”. En el año 2011/12, y ante las elecciones primarias, su programa fue conocido como el de un “joven lobo”. Valls llegó a decir: “Que los impuestos no van a aumentar es mentir a los franceses”. O: “Yo estoy convencido que la izquierda debe hacer un pacto con el mundo económico y con el mundo de la empresa”. Propuso, además, “aumentar dos o tres horas más de trabajo y con igual salario”. En sus dos años de ministro de Interior, su obsesión por la seguridad le llevó a “dar más autonomía a la policía”. En cuanto a los extranjeros e inmigrantes, en un “discurso iconoclasta” manifestó: “Los extranjeros, también con familia, también con niños escolarizados, desde el momento en que no tienen el derecho de residencia, deben abandonar el territorio. No hay dos políticas posibles. La que nosotros defendemos, respetuosa con las derechos humanos, es una política de izquierdas”.
Y mientras exportamos españoles que llegan a la alcaldía parisina y al gobierno galo, importamos dictadores que acuden a actos importantes como el registrado esta semana. Me refiero, por supuesto, aldictador de Guinea Ecuatorial Teodoro Obiang que ha sido el único de los jefes de Estado invitados que ha acudido al funeral por Adolfo Suárez, oficiado en la catedral de La Almudena de Madrid por el cardenal arzobispo Antonio María Rouco Varela. Obiang no visitaba España desde el 2006. En los edificios de enfrente de la catedral se podía ver una pancarta que reprobaba la visita del presidente ecuatoguineano. “Obiang vergüenza”, rezaba un cartel. Invitado por el Rey, Obiang sigue siendo motivo de polémica. Él mismo defendía el martes que su país es “la embajadora en África” de la lengua española tras recordar que se trata del “único” en el continente que tiene el castellano como “lengua oficial” y agradecía al Rey por haber “influido” para poder participar en un acto cultural en el Instituto Cervantes de Bruselas sobre el idioma español a pesar de las críticas que ha suscitado su presencia. Obiang admitió “sorpresa” por “la actitud de algunos nostálgicos que rechazan este encuentro por razones que nada tienen que ver con el desarrollo de la lengua del español” y defendió sentirse “muy orgulloso” de participar “por primera vez” en un acto en un Instituto Cervantes.
Oficialmente, nadie vio el apretón de manos entre Rajoy y el Rey a Teodoro Obiang en el funeral de Adolfo Suárez. Un apretón a escondidas para evitar los focos de los periodistas acreditados, pero haberlo, lo hubo. El Gobierno alega que vetar la asistencia del dictador de Guinea Ecuatorial habría sido una afrenta. “El Gobierno y la Casa Real –advierte ElPlural.com– se encargaron de que el saludo se produjera a escondidas de los focos de los periodistas en un lugar apartado en la Catedral de la Almudena de Madrid. A la vista de todos, el abrazo del Rey y el presidente del Gobierno al hijo mayor de Suárez, Adolfo Suárez Illana, a la puerta de la catedral. A continuación puede verse la entrada del Rey y Rajoy, que se reunieron con otras autoridades presentes en la Catedraly la familia del expresidente fallecido. Sin embargo, antes habían saludado a los representantes extranjeros que acudieron a la ceremonia religiosa, entre ellos Obiang. Aunque lo hicieron a escondidas, según informa El País, para evitar la imagen con el dictador, sí hubo fotos,pero no se hicieron públicas. El Gobierno justificó la presencia del dictador en el funeral de Suárez porque ‘se invitó a todas las embajadas de todos los países con los que hay relaciones y Guinea está entre ellos’. Vetar la asistencia de Obiang habría sido una afrenta”. La relación de Obiang con Suárez no fue dulce, ya que el dictador rechazó, en 1992, recibir al expresidente, que fue enviado como mediador para buscar una transición a la democracia en Guinea Ecuatorial. Entre los representantes extranjeros presentes en la ceremonia se encontraban el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso; el viceprimer ministro de Reino Unido, Nick Clegg; el primer ministro de Marruecos, Abdelilah Benkirán; el presidente del Senado de la República Francesa, Jean-Pierre Bel; el viceprimer ministro de Portugal, Paulo Portas; el ministro de Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn, y el viceprimer ministro de Bulgaria, Tsvetan Tsvetanov; y el secretario de Estado de la Armada, Ray Mabus, y el senador Robert Graham.
