Este 2011 se cumplen 85 años del inicio de las hostilidades entre el gobierno de Plutarco Elías Calles y la población de fieles mexicanos, en especial campesinos, que conocemos como la Guerra Cristera o la Cristiada. El 31 de julio de 1926, la Iglesia católica cerró los templos, como represalia ante la “ley Calles”, que convertía a los sacerdotes en delincuentes y a los católicos en una especie de lepra que había que extirpar a toda costa del suelo nacional.
Quizá como remembranza de una guerra que dejó más de doscientas mil bajas entre pueblo y ejército, este año salen a la luz sendos filmes sobre la Cristiada. Uno dirigido por Dean Wright, Cristiada, con un elenco multiestelar (Andy García, Eva Longoria) y el segundo que se llamará Los últimos cristeros y que está dirigido por el hijo de Jean Meyer, Matías.
Justamente, Rescoldo revive acontecimientos de 1934-1935, lo que se conoce como “la segunda”. Y narra las peripecias de un grupo de cristeros que viven a salto de mata, perseguidos por el ejército y desconocidos por los que “traicionaron” el sentido de la lucha pactando con el gobierno. Solamente agarrados a la fe en Cristo Rey y a la Virgen de Guadalupe. Evidentemente, la mayor parte de los cristeros de “la segunda”, acabaron de forma trágica, como el padre de Antonio Estrada.
Jean Meyer nos ha hecho fijar en la memoria esta epopeya popular. Ahora es su hijo el que busca el recuerdo de los últimos sobrevivientes de esta guerra. Y, por el otro lado, la película de Wright, con reparto de Hollywood, lanzará a los cines de todo el mundo la señal de que hubo una vez un pueblo que vio a su padre borracho golpear a su madre, y se enojó. Un pueblo que se levantó en armas no para imponer otro orden, sino para volver a la fe de sus abuelos.