Dos Hermanos, de Daniel Burman
Dos Hermanos, es un exquisito filme argentino de inteligentes diálogos dirigido por Daniel Burman y basado en la novela “Villa Laura” escrita por Diego Dubcovsky en cual dos hermanos sesentones se enfrentan a la incertidumbre de un futuro como jubilados y la melancolía de un pasado glorioso, que en realidad no lo fue, aunque si les dejó mucha nostalgia.
Susana (Graciela Borges) es una mujer elegante, como salida de una película de Hollywood de los 60 quien es agente de bienes raíces (o de la muy dolarizada industria de “real estate” como se dice en la película misma) es también la más joven de los dos. Susana pertenece a la típica clase media bonaerense, con aspiraciones de escalar mayores posiciones sociales, con la particularidad de que a su edad y con las existentes condiciones socioeconómicas, esas aspiraciones jamás serían alcanzadas. Ello no obsta para que habitualmente se comporte y actúe con una socialité en cualquier oportunidad que se presente.
En tanto su hermano, Marcos (Antonio Gasalla), un orfebre venido a menos y de una finísima sensibilidad, ha pasado la vida entera al lado de su madre Neneca y soportado la neurótica y avasallante personalidad de la hermana quien siempre se ha creído el centro de atracción en todo evento social y familiar utilizando la crítica destructiva hacia su hermano y demás familiares como arma favorita.
El resultado es el previsible, el choque constante de dos personalidades opuestas y cotradictorias, que a tiempo se odian, que a tiempos se adoran. Tras la muerte de Neneca, Susana se las ingenia para vender la casa de la madre y enviar al Marcos a un balneario en el Uruguay, “Villa Laura” y a pesar de la distancia Susana seguirá haciéndole la vida imposible a su hermano
La película es una delicia porque muestra la vida de dos sesentones la clase media, viviendo en el Bueno Aires actual, en la que aparentemente no se usan todavía teléfonos inteligentes. Un drama, con geniales matices de comedia, mostrando las relaciones entre ambos hermanos entretejiendo su vida actual con una evocación constante a un pasado que los dejó a los dos viejos, solteros y solitarios, para al final redescubir, tal como cuando eran chicos, que solamente se tienen el uno al otro. Lo mejor del fin ha sido las actuaciones de Borges y Gasalla, y el genial guion escrito o adaptado por Daniel Burman, Sergio Dubcovsky. Sin desperdicio.