La historia, que podría ser incluso vulgar, pretende resumir la vida de un matrimonio desavenido y hastiado, Mark y Joanna Wallace, que escudriñan su presente intentando aferrarse a un motivo para continuar su relación. El guión corre a cargo de Frederic Raphael, autor de 'Eyes Wide Shut', que en esta ocasión supo exprimir todo el jugo a su talento para elaborar una comedia que le llevaría a estar nominado a los Oscar, en la categoría de Mejor Guión Adaptado. Asimismo, el estupendo montaje, catalogado en la época como experimental, propone una yuxtaposición de escenas en las que descubrimos el pasado de este matrimonio utilizando como vínculo para los continuos flashback los vehículos con los que la pareja viajó desde que se conocieron. Nada sabemos de su hogar, ni siquiera conoceremos el rostro de su hija porque todo lo importante de su historia se extrae de la complicidad que existe entre ambos. Así, un objeto tan cotidiano como su coche, acaba siendo reflejo de una época, de su posición social y, sobre todo, de su relación, al que vemos transitar desde la inocente felicidad de dos veinteañeros sin un duro que se desplazan en la parte trasera de una furgoneta, hasta los problemas de un matrimonio asentado, que rodando con su elegante MG, se pregunta en qué momento su amor comenzó a deteriorarse.
Con este argumento, algún lector podría recordar la película 'Revolutionary Road' (2008) que volvió a unir a Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, esta vez interpretando a un joven matrimonio que ha perdido la espontaneidad encorsteado en la moralidad norteamericana. Pero la decadencia conyugal es tratada en esta producción con tintes melodramáticos que se alejan en mucho de la excelencia de 'Dos en la carretera'. Para los espectadores más dados a la comedia, la línea argumental podría relacionarse con el metraje '500 días juntos', que propone extrujar la vis humorística de una relación a la que el inevitable paso del tiempo llena de contradicciones y asperezas. Sin embargo, la comparativa hace caer estas cintas a un nivel de pretensiones que sólo alcanzan la pazguatería.Mark: ¿Qué clase de personas pueden sentarse en
un restaurante y no decir palabra?
Joanna: Los matrimonios.
[fragmento del guión]
En cuanto a la dirección, firmada por Sanley Donen, sólo pronunciar su nombre ya es una garantía de éxito. Ya había trabajado junto a Audrey Hepburn en otras estupendas producciones como 'Una cara con ángel' -en la que pudo dirigir a su ídolo adolescente, el bailarín Fred Astaire- o 'Charada'. Pero en esta ocasión, da una vuelta de tuerca. Y es que pocos saben tratar la comedia con la ternura y la eficacia de este realizador. Si en 1952 conquistó un lugar propio en la historia del séptimo arte dirigiendo junto a Gene Kelly el mítico musical 'Cantando bajo la lluvia' en, 'Two on the road' no sólo sabe sacar lo mejor de sí mismo, sino también la inmejorable versión de sus actores. Porque, parte de la magia y de la complicidad que se respira entre Finney y Hepburn quizás resida en un hecho real: la relación que ambos intérpretes mantenían fuera de la pantalla.He aquí la anécdota digna del papel couché. Albert Finney, siete años más joven que Audrey, cayó rendido ante la seducción innata de una Hepburn tristemente convencida de que su matrimonio con Mel Ferrer ya no podía salvarse. Realidad y ficción se confunden hasta que el protagonista de 'Guerra y Paz', cegado por los celos -y a pesar de que él se había estrenado mucho antes en eso del adulterio- decide amenazar a su esposa truncando todo aquella felicidad. El ultimátum consistió en dar por finiquitado su affaire con Finney so pena de retirarle la custodia de su hijo Sean. Ante este cruel panorama Audrey Hepburn decidió romper la relación que le había hecho recobrar la vitalidad y el optimismo perdidos, para no alejarse de su hijo. En esta ocasión, ni el happy end hollywoodiense ni el amor triunfaron, porque Audrey fue ante todo, una mujer generosa, entendiendo la palabra como es: sin límites en la capacidad de entrega.
Pero al margen de lo anecdótico y de la tristeza oculta entre bambalinas, 'Dos en la carretera' es un asegurado viaje por el buen cine y una fuente inagotable de empatía y admiración. No es de extrañar que, engatusados por la calidad de esta historia, uno de los matrimonios más longevos de nuestro país, Víctor Manuel y Ana Belén, eligiesen este nombre para titular una de sus giras conjuntas. Y es que, por ley, debería obligarse a cualquier pareja en trámites de separación a consumir esta comedia romántica, que no es más que el reflejo parodiado de lo que, en demasiadas veces nos convertimos atrapados en la gigantesca sombra de lo que fuimos. Y sin haberlo pensado... ahí dejo el pareado.
[Tráiler original de 'Dos en la carretera']