“Un funeralmuy negro”, titula David Torres en Público.es, que hace alusión al funeral del expresidente Alfredo Suárez. “El acto, además de solemne, fue edificante y bastante ilustrativo acerca de cómo marchan los tiempos: hacia atrás, de culo y cuesta arriba. El siglo XX, olvidado y amnésico, fue enterrado con todos los honores en una ceremonia católica ante la presencia ceñuda de la Prehistoria. Parasacar a Rouco de su retiro espiritual hacía falta una figura con tirón, un líder con gancho, y nadie mejor que un tirano ejemplar, genocida y violador en serie de niñas y mujeres: el dictador perpetuo de Guinea Ecuatorial. Ver juntos a Obiang y a Rouco, el carnicero al lado del cardenal, era enternecedor, como recordar los anuncios de cacao con leche de nuestra infancia. No en vano, la familia Obiang es como un compendio en carne y hueso de la triste labor de colonización española y de la reciente historia de nuestra democracia. Creo que no hay un solo prócer que no le haya dado la mano y se haya hecho fotos junto a él sonriendo, desde Fraga a Mariano pasando por Aznar y Zapatero. Que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. Y si lo sabe, no se acuerda. A Obiang no le ha hecho falta saltar la valla de Melilla ni cruzar a nado la playa del Tarajal porque él no es un don nadie sino un déspota certificado que cuenta, fuera de su país, con un montón de amigos poderosos a sueldo y de periodistas de alquiler que le van corrigiendo los antecedentes penales. No es un violento de ésos que rompen escaparates de entidades bancarias o queman contenedores, no: lo suyo es más de matar por contingentes, de encarcelar por capricho y de apalear por sectores de población. Alta política, se llama. Obiang no ha venido aquí como otros negros, a vender La Farola ni a pedir en las esquinas, sino a representar a su país en un funeral de estado, aunque lo que va quedando de su país (aparte de las toneladas de petróleo y de madera que se lleva en los bolsillos, y dejando a un lado masacres, estupros y saqueos) es más bien poco. Pero África tiene mucho que enseñar a Europa y, aprovechando el viaje de tan ilustre mandatario, el Instituto Cervantes y la UNEDhan invitado a don Teodoro a impartir unas cuantas conferencias en Bruselas, para que los líderes europeos vayan aprendiendo cómo arrasar el continente hasta las raíces. Dos organismos dependientes del ministerio de Cultura que, tras el paso de Obiang, deberían rebautizarse como Instituto Torquemada y Universidad Nacional de Fumigación a Distancia. Por la mañana, los dos Ignacios, Wert y González, y el presidente Mariano inauguraron el Museo como si acabaran de refundar el Corral de la Pacheca. Con ellos la arqueología tiene el futuro asegurado”.
Y, como cada lunes:
Erlich presenta su humor habitual:
Kap y Fontdevila nos recuerdasel último plante deEsperanza Aguirre:
Terminamos con cuatro vídeos. Los dos primeros, sobre los dos españoles más conocidos por Francia. Anne Hidalgo y Emmanuel Valls. La primera, en octubre del 2008, siedo teniente de alcalde de París.
El segundo, como ministro del Interior francés,de mayo de 2012 a marzo de 2014.
El tercero sobre la multa y “huida” de Aguirre.
En el último, Andreu, Berto y Jorge comentan el lapsus del Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que se equivocó, a finales del mes, del año en que estamos y, además habló de "tratraa...do" en la misma alocución